Viejos Estadios

Las Pistas de Ciclismo Porteñas

Una travesía de 120 años por las históricas pistas de ciclismo de la Reina del Plata.

El Ciclismo —junto con la Pelota— fue una de las primeras manifestaciones deportivas profesionales en la Argentina. Las carreras de bicicletas ya eran moneda corriente a fines del siglo XIX.

Una de las primeras pistas de bicicletas de la Ciudad de Buenos Aires fue la del recreo Belvedere, ubicado en la barranca del Río de la Plata en la Recoleta. El circuito tenía una longitud de 242 metros.

Entre 1900 y 1910 las instalaciones del Belvedere fueron alquiladas por el Club Ciclista Italiano, que cambió su nombre a Club Italiano cuando se mudó a la Av. Rivadavia en Caballito.

El Belvedere pertenecía a Carlos Dose, quien habitaba en un palacete sobre la Av. Alvear. En 1908 la Municipalidad le compró la mitad norte del terreno del Belvedere y lo anexó a la lindera plaza Intendente Alvear.

La siguiente secuencia de fotos animadas muestra la evolución de la residencia de Carlos Dose, ubicada en la esquina de Ayacucho y la Av. Alvear.

Otro importante recinto ciclístico de fines del siglo XIX fue el velódromo de Palermo, ubicado detrás del mítico café de Hansen en la intersección de la Av. Sarmiento y la actual Av. Figueroa Alcorta.

El velódromo Palermo contaba con tribunas y palcos para el público. Por la noche el local se transformaba en un animado recinto bailable, en el que se cuenta que el tango dio algunos de sus primeros pasos en la Ciudad.

La pista del velódromo Palermo reunía características técnicas de avanzada, era de cemento, tenía curvas peraltadas y una longitud de 333,33 m.

En el velódromo Palermo no sólo se corrían carreras de bicicletas, sino que además se organizaban espectáculos acrobáticos que incluso asombrarían a los actuales cultores del freestyle BMX.

En los albores del siglo XX se dio gran impulso al ciclismo. El Parque Chacabuco original de 1903 contaba con una pista ciclística. Entre 1909 y 1918, el club Atlanta tuvo su campo de juego en este parque.

La Sociedad Sportiva Argentina también organizaba pruebas ciclísticas en su pista de 1.200 m. de longitud de la Av. Vertiz (hoy Av. Del Libertador), frente al Hipódromo de Palermo.

A fines de la 1ª década de 1900, las autoridades desalentaron el ciclismo profesional para combatir las apuestas. Se desmontó el velódromo de Palermo y originó allí el KDT, que fomentaba actividades deportivas de carácter amateur.

En 1924 el club Huracán construyó un velódromo de 400 m. de longitud en su estadio de la Av. Amancio Alcorta y Luna, en el barrio de Parque de los Patricios.

A mediados de los años ’30, Huracán modificó su velódromo para adaptar la pista a las carreras de motocicletas (speedway), que reunían verdaderas multitudes.

A fines de la década de 1920, se corrieron carreras incluso en la cancha de River Plate en Alvear y Tagle, y hasta en el flamante estadio de cemento de Independiente en Avellaneda.

Festival ciclístico en la cancha de Independiente en Avellaneda (circa 1945).
Festival ciclístico en la cancha de Independiente en Avellaneda (circa 1945).
En los años ‘20 surgió en la Av. Las Heras, entre Lafinur y Malabia frente al Jardín Botánico, una pista de ciclismo en la que se disputaban carreras profesionales. Fue el Velódromo Argentina.

El recinto luego se convirtió en el Parque Romano, un estadio de boxeo al aire libre. En los años ‘60 Boca Juniors regenteó este espacio durante un breve lapso de tiempo.

La consolidación de un gran escenario porteño para la actividad ciclística profesional siempre encontró escollos en la Ciudad. En 1932 se anunciaba la instalación de una novedosa pista de madera en el estadio Luna Park.

La pista del Luna Park finalmente se inauguró en 1936. Durante casi 50 años, los “Seis Días en Bicicleta” constituyeron un clásico del calendario ciclístico porteño.

Durante los primeros 40 años del siglo XX, el desarrollo de las pistas de ciclismo en la Ciudad de Buenos Aires sufrió todo tipo de avatares. Se contaban muchas más pistas desaparecidas que en actividad.

A fines de la década de 1930, la pista más importante de Buenos Aires era la que tenía el club Sportivo Palermo en su campo de juego de Canning (hoy Salguero) y el Río de la Plata.

Apenas comenzada la década de 1940, el club Platense instaló un velódromo en su campo de juego de Manuela Pedraza y Cramer. Durante años fue el único en la Ciudad de Buenos Aires.

Cuando Platense reformó su estadio en 1965, giró 90º la orientación de los arcos y la cancha de fútbol ocupó parte del espacio del velódromo.

En 1944, el club Nueva Chicago también inauguró un importante velódromo en su 4ª cancha en Mataderos. Tenía grandes curvas peraltadas y una longitud de 370 metros.

Desde 1924, la Asociación Deportiva de Comercio e Industria (ADCI) tenía su sede en los bosques de Palermo (frente al estadio de Maldonado de GEBA). Era un club de clase media que fomentaba el desarrollo de variadas disciplinas deportivas.

En 1950 la Municipalidad revocó la concesión de la ADCI y, en ese solar, construyó un amplio velódromo para 15.000 espectadores que inauguró en los Juegos Panamericanos de 1951.

El Velódromo Municipal fue la principal pista ciclística de la Ciudad durante los siguientes 30 años. En 1979 fue sede del campeonato mundial juvenil en el que descolló Greg LeMond, quien llegaría a ganar 3 Tours de France.

Las instalaciones del Velódromo Municipal cayeron en desuso y, debido a severas deficiencias estructurales, las tribunas fueron demolidas. Recientemente se instalaron en el interior de la pista una cancha de hockey y un área para deportes sobre patines.

Durante los años ’50 y ’60, el KDT (Kilómetro, Distancia, Tiempo) se consolidó como circuito de carreras cortas en el mismo terreno que —a principios del siglo XX— había ocupado el primitivo velódromo de Palermo.

A fines de los años ’70, en el terreno del viejo circuito KDT se edificaron las instalaciones deportivas del actual Club de Amigos. El KDT se mudó entonces al terreno que en los años ’30 había ocupado la pista de Sportivo Palermo.

El modesto velódromo de este circuito KDT, es hoy el último eslabón de esta larga cadena de pistas históricas en las que durante 120 años se forjó el desarrollo del ciclismo en la Ciudad de Buenos Aires.