El Gasómetro (Av. La Plata 1700)
San Lorenzo de Almagro fue fundado el lunes 1º de abril de 1908 en el aula anexa del Oratorio de San Antonio, que estaba en calle México 4050 de la Capital Federal.Aula del oratorio de San Antonio en la que el 1º de abril de 1908 se realizó la primera Asamblea de San Lorenzo. |
El padre Lorenzo Mazza junto al primitivo equipo de San Lorenzo (circa 1910). |
Equipo de San Lorenzo que obtuvo al ascenso a 1ª división (circa 1914). |
Vista aérea poco tiempo antes del desmantelamiento del estadio (circa 1978). |
Primer partido (oficial): 7 de mayo de 1916. San Lorenzo 2 - Estudiantes LP 1
Anuncio del primer partido en la cancha de Av. La Plata. |
San Lorenzo 2 - 1 Estudiantes de La Plata (7 de mayo de 1916). |
A principios de la década de 1920 se comenzó a dar forma al incipiente estadio. Se construyó una tribuna lateral techada a dos aguas, ubicada cerca de la esquina de Av. La Plata y Las Casas.
Tribuna oficial (circa 1922). Los edificios del fondo están sobre Av. La Plata. |
Tribuna oficial (circa 1922). |
Jacobo Urso integró el equipo que inauguró el estadio en 1916. Fue el primer jugador de San Lorenzo citado a la Selección Argentina. El 30 de julio de 1922 enfrentó a Estudiantes de Buenos Aires en Palermo. A los diez minutos del segundo tiempo chocó contra dos jugadores rivales y se fracturó un par de costillas. Siguió jugando con el riñón perforado. Al cabo de una semana de agonía, falleció en el hospital Ramos Mejía el 6 de agosto. Tenía 23 años. Su féretro fue transportado por el estadio por los integrantes del equipo de San Lorenzo y del Teplitzer Fussball de Checoslovaquia, que estaba de gira. Unos pocos días antes le expresó al diario El Telégrafo: “No lo lamento por mí, sino por mi club que necesita de mis esfuerzos para escalar los puestos que faltan para colocar a San Lorenzo a la cabeza del campeonato, con las tribunas que hemos construido somos el mejor club de Buenos Aires”.
Las fotos que siguen corresponden al campeonato de 1922, que San Lorenzo disputó férreamente con Independiente (que obtuvo su primer título), River Plate y Platense.
La foto que sigue corresponde al partido con Independiente que se jugó el año siguiente, en octubre de 1923, y que resultó clave para que San Lorenzo ganará su primer campeonato. Se aprecia que a los costados de la tribuna oficial las gradas aún eran pequeñas.
San Lorenzo 2-1 Independiente (17 de septiembre de 1922). Este partido comenzó el 18 de julio y fue suspendido a los 30' por falta de garantías con el score 0-0. Continuó en la fecha indicada. |
San Lorenzo 0-1 Racing (22 de abril de 1923). Este partido, válido por el campeonato de 1992, fue suspendido a los 75' por incidentes y no continuó. |
San Lorenzo 1-0 Independiente (28 de octubre de 1923). Fuente Caras y Caretas. |
Tribuna oficial (28 de octubre de 1923). Ampliación de la foto anterior. |
En 1924 se ampliaron las tribunas a ambos lados de la tribuna oficial. En la siguiente foto aérea es posible divisar la tribuna techada en el centro del campo y sus dos grandes tribunas laterales.
Estadio de San Lorenzo de Almagro (circa 1925). Se aprecia la tribuna techada y sus dos laterales. |
Tribuna oficial (circa 1925) |
Tribuna popular construida a continuación de la tribuna techada (circa 1925) |
Equipo de tercera división de Platense, frente a la tribuna oficial (circa 1924). |
Tribuna oficial colmada (circa 1925). |
Vista exterior del estadio desde Av. La Plata (circa 1925). |
Cabecera sobre la calle Mármol, con una de las primeras publicidades (circa 1925) |
Vista exterior desde Av. La Plata (circa 1927). |
Cualquier lugar era bueno para ver los partidos (circa 1927). |
Tribuna oficial, final de Intermedia, Talleres 1 - San Telmo 0 (22 de noviembre de 1925). |
Equipo de GELP que perdió con CASLA 5-2 el 5 de febrero de 1928. Es una de las últimas fotos de la cancha de San Lorenzo antes de la construcción del Gasómetro. |
Proyecto de estadio de San Lorenzo (circa 1928). |
Tribuna cabecera de Av. La Plata en pleno montaje (circa 1929). |
Montaje del Gasómetro (circa 1929). |
Montaje del Gasómetro (circa 1929). |
Facsímil del diario la Libertad de Avellaneda (circa febrero de 1929). Imagen aportada por ArchivoHistóricoCAI (@ImagenesRojas). |
Vista exterior (circa 1930). Es fácil apreciar por qué se lo llamaba "el gasómetro". |
Vista exterior sobre Av. La Plata (circa 1930). |
Vista bajo tribuna (circa 1930). |
Estadio de San Lorenzo de Almagro (circa 1937). Nótese la tribuna techada en su ubicación original (que antes era el centro del campo y ahora es un extremo). |
Vista general (circa 1930). Nótese la vieja tribuna oficial techada ubicada en un extremo de la tribuna Las Casas. |
El primer partido de la Selección Argentina en el Gasómetro fue el 16 de junio de 1929, cuando derrotó 2 a 0 a Uruguay en un encuentro amistoso. El 28 de septiembre de 1929 volvió a enfrentar a Uruguay, pero esta vez por la Copa Lipton. Empataron en cero frente a una verdadera multitud y los charrúas se llevaron el trofeo pues la tradición indicaba que los visitantes lo ganaban en caso de igualdad.
Argentina 0-0 Uruguay (28 de septiembre de 1929). Copa Lipton. |
Argentina 0-0 Uruguay (28 de septiembre de 1929). Copa Lipton. |
Vista panorámica del estadio (17 de noviembre de 1929). Campeonato Sudamericano. Argentina 2 - Uruguay 0. |
Los capitanes de Argentina (Manuel Ferreira) y Uruguay (José Nasazzi) antes del partido final (17 de noviembre de 1929). Fuente: Caras y Caretas. |
Saludo conjunto de las selecciones de Argentina y Uruguay (17 de noviembre de 1929). |
Imagen colorizada del saludo conjunto de Argentina y Uruguay (17 de noviembre de 1929). |
Vista de la cabecera sobre la calle José Mármol (circa 1929). |
Copa Newton (25 de mayo de 1930). Argentina 1 - Uruguay 1. Uruguay obtuvo el trofeo por ser visitante. |
Último partido (amateur): 12 de abril de 1931. San Lorenzo 2 - River Plate 2.
Primer partido (profesional): 31 de mayo de 1931. San Lorenzo 4 - Tigre 2.
Pese a ser el mayor estadio de la época, con frecuencia congregaba concurrencias de tal magnitud que sobrepasaban su capacidad. En 1935 San Lorenzo anunció la compra de un terreno para erigir un estadio con capacidad para 150.000 espectadores. El predio, a 20 cuadras al oeste del Gasómetro, estaba delimitado por la Avda. Riestra y las calles Somellera, Camilo Torres y Charrúa. Finalmente la operación no se concretó y se abandonó el proyecto.
En 1936 se iluminó el estadio. La instalación tenía la particularidad que las columnas estaban ubicadas en los cuatro extremos dentro del campo de juego. De ellas pendían cables en los que se colocaron focos sobre el campo de juego. La elección de conos de luz verticales fue un acierto, pues permitió uniformar la distribución de la luz y eliminar las sombras laterales que perjudicaban la visión y el juego.
En 1939 se reemplazó la vieja tribuna techada y el estadio alcanzó su máxima capacidad, que rondó los 75.000 espectadores.
En aquellos tiempos también se lo denominó "el Wembley porteño", debido a cierta similitud entre sus grandes tribunas cabeceras.
Las siguientes fotos son "collages" de escenas tomadas en partido del Campeonato Evita de 1951, y que permiten apreciar en detalle las tribunas populares del Gasómetro en esa época.
El siguiente video (de alrededor de 1 minuto) fue filmado el 29 de marzo de 1941, en ocasión del primer partido de la Copa Aldao entre River Plate y Nacional de Montevideo (los millonarios ganaron 6 a 1), y permite apreciar la envergadura del Gasómetro en aquel tiempo.
La excelente ubicación y gran capacidad del Gasómetro lo convirtieron en uno de los escenarios favoritos de la época, en condiciones de reunir verdaderas multitudes.
En marzo de 1957 se adecuó el estadio para albergar el match de boxeo por el título mundial mosca en Pascual Pérez y el británico Dai Dower (ganó el argentino por KO en el primer round).
El siguiente video muestra el aspecto del estadio y sus alrededores en 1959.
La puerta de la Intendencia del estadio estaba decorada con este magnifico relieve que recordaba al arquero Jaime Lema, campeón de 1933 y apodado "Ratón Mickey" debido a su baja estatura.
La intendencia se encontraba debajo de la tribuna cabecera de Av. La Plata, por donde ingresaban los socios al estadio. Incluso el portón de acceso desde la calle mostraba unos bonitos motivos deportivos alegóricos.
El Gasómetro se mantuvo entre los principales escenarios futbolísticos del país hasta finales de la década del '70.
El siguiente video, extractado de la transmisión de televisión del partido en el que San Lorenzo derrotó 2 a 1 a Boca juniors por la 3ª fecha del campeonato de 1963, provee una vista panorámica del aspecto que lucía el estadio en aquella época.
En la era profesional San Lorenzo obtuvo en este estadio los títulos de 1933 (Los Gauchos), 1946, 1959, 1968 Metro (Los Matadores), 1972 Metro, 1972 Nacional y 1974 Nacional.
Primer partido (profesional): 31 de mayo de 1931. San Lorenzo 4 - Tigre 2.
Tribuna cabecera sobre Av. La Plata y platea perimetral (noviembre de 1933). |
Vista general desde la cabecera de la Av. La Plata (circa 1933). |
Nolo Ferreira y Ángel Capuano de Estudiantes de La Plata, conversan con unos niños ubicados en la platea baja de la cabecera de Av. La Plata (circa 1934). |
En esta foto de la cabecera de Av. La Plata se pueden ver los mismos elementos de la foto anterior: el cerco de alambre, el mástil y hasta el rodillo para nivelar la cancha (circa 1929). |
Extracto de la Memoria y Balance de la AFA (circa 1935). |
San Lorenzo 5-2 Racing Club (5 de mayo de 1935). |
Vista del estadio iluminado hacia Av. La Plata (circa 1936). |
Vista del estadio iluminado hacia Av. La Plata (circa 1936). |
Vista del estadio iluminado hacia la calle Mármol (circa 1936). |
Codo de Av. La Plata con la columna de la iluminación (circa 1936). |
San Lorenzo 2-2 Racing (29 de agosto de 1937). Al fondo la vieja tribuna techada, reemplazada ese mismo año. |
Estadio de San Lorenzo de Almagro (la foto es de circa 1965). |
Vista panorámica (circa 1950). |
Mantenimiento de los tablones (circa década de 1940). Fotografía aportada por @Centrojas. |
Vista comparativa del Gasómetro y Wembley (circa 1950). |
El viejo Gasómetro (circa 1950). |
Cabecera de la calle Mármol (circa 1951). |
Tribuna lateral de la calle Las Casa (circa 1951) |
Cabecera de la Avenida La Plata (circa 1951) |
La excelente ubicación y gran capacidad del Gasómetro lo convirtieron en uno de los escenarios favoritos de la época, en condiciones de reunir verdaderas multitudes.
Ingreso por Av. La Plata (circa 1940). |
Espectadores sobre una de las torres de iluminación. |
Espectadores intentado "ingresar" al estadio. |
Espectadores intentado "ingresar" al estadio. |
Espectadores intentado "ingresar" al estadio. |
Aviso a los socios del día y lugar del partido con Independiente (mayo de 1948). Foto: AGN. |
Ring en el centro del campo de juego (30 de marzo de 1957). |
La puerta de la Intendencia del estadio estaba decorada con este magnifico relieve que recordaba al arquero Jaime Lema, campeón de 1933 y apodado "Ratón Mickey" debido a su baja estatura.
Puerta de la Intendencia del Gasómetro (circa 1965). |
Intendencia del estadio bajo la popular de Av. La Plata (circa 1965). |
Una tarde de lluvia en Av. La Plata 1700 (circa 1965). |
Vista aérea (circa 1970). |
Vista general (circa 1970). |
Cabecera sobre la calle José Mármol y tribuna sobre la calle Las Casas (circa 1970). |
Vista desde Av. La Plata hacia José Mármol (circa 1970). |
Cabinas de transmisión en la tribuna oficial (circa 1970). |
Detalle del palco de la prensa (circa 1970). |
Maqueta del Gasómetro (Museo Jacobo Urso/Casa del Vitalicio). |
Frente sobre Av. La Plata. Se ve el cartel de Adidas reproducido en la maqueta de la foto anterior (circa 1970). |
Boleterías sobre el frente de Av. La Plata (circa 1975). |
En este link podes ver un Fascículo en PDF sobre el barrio de Boedo y el Viejo Gasómetro.
Vista de la platea baja al borde del campo de juego (circa 1974). |
En 1960 San Lorenzo obtuvo la concesión de 22 Ha. en el Parque Almirante Brown, en la intersección de las Avenidas Fernández de la Cruz, Varela y Perito Moreno. Allí se proyectó construir una Ciudad Deportiva que incluía un nuevo estadio.
Anteproyecto de la Ciudad Deportiva de San Lorenzo (circa 1960). |
Por una extraña coincidencia, aquel estadio proyectado hace más de 50 años guarda cierta semejanza con el nuevo estadio de Wembley inaugurado en 2007 (ambos tienen grandes arcos ornamentales).
Nuevo estadio de Wembley, inaugurado el 24 de marzo de 2007. |
San Lorenzo comenzó la construcción de su Ciudad Deportiva en la década del '60 pero, los incumplimientos contractuales derivaron en juicios por parte de los contratistas. A finales de la década del '70, la comprometida situación patrimonial (y judicial) por la que atravesaba San Lorenzo, condujo al remate de las instalaciones del estadio y la venta del predio de Av. La Plata. La legislación de la época proyectaba la urbanización del área pero, se la modificó en 1983 para permitir la construcción de un local comercial.
Último partido: 2 de diciembre de 1979. San Lorenzo 0 - Boca Juniors 0
Último partido: 2 de diciembre de 1979. San Lorenzo 0 - Boca Juniors 0
Último partido oficial - 2 de diciembre de 1979. |
Edición del diario La Prensa del lunes 3 de diciembre de 1979. |
Aviso del remate de las instalaciones en el diario Clarín (circa 1981) |
Desguace del estadio (circa 1981). |
Actual estadio de San Lorenzo de Almagro (circa 2011). |
En noviembre de 2012 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó una ley que declara de utilidad pública los viejos terrenos de Av. La Plata al 1700, para permitir el regreso de San Lorenzo. El club lanzó un ambicioso proyecto para retornar a su antigua locación.
A fines de 1934, la redacción de la revista Caras y Caretas encomendó a Emilio Dudeló una serie de artículos sobre los orígenes de los 14 equipos de fútbol que ese año completaron el torneo de la Liga Argentina. Cabe notar que, en aquel tiempo, la mayoría de los clubes tenía menos de 30 años de antigüedad y varios de sus fundadores fueron entrevistados. No fue una tarea de investigación (hay datos errados), sino de compilación de lo que hasta ese momento sólo eran anécdotas que se transmitían por tradición oral. Con el tiempo, estos artículos se convirtieron en documentos esenciales que ayudaron a preservar la rica historia del fútbol en la Argentina.
Se transcribe a continuación el artículo completo correspondiente al Club Atlético San Lorenzo de Almagro:
En este link podés descargar el PDF del artículo original con fotos.
Todo un barrio porteño rinde culto a los jugadores del club San Lorenzo de Almagro
La historia de los clubs de fútbol. — Los terribles "Forzosos de Almagro". — Interesante origen de un club deportivo. — Después de comprar un sello, hay que encontrar cancha para jugar. — Aparece en escena un sacerdote. — ¿Por qué se llama San Lorenzo de Almagro? — Historia deportiva del club. — Lo que va de ayer a hoy.
Los terribles "Forzosos de Almagro"
No había en el barrio cristal sano de ventana ni cancel. Las gavillas de barrio, conjunto de muchachos terribles, ponían en los alrededores del antiguo Oratorio de San Antonio, allá por la calle Méjico y Treinta y Tres, en pleno barrio de Almagro, una nota de terror en el semblante de los pacíficos moradores. Finalizaba el año 1907, y las gavillas de San Juan y Treinta y Tres, y las de Méjico se habían hecho dueñas de la situación. Almagro, Boedo, todo lo que son hoy las populosas calles de esos barrios nutridos de población progresista, eran bañados, lomas, baldíos, depósitos de basura, chacras o sembrados, que recorrían los muchachos como país conquistado. Pero entre esos muchachos hay un grupo numeroso al que apasiona el Fútbol. No tienen más "field" que el arroyo de la calle Treinta y Tres, entre Méjico y Agrelo, y allí demuestran sus habilidades, y están dispuestos al triunfo en el deporte de su predilección, aunque para ello tengan que auxiliarse con los puños. Componen el grupo muchachos resueltos de 12 a 16 años, unidos por el deseo de patear... de jugar, y en su loco afán de llegar a convertirse en jugadores, ante nada trepidan ni hay peligro u obstáculo que los detenga. Se denominan "Forzosos de Almagro", y el nombre elegido les cuadra a maravilla, pues denuncia la calidad de los muchachos, dispuestos a salir con la suya, por la razón o por la fuerza. Aquella "patota" de muchachos, gracias a su perseverancia, tesón y energía, están inconscientemente echando los cimientos de una poderosa institución. El Oratorio de San Antonio trajo un poco de paz a los contornos. Edificado en los terrenos de la antigua familia de Moreira, fue depurando el ambiente gracias a la labor proficua de sus primeros directores, los padres Luis Vaula y César Cecotto, que se dieron a la tarea de catequizar a los "pichones de malevos", como cariñosamente les llamaban a los componentes de las temibles pandillas. La más dócil, la que con menos trabajo fue reducida, fue la que con fines puramente deportivos capitaneaban dos muchachotes de gran corazón y de arrastre entre sus compañeros. Eran éstos los "Forzosos de Almagro", quienes, si bien eran de armas llevar, sus ímpetus y arrestos los guardaban únicamente en provecho del deporte y no gastaban, como en aquella época se decía, "pólvora en chimangos" molestando a los vecinos, como no fuera para pedir de puerta en puerta diez o veinte centavos para comprar una pelota de cuando en cuando. Eran los jefes de estos muchachos Federico Monti y Antonio Scaramusso. El primero de una mentalidad ágil y de un extraordinario arrastre de simpatía; el segundo, más serio y reposado, vivía por aquel entonces en una canastería de la calle Treinta y' Tres y Quito. En la fábrica de canastas y cestos de mimbre trabajaban casi todos los componentes de aquella gavilla que, por iniciativa de Federico Monti, fue formalmente convertida en "Club Forzosos de Almagro". La organización fue inmediata. Se dividieron en dos grupos llamados La Mayor y La Menor, refiriéndose sin duda a "divisiones".
Después de comprar un sello se lanzan a buscar cancha
GRACIAS a la constancia de Scaramusso y Monti, aquellos "Forzosos de Almagro", constituidos en un verdadero club, sólo necesitaban, para formalizar la formación de la entidad deportiva, llenar un requisito para ellos indispensable. Era necesario tener un sello, para escribir cartas y aceptar desafíos de otros clubs. Los muchachos realizan una reunión en la esquina de las calles Treinta y Tres y Méjico, y resuelven comprar el sello imprescindible. Era el 1º de abril de 1908, fecha que marca el comienzo oficial de esta hermosa institución. Comprar el sello era para aquellos pobres muchachos un problema tan grave como el de la comisión directiva que, en 1919, se propuso adquirir el terreno y levantar el estadio que hoy tiene el club en plena avenida La Plata, a pocas cuadras de la histórica esquina de Méjico y Treinta y Tres. Pero para los "Forzosos de Almagro" aquel problema fue de rápida y fácil solución, y con el desparpajo y actividad propias de la niñez, no dejaron candidato posible en el barrio a quien no dieran el "sablazo" para cubrir la subscripción, aceptándose cuotas hasta de "dos cobres", como entonces llamábase a la moneda de dos centavos. El costo del sello era de cuatro pesos y cincuenta centavos, suma que se cubrió en un abrir y cerrar de ojos, aunque casi sería mejor decir en un abrir y cerrar de puertas y ventanas, pues apenas los vecinos veían aparecer a la "gavilla de los forzosos" como al principio se le conocía en Almagro y Boedo, enterados del "objeto de la visita", se les daba la cuota, pero temiendo que pareciera exigua la contribución y hubiere represalias a pedradas, rápidamente los moradores de las casas cerraban las puertas. El jugador Luis Gianella fue el encargado de comprar el sello, y ocho días después corría de mano en mano. Todos los jugadores y socios del flamante club quieren sellar, y en vista del peligro que corre aquel primer trofeo, que patentiza la existencia del club, se resuelve que lo guarde el más serio, Antonio Scaramusso, que aún vive, y quien recuerda emocionado este episodio del origen del hoy poderoso club de Almagro. Y empiezan, como es natural, los desafíos en notas selladas. Esto causa un gran revuelo en el barrio. Las demás gavillas inorgánicas y más afectas al pillaje y vagancia, que al juego, y con menos muchachos honestos y activos en sus filas, comienzan a mirar con recelo y respeto a los "forzosos". Los dos "teams". La Mayor y La Menor, tuvieron oportunidades de medirse con otros cuadros de "amateurs", y conquistaron su primer trofeo, consistente en un tintero de bronce. En la temporada de 1908 a 1909, dice una crónica que hicieron temblar la cátedra de "football" en el barrio de Almagro, y se midieron con honor y buena suerte con cuanto competidor se les presentó, llegando a conquistar fama de buenos. De esos encuentros guarda aún Federico Monti, el viejo fundador del club, un trofeo que es toda una reliquia, no obstante el lamentable estado en que se encuentran los dos caballos de "símil bronce", o sea yeso dorado con que premiaron en un campeonato a los esforzados jugadores de "Forzosos de Almagro". Pero era necesario tener una cancha, para realizar encuentros en "cancha propia". Y como los navegantes que se lanzan a la conquista de lo desconocido, así se lanzaron en las cuatro direcciones cardinales, aquellos bravos muchachos, en busca de un terreno donde poder plantar los arcos del club. Fue el más afortunado de todos, como vamos a ver, Antonio Scaramusso, el "referee" del incipiente cuadro, pero dejémosle la palabra al padre Lorenzo Massa, que nos contará su vinculación con aquella barra de muchachos.
Un sacerdote vinculado al origen del club
DE los labios del R. P. Lorenzo Massa, que ha partido para Magallanes en una misión de la Orden de Don Bosco a que pertenece, fluyen las palabras reposadamente, completando, tal vez, el más interesante de los capítulos de la historia del gran Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Habla con placer, y va anotando recuerdos con transparente alegría: — ¡Cómo no he de hacerlo con gusto, si al dar una mirada retrospectiva a mi vida de sacerdote, veo que San Lorenzo de Almagro está vinculado a mis primeros años de ministerio sagrado! A ese club dediqué mis primeras pláticas y conferencias en la capilla de San Antonio. No puedo olvidar que el San Lorenzo, puede decirse que se fundó en el Oratorio Festivo de San Antonio, en la calle Méjico entre Treinta y Tres y Quintino Bocayuva. No es pues de extrañar que, como hijo de Don Bosco que soy, me complazca en afirmar que el querido Club Atlético San Lorenzo de Almagro, es una gloria de los Oratorios de Don Bosco. Así lo entienden, lo entendieron y espero que lo entenderán todos sus dirigentes, no olvidando en los momentos actuales de su grandeza financiera, la modesta escuelita de Don Bosco, que sirvió de cuna a la hoy poderosa institución, escuelita y Oratorio Festivo, que aún vive la modestia de sus primeros años, cumpliendo la misión de educar a varios centenares de niños, todos los años. Pero no nos apartemos de la cuestión — dice, tras un largo suspiro, que, sin duda, lleva un melancólico llamado a la opulenta institución. Cierra los ojos buscando en su memoria la ordenación de los recuerdos, y agrega: — Veamos primero lo que era San Antonio y sus alrededores por aquel entonces. Puede decirse que era el límite de la parte poblada de la ciudad, como si dijéramos la pampa. A una vecindad, poco afecta por cierto a una obra que ofrecía amparo los domingos a más de trescientos niños y a más de doscientas niñas, hay que agregar que, de tanto en tanto, la vida habitual y tranquila del Oratorio era turbada por la presencia de las famosas "gavillas de barrio". Lo terrible era cuando aquellas "gavillas" lograban penetrar en nuestra casa. Entonces todo quedaba descompaginado y no dejaban títere con cabeza. Afortunadamente un muchachote simpático, que no tendría más de 17 años, fue la salvación del barrio y del Oratorio. En efecto, aquel muchachote en compañía de otros amigotes y de un tal Federico Monti, como él decidido, emprendedor, y lleno de buenas condiciones, habían fundado un club de fútbol. Hete aquí que un buen día, en la mañana del 8 de abril de 1909, veo aparecer a Antonio Scaramusso, tal era su nombre, seguido de unos veinte muchachotes, en la puerta del Oratorio. Yo le había conocido como alumno del colegio San Francisco de Sales, cuatro o cinco años antes y le reconocí al punto. —Y, amigo Scaramusso, ¿qué es lo que te trae por aquí? Y enseñándome una pelota de fútbol que traía en las manos — ya puede suponerlo — me dijo: — Venimos a ver si nos deja "chotear" y jugar un partido... Con estos muchachos — y me presentó a sus veinte compañeros — hemos formado un club. — No tienen ustedes cancha, ¿verdad? — Así es; y por eso venimos a pedirle la del Oratorio. Les dije que no tenía dificultad en cederles la cancha, pero con la condición de que debían oír misa todos los domingos. Casi todos ellos habían frecuentado el Oratorio de San Francisco de Sales, en tiempos del padre Gherra y del padre Detassis, y aceptaron de inmediato. Quise darles algunas normas, para el comportamiento en la Iglesia, y en el patio y cancha del Oratorio, pero Scaramusso me interrumpió diciéndome: — Eso va por mi cuenta... Si alguno de éstos se desmanda... ya verá cómo lo zamarreo de lo lindo — y era indudable que como lo decía, lo haría, pues era un muchachote fornido y de organismo robusto. En ese momento se me ocurrió que aquel puñado de buenos, muchachos, de los cuales afortunadamente viven casi todos aún, para que confirmen mis recuerdos, podían constituir la mejor defensa del Oratorio contra los pilluelos del barrio. Y así fue. Scaramusso con Monti y demás componentes del club, fueron más tarde una verdadera guardia para los menores, que todos los domingos se refugiaban en nuestra casa. Iba a entregarles la posesión de la cancha para que jugaran, cuando recordé que en un armario del Oratorio había doce o catorce camisetas a bastones rojo y azul, y se las obsequié. No es para narrar la alegría de los muchachos, que, con aquellos uniformes, acababan de consagrarse caballeros de un verdadero ideal. Desde aquel momento ya tenían una bandera que defender en los colores rojo y azul de la tenue coraza.
De cómo "Forzosos de Almagro" se convirtió en San Lorenzo de Almagro.
EL padre Massa sigue así sus recuerdos: — Al terminar el partido, se me presenta Scaramusso, y me dice con su habitual desparpajo, pero con una gran corrección de modales: — Pensamos hacer ahora asamblea del club y si usted nos permite... — ¿Asamblea del club? — les dije yo, fingiendo asombro. — ¿Y dónde están los socios? — Estamos todos aquí — replicó Federico Monti. — Y si usted nos permite una clase — agregó Scaramusso — se lo hemos de agradecer. Ofrecí a los simpáticos muchachos una clase, que aún se conserva exteriormente tal cual era hace ya más de veinticinco años — eso demuestra la pobreza del Oratorio Festivo de San Antonio, — y no sólo les dijo que podían realizar esa asamblea, sino las que desearan, pero picado por la curiosidad al ver cómo tan fácilmente citaba a asamblea, le pregunté a Scaramusso dónde se reunían habitualmente. — No tenemos lugar fijo — me contestó, — pero generalmente lo hacemos en la puerta de casa, allí nos sentamos y deliberamos. Les acompañé a la clase y ya me iba a retirar, cuando Scaramusso me invitó a que presenciara la asamblea. Se abre la sesión. El presidente, que lo era Scaramusso, indica al secretario que lea el acta anterior. El secretario extrae del pantalón un papel, con tres o cuatro sellos de tinta violácea en el que se leía el nombre del club y comenzó su lectura: Buenos Aires, 1º de abril de 1908. En la puerta de la casa del presidente, reunidos en asamblea los integrantes del Club de Football Forzosos de Almagro... — ¿Cómo? — interrumpí: — ¿Qué quiere decir eso de "Forzosos"? — Quiere decir — me dijo Scaramusso en tono altivo y como defendiendo en el título del club todo el símbolo de bravura de los muchachos, — que estamos todos dispuestos a ganar siempre, que queremos dar a los clubs del barrio muestra de pujanza y que no admitimos rivales en el fútbol. Contuve la risa, pues era de ver el ardor con que aquellos muchachos defendían el nombre de su club, y traté de convencerlos de que cambiasen el nombre. Alguien propuso ponerle mi nombre, a lo que me resistí, como era natural; se inició luego una gran discusión, y se propusieron diversos títulos, desde luego más lógicos que aquel de "Forzosos", que nada significaba, ni siquiera gramaticalmente. Surgieron "El Invencible", "El Centinela de Quito", por la calle en que había nacido, "Cestos y Canastas", "El Triunfador de Almagro", "El Almagreño", "Almagro", "Río de la Plata". Scaramusso interrumpió la discusión y propuso un nombre: "San Lorenzo de Almagro". Al principio tuvo algunas resistencias, pues los más impetuosos, querían que el nombre llevara implícitamente un sello de predominio y de fuerza; pero les expliqué todo el significado de aquel nombre tan bien encontrado por Scaramusso, y no surgió más inconveniente que el de la reforma del sello. Alguien murmuró... Que pague la compostura el padre Massa; y yo, acepté gustoso tan modestísimo sacrificio. El nombre del club quedó ese día cambiado, y en la siguiente asamblea ya los muchachos del Club San Lorenzo de Almagro leyeron una carta mía, que acabó por convencer a los más reacios.
El significado del nuevo nombre según una carta del padre Massa
La carta decía así: Doy mi conformidad, si ella fuera necesaria, para que el nuevo nombre de este Club sea desde hoy "San Lorenzo de Almagro" y les voy a decir el porqué ustedes quieren ciertamente ingresar lo más pronto que sea posible a la Asociación Argentina de Football. Para ello necesitan ustedes disciplina, constancia y valor. Y en este nombre "San Lorenzo" tienen ustedes el símbolo de estas virtudes y condiciones que deben caracterizarlos y acompañarlos en todos sus actos. El nombre de San Lorenzo nos recuerda un mártir de la Iglesia Católica y nos recuerda también la primera batalla librada por San Martín. Imitando el valor y la constancia de San Lorenzo Mártir, podrá este nuevo club conseguir y afianzar en posiciones que lo destaquen entre sus similares, hasta llegar a la meta, o sea a figurar en el círculo privilegiado de la Asociación Argentina de Football, y teniendo presente el primer triunfo de San Martín, fruto de la disciplina, se levantará sin duda sobre una base inconmovible, pues es la disciplina el nervio de toda institución. Y me agrada además ese nombre con su doble significado porque me parece que en esta época de cobardías en la manifestación de los propios ideales y de las propias creencias, pone en la bandera del nuevo club la nota robusta que proclama los dos ideales más nobles que pueda abrigar el hombre: Religión y Patria. — Fue mi carta leída con religiosa atención de todos los allí reunidos y una ovación cerrada confirmó el bautizo, del hoy tan brillante club deportivo de Almagro.
El club desaparece un buen día para reaparecer dos años después
CUNDE el desaliento. Es tal la cantidad de obstáculos que se oponen a la realización de los más insignificantes proyectos, que aquellos muchachos concluyen un día por aburrirse y dejar todo... Sellos, ahorros, camisetas, etc., etc., quedan en poder de Scaramusso, que ni oír hablar quiere de lo que tantos desvelos le había costado y que veía diluirse en la nada, de la noche a la mañana. Cuentan las crónicas que los muchachos reunidos en una asamblea al aire libre, después de considerar el pro y el contra resuelven dejar el club en suspenso, para cuando sean hombres... A pesar de esta decisión, se mantenía en aquellos corazones el cariño a la institución formada con tantos sacrificios, y tal era el espíritu que reinaba entre ellos, que en cierta ocasión, al disputarse un partido entre Vélez Sarsfield e Independiente, en Avellaneda, encontrándose en el vestuario de jugadores el señor A. Scaramusso, dio tres burras por el San Lorenzo de Almagro, y la casilla tembló con la voz estentórea salida de un puñado de corazones emocionados y delirantes de entusiasmo, al oír el nombre de su gloriosa institución. La mayoría de los jugadores, que ya tenían un prestigio hecho en las campañas realizadas durante dos o tres años por el club, se incorporaron unos al Vélez Sarsfield y otros al Honor y Patria. El paréntesis fue largo y en todos ellos la nostalgia del club abandonado era una pesadilla constante y torturadora. Corría el mes de noviembre de 1913. Practicaban en la cancha del Club Martínez, los jugadores José Gorena y José Coll, y sintiendo quizás la nostalgia de su viejo club, se le ocurrió a Gorena proponer a su compañero la reorganización de la vieja institución, propuesta que, aceptada de inmediato, los hizo poner en campaña. Con el entusiasmo que les era habitual, se dirigieron a la casa de Federico Monti, para consultarle si estaba dispuesto a la reorganización. Como Federico Monti encontraba muy buena la idea, y la apoyara con calor, se fueron de inmediato a ver a Antonio Scaramusso, quien se manifestó encantado con la grata nueva, y todos se dieron a la simpática labor, de reunir a los dispersos muchachos para constituir de nuevo el club. Resolvieron hacer una colecta para los primeros gastos, encargándose varios de realizarla. El jugador Assali, que era el más desparpajado, fue el que consiguió reunir algunos pesos para el objeto. Aun recuerdan los muchachos que, al comunicarle la novedad, D. Emilio D'Amico, uno de los viejos socios, se puso tan contento, que al tenderle la gorra Assali, para recibir en ella su contribución, se desprendió de todas las monedas que poseía, y prometió su apoyo personal, con verdadero placer. Federico Monti, Gorena, Maidana, Marquínez, Scaramusso, D'Amico y otros, se encargaron de citar a los socios para la asamblea de reorganización, la que se llevó a cabo en la casa de José Coll, calle Treinta y Tres, número 454. Esta memorable asamblea se realizó en el pequeño local de una cocina de chapas de cinc, alumbrada con una lámpara a querosén. El hacinamiento de personas y la temperatura de la noche, que era bastante elevada, obligó a los asambleístas a salir al patio, donde los debates tuvieron amplia libertad, a pesar de la penumbra. Todos en aquella noche memorable, coincidieron en la firme voluntad de hacer un club grande y fuerte, para que aquellos compañeros de las primeras horas, que ya habían militado en instituciones de significación, no sintieran nostalgia al volver al seno del primitivo club. Y el club vuelve a la vida deportiva con mayores bríos aún que antes, aunque con las mismas dificultades financieras. Se inician alquilando en Martínez (F. C. C. A.) una modesta cancha. En el año 1914 se mantiene el club en segunda división, pero después de una brillante campaña, el cuadro de San Lorenzo logra el pase a primera división. La conquista del ascenso colocaba al club en primera categoría y eran necesarios mayores sacrificios. Se llama a asamblea para formar una comisión directiva con hombres de responsabilidad monetaria, que den al club el impulso que necesita. Lo primero que hace la nueva comisión, que presidía nuevamente Antonio Scaramusso, es conseguir un "field" y se consigue uno en Liniers. Para cumplir con los compromisos del contrato, era necesario arreglar la cancha, y a esta tarea de terraplenar, regar, igualar el campo, alambrar, etc., se dan los socios del club pero con tan mala suerte, que la Asociación Argentina, rechazó el "field" porque era inaccesible al público. Todas las mejoras quedaron perdidas a beneficio de los dueños del campo. La comisión directiva no desmaya y se contrata el campo del Club Ferrocarril Oeste. El pago del alquiler lo hacen a prorrateo los miembros de la comisión directiva y algunos socios. De imaginar es, dada la pobreza del club, los equilibrios que debieron hacerse para pagar los mil doscientos pesos por la temporada. Scaramusso no desmayó y a medida que financieramente iban peor las cosas, él ideó una manera de evitar las angustias del alquiler, comprando campo y construyendo cancha propia. Era audaz la aventura, pero se lanzaron a ella con entusiasmo. Se resolvió que la cancha debía hacerse en pleno Almagro. Nada de irse lejos. Al contrario, en el mismo corazón del barrio que los vio nacer. Trataron de comprar en José María Moreno y J. B. Alberdi, pero no llegaron a un acuerdo, con los dueños, lo mismo que con el terreno de Devoto, situado en Mármol entre Méjico y Venezuela. Y aquí nuevamente el padre Massa, viene en auxilio de sus jóvenes amigos. Hay un terreno — les dice, — propiedad de las Hermanas Auxiliadoras y de los hermanos Onetto en la avenida La Plata 1700... ¿Quieren comprarlo? Scaramusso no titubea. Dice que sí. El club ya tiene grandes amigos, verdaderos hinchas, que harán sin duda el sacrificio de "patinarse unos pesos" por San Lorenzo de Almagro, y así es en efecto. Cuando la operación estaba ya ultimada y la triste realidad les decía que ni por olvido había un solo centavo en caja, ni para el papel sellado de la escritura, aparecieron los mecenas. Scaramusso, supo buscar un grupo de hombres que financiaron la operación, y esos hombres que figuran en el cuadro de socios de la institución como "socios honorarios", convirtieron en realidad lo que todos creían que era un sueño, alquilar un gran campo y construir en él el "field", tribunas, etc. Aquellos hombres fueron Antonio Mulet, José Troglio, José Fragoso y Ramón Mom. Cada uno contribuyó con una suma considerable y hasta se dio el caso de que el padre Massa contribuyera también con trescientos pesos, suma igual a la que puso Scaramusso, que no obstante no tener un centavo, figuraba aportando tres canarios gracias a la generosidad de don Antonio Mulet, que sin que él se los pidiera, se los prestó diciéndole: Ya me lo devolverá usted, pero no es posible que el presidente del Club no ponga todos sus ahorros en esta empresa. La obra de nivelación y arreglo del terreno, construcción de casillas, baños, etc., fue obra de ellos mismos. Chapas, alambres, postes, tablones, todo fue donado a los muchachos y el "field" se inauguró a fines de 1916. Otra figura vinculada por su simpáticos gestos de desprendimiento y humanitarismo, con los socios del Club San Lorenzo de Almagro, fue el doctor Fernando Bollini, que atendió con el mayor desinterés a cuanto enfermo tenía en sus filas el club, no sólo sin cobrarles la asistencia, sino suministrándoles siempre los remedios y drogas de su peculio. A partir de esta fecha, el club puede decirse que entró ya en una era de prosperidad, y fue desenvolviendo sus actividades deportivas con mayor o menor éxito, pero siempre con idéntico entusiasmo y optimismo. Hasta que en el período comprendido entre 1928 y 1929, se realizó el empréstito interno, para la construcción del grandioso estadio que hoy tiene en la avenida La Plata.§
En este link podes ver un Fascículo en PDF sobre la construcción del nuevo Gasómetro y el proyecto de regreso a Av. La Plata.
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A fines de 1934, la redacción de la revista Caras y Caretas encomendó a Emilio Dudeló una serie de artículos sobre los orígenes de los 14 equipos de fútbol que ese año completaron el torneo de la Liga Argentina. Cabe notar que, en aquel tiempo, la mayoría de los clubes tenía menos de 30 años de antigüedad y varios de sus fundadores fueron entrevistados. No fue una tarea de investigación (hay datos errados), sino de compilación de lo que hasta ese momento sólo eran anécdotas que se transmitían por tradición oral. Con el tiempo, estos artículos se convirtieron en documentos esenciales que ayudaron a preservar la rica historia del fútbol en la Argentina.
Se transcribe a continuación el artículo completo correspondiente al Club Atlético San Lorenzo de Almagro:
En este link podés descargar el PDF del artículo original con fotos.
Todo un barrio porteño rinde culto a los jugadores del club San Lorenzo de Almagro
La historia de los clubs de fútbol. — Los terribles "Forzosos de Almagro". — Interesante origen de un club deportivo. — Después de comprar un sello, hay que encontrar cancha para jugar. — Aparece en escena un sacerdote. — ¿Por qué se llama San Lorenzo de Almagro? — Historia deportiva del club. — Lo que va de ayer a hoy.
Los terribles "Forzosos de Almagro"
No había en el barrio cristal sano de ventana ni cancel. Las gavillas de barrio, conjunto de muchachos terribles, ponían en los alrededores del antiguo Oratorio de San Antonio, allá por la calle Méjico y Treinta y Tres, en pleno barrio de Almagro, una nota de terror en el semblante de los pacíficos moradores. Finalizaba el año 1907, y las gavillas de San Juan y Treinta y Tres, y las de Méjico se habían hecho dueñas de la situación. Almagro, Boedo, todo lo que son hoy las populosas calles de esos barrios nutridos de población progresista, eran bañados, lomas, baldíos, depósitos de basura, chacras o sembrados, que recorrían los muchachos como país conquistado. Pero entre esos muchachos hay un grupo numeroso al que apasiona el Fútbol. No tienen más "field" que el arroyo de la calle Treinta y Tres, entre Méjico y Agrelo, y allí demuestran sus habilidades, y están dispuestos al triunfo en el deporte de su predilección, aunque para ello tengan que auxiliarse con los puños. Componen el grupo muchachos resueltos de 12 a 16 años, unidos por el deseo de patear... de jugar, y en su loco afán de llegar a convertirse en jugadores, ante nada trepidan ni hay peligro u obstáculo que los detenga. Se denominan "Forzosos de Almagro", y el nombre elegido les cuadra a maravilla, pues denuncia la calidad de los muchachos, dispuestos a salir con la suya, por la razón o por la fuerza. Aquella "patota" de muchachos, gracias a su perseverancia, tesón y energía, están inconscientemente echando los cimientos de una poderosa institución. El Oratorio de San Antonio trajo un poco de paz a los contornos. Edificado en los terrenos de la antigua familia de Moreira, fue depurando el ambiente gracias a la labor proficua de sus primeros directores, los padres Luis Vaula y César Cecotto, que se dieron a la tarea de catequizar a los "pichones de malevos", como cariñosamente les llamaban a los componentes de las temibles pandillas. La más dócil, la que con menos trabajo fue reducida, fue la que con fines puramente deportivos capitaneaban dos muchachotes de gran corazón y de arrastre entre sus compañeros. Eran éstos los "Forzosos de Almagro", quienes, si bien eran de armas llevar, sus ímpetus y arrestos los guardaban únicamente en provecho del deporte y no gastaban, como en aquella época se decía, "pólvora en chimangos" molestando a los vecinos, como no fuera para pedir de puerta en puerta diez o veinte centavos para comprar una pelota de cuando en cuando. Eran los jefes de estos muchachos Federico Monti y Antonio Scaramusso. El primero de una mentalidad ágil y de un extraordinario arrastre de simpatía; el segundo, más serio y reposado, vivía por aquel entonces en una canastería de la calle Treinta y' Tres y Quito. En la fábrica de canastas y cestos de mimbre trabajaban casi todos los componentes de aquella gavilla que, por iniciativa de Federico Monti, fue formalmente convertida en "Club Forzosos de Almagro". La organización fue inmediata. Se dividieron en dos grupos llamados La Mayor y La Menor, refiriéndose sin duda a "divisiones".
Después de comprar un sello se lanzan a buscar cancha
GRACIAS a la constancia de Scaramusso y Monti, aquellos "Forzosos de Almagro", constituidos en un verdadero club, sólo necesitaban, para formalizar la formación de la entidad deportiva, llenar un requisito para ellos indispensable. Era necesario tener un sello, para escribir cartas y aceptar desafíos de otros clubs. Los muchachos realizan una reunión en la esquina de las calles Treinta y Tres y Méjico, y resuelven comprar el sello imprescindible. Era el 1º de abril de 1908, fecha que marca el comienzo oficial de esta hermosa institución. Comprar el sello era para aquellos pobres muchachos un problema tan grave como el de la comisión directiva que, en 1919, se propuso adquirir el terreno y levantar el estadio que hoy tiene el club en plena avenida La Plata, a pocas cuadras de la histórica esquina de Méjico y Treinta y Tres. Pero para los "Forzosos de Almagro" aquel problema fue de rápida y fácil solución, y con el desparpajo y actividad propias de la niñez, no dejaron candidato posible en el barrio a quien no dieran el "sablazo" para cubrir la subscripción, aceptándose cuotas hasta de "dos cobres", como entonces llamábase a la moneda de dos centavos. El costo del sello era de cuatro pesos y cincuenta centavos, suma que se cubrió en un abrir y cerrar de ojos, aunque casi sería mejor decir en un abrir y cerrar de puertas y ventanas, pues apenas los vecinos veían aparecer a la "gavilla de los forzosos" como al principio se le conocía en Almagro y Boedo, enterados del "objeto de la visita", se les daba la cuota, pero temiendo que pareciera exigua la contribución y hubiere represalias a pedradas, rápidamente los moradores de las casas cerraban las puertas. El jugador Luis Gianella fue el encargado de comprar el sello, y ocho días después corría de mano en mano. Todos los jugadores y socios del flamante club quieren sellar, y en vista del peligro que corre aquel primer trofeo, que patentiza la existencia del club, se resuelve que lo guarde el más serio, Antonio Scaramusso, que aún vive, y quien recuerda emocionado este episodio del origen del hoy poderoso club de Almagro. Y empiezan, como es natural, los desafíos en notas selladas. Esto causa un gran revuelo en el barrio. Las demás gavillas inorgánicas y más afectas al pillaje y vagancia, que al juego, y con menos muchachos honestos y activos en sus filas, comienzan a mirar con recelo y respeto a los "forzosos". Los dos "teams". La Mayor y La Menor, tuvieron oportunidades de medirse con otros cuadros de "amateurs", y conquistaron su primer trofeo, consistente en un tintero de bronce. En la temporada de 1908 a 1909, dice una crónica que hicieron temblar la cátedra de "football" en el barrio de Almagro, y se midieron con honor y buena suerte con cuanto competidor se les presentó, llegando a conquistar fama de buenos. De esos encuentros guarda aún Federico Monti, el viejo fundador del club, un trofeo que es toda una reliquia, no obstante el lamentable estado en que se encuentran los dos caballos de "símil bronce", o sea yeso dorado con que premiaron en un campeonato a los esforzados jugadores de "Forzosos de Almagro". Pero era necesario tener una cancha, para realizar encuentros en "cancha propia". Y como los navegantes que se lanzan a la conquista de lo desconocido, así se lanzaron en las cuatro direcciones cardinales, aquellos bravos muchachos, en busca de un terreno donde poder plantar los arcos del club. Fue el más afortunado de todos, como vamos a ver, Antonio Scaramusso, el "referee" del incipiente cuadro, pero dejémosle la palabra al padre Lorenzo Massa, que nos contará su vinculación con aquella barra de muchachos.
Un sacerdote vinculado al origen del club
DE los labios del R. P. Lorenzo Massa, que ha partido para Magallanes en una misión de la Orden de Don Bosco a que pertenece, fluyen las palabras reposadamente, completando, tal vez, el más interesante de los capítulos de la historia del gran Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Habla con placer, y va anotando recuerdos con transparente alegría: — ¡Cómo no he de hacerlo con gusto, si al dar una mirada retrospectiva a mi vida de sacerdote, veo que San Lorenzo de Almagro está vinculado a mis primeros años de ministerio sagrado! A ese club dediqué mis primeras pláticas y conferencias en la capilla de San Antonio. No puedo olvidar que el San Lorenzo, puede decirse que se fundó en el Oratorio Festivo de San Antonio, en la calle Méjico entre Treinta y Tres y Quintino Bocayuva. No es pues de extrañar que, como hijo de Don Bosco que soy, me complazca en afirmar que el querido Club Atlético San Lorenzo de Almagro, es una gloria de los Oratorios de Don Bosco. Así lo entienden, lo entendieron y espero que lo entenderán todos sus dirigentes, no olvidando en los momentos actuales de su grandeza financiera, la modesta escuelita de Don Bosco, que sirvió de cuna a la hoy poderosa institución, escuelita y Oratorio Festivo, que aún vive la modestia de sus primeros años, cumpliendo la misión de educar a varios centenares de niños, todos los años. Pero no nos apartemos de la cuestión — dice, tras un largo suspiro, que, sin duda, lleva un melancólico llamado a la opulenta institución. Cierra los ojos buscando en su memoria la ordenación de los recuerdos, y agrega: — Veamos primero lo que era San Antonio y sus alrededores por aquel entonces. Puede decirse que era el límite de la parte poblada de la ciudad, como si dijéramos la pampa. A una vecindad, poco afecta por cierto a una obra que ofrecía amparo los domingos a más de trescientos niños y a más de doscientas niñas, hay que agregar que, de tanto en tanto, la vida habitual y tranquila del Oratorio era turbada por la presencia de las famosas "gavillas de barrio". Lo terrible era cuando aquellas "gavillas" lograban penetrar en nuestra casa. Entonces todo quedaba descompaginado y no dejaban títere con cabeza. Afortunadamente un muchachote simpático, que no tendría más de 17 años, fue la salvación del barrio y del Oratorio. En efecto, aquel muchachote en compañía de otros amigotes y de un tal Federico Monti, como él decidido, emprendedor, y lleno de buenas condiciones, habían fundado un club de fútbol. Hete aquí que un buen día, en la mañana del 8 de abril de 1909, veo aparecer a Antonio Scaramusso, tal era su nombre, seguido de unos veinte muchachotes, en la puerta del Oratorio. Yo le había conocido como alumno del colegio San Francisco de Sales, cuatro o cinco años antes y le reconocí al punto. —Y, amigo Scaramusso, ¿qué es lo que te trae por aquí? Y enseñándome una pelota de fútbol que traía en las manos — ya puede suponerlo — me dijo: — Venimos a ver si nos deja "chotear" y jugar un partido... Con estos muchachos — y me presentó a sus veinte compañeros — hemos formado un club. — No tienen ustedes cancha, ¿verdad? — Así es; y por eso venimos a pedirle la del Oratorio. Les dije que no tenía dificultad en cederles la cancha, pero con la condición de que debían oír misa todos los domingos. Casi todos ellos habían frecuentado el Oratorio de San Francisco de Sales, en tiempos del padre Gherra y del padre Detassis, y aceptaron de inmediato. Quise darles algunas normas, para el comportamiento en la Iglesia, y en el patio y cancha del Oratorio, pero Scaramusso me interrumpió diciéndome: — Eso va por mi cuenta... Si alguno de éstos se desmanda... ya verá cómo lo zamarreo de lo lindo — y era indudable que como lo decía, lo haría, pues era un muchachote fornido y de organismo robusto. En ese momento se me ocurrió que aquel puñado de buenos, muchachos, de los cuales afortunadamente viven casi todos aún, para que confirmen mis recuerdos, podían constituir la mejor defensa del Oratorio contra los pilluelos del barrio. Y así fue. Scaramusso con Monti y demás componentes del club, fueron más tarde una verdadera guardia para los menores, que todos los domingos se refugiaban en nuestra casa. Iba a entregarles la posesión de la cancha para que jugaran, cuando recordé que en un armario del Oratorio había doce o catorce camisetas a bastones rojo y azul, y se las obsequié. No es para narrar la alegría de los muchachos, que, con aquellos uniformes, acababan de consagrarse caballeros de un verdadero ideal. Desde aquel momento ya tenían una bandera que defender en los colores rojo y azul de la tenue coraza.
De cómo "Forzosos de Almagro" se convirtió en San Lorenzo de Almagro.
EL padre Massa sigue así sus recuerdos: — Al terminar el partido, se me presenta Scaramusso, y me dice con su habitual desparpajo, pero con una gran corrección de modales: — Pensamos hacer ahora asamblea del club y si usted nos permite... — ¿Asamblea del club? — les dije yo, fingiendo asombro. — ¿Y dónde están los socios? — Estamos todos aquí — replicó Federico Monti. — Y si usted nos permite una clase — agregó Scaramusso — se lo hemos de agradecer. Ofrecí a los simpáticos muchachos una clase, que aún se conserva exteriormente tal cual era hace ya más de veinticinco años — eso demuestra la pobreza del Oratorio Festivo de San Antonio, — y no sólo les dijo que podían realizar esa asamblea, sino las que desearan, pero picado por la curiosidad al ver cómo tan fácilmente citaba a asamblea, le pregunté a Scaramusso dónde se reunían habitualmente. — No tenemos lugar fijo — me contestó, — pero generalmente lo hacemos en la puerta de casa, allí nos sentamos y deliberamos. Les acompañé a la clase y ya me iba a retirar, cuando Scaramusso me invitó a que presenciara la asamblea. Se abre la sesión. El presidente, que lo era Scaramusso, indica al secretario que lea el acta anterior. El secretario extrae del pantalón un papel, con tres o cuatro sellos de tinta violácea en el que se leía el nombre del club y comenzó su lectura: Buenos Aires, 1º de abril de 1908. En la puerta de la casa del presidente, reunidos en asamblea los integrantes del Club de Football Forzosos de Almagro... — ¿Cómo? — interrumpí: — ¿Qué quiere decir eso de "Forzosos"? — Quiere decir — me dijo Scaramusso en tono altivo y como defendiendo en el título del club todo el símbolo de bravura de los muchachos, — que estamos todos dispuestos a ganar siempre, que queremos dar a los clubs del barrio muestra de pujanza y que no admitimos rivales en el fútbol. Contuve la risa, pues era de ver el ardor con que aquellos muchachos defendían el nombre de su club, y traté de convencerlos de que cambiasen el nombre. Alguien propuso ponerle mi nombre, a lo que me resistí, como era natural; se inició luego una gran discusión, y se propusieron diversos títulos, desde luego más lógicos que aquel de "Forzosos", que nada significaba, ni siquiera gramaticalmente. Surgieron "El Invencible", "El Centinela de Quito", por la calle en que había nacido, "Cestos y Canastas", "El Triunfador de Almagro", "El Almagreño", "Almagro", "Río de la Plata". Scaramusso interrumpió la discusión y propuso un nombre: "San Lorenzo de Almagro". Al principio tuvo algunas resistencias, pues los más impetuosos, querían que el nombre llevara implícitamente un sello de predominio y de fuerza; pero les expliqué todo el significado de aquel nombre tan bien encontrado por Scaramusso, y no surgió más inconveniente que el de la reforma del sello. Alguien murmuró... Que pague la compostura el padre Massa; y yo, acepté gustoso tan modestísimo sacrificio. El nombre del club quedó ese día cambiado, y en la siguiente asamblea ya los muchachos del Club San Lorenzo de Almagro leyeron una carta mía, que acabó por convencer a los más reacios.
El significado del nuevo nombre según una carta del padre Massa
La carta decía así: Doy mi conformidad, si ella fuera necesaria, para que el nuevo nombre de este Club sea desde hoy "San Lorenzo de Almagro" y les voy a decir el porqué ustedes quieren ciertamente ingresar lo más pronto que sea posible a la Asociación Argentina de Football. Para ello necesitan ustedes disciplina, constancia y valor. Y en este nombre "San Lorenzo" tienen ustedes el símbolo de estas virtudes y condiciones que deben caracterizarlos y acompañarlos en todos sus actos. El nombre de San Lorenzo nos recuerda un mártir de la Iglesia Católica y nos recuerda también la primera batalla librada por San Martín. Imitando el valor y la constancia de San Lorenzo Mártir, podrá este nuevo club conseguir y afianzar en posiciones que lo destaquen entre sus similares, hasta llegar a la meta, o sea a figurar en el círculo privilegiado de la Asociación Argentina de Football, y teniendo presente el primer triunfo de San Martín, fruto de la disciplina, se levantará sin duda sobre una base inconmovible, pues es la disciplina el nervio de toda institución. Y me agrada además ese nombre con su doble significado porque me parece que en esta época de cobardías en la manifestación de los propios ideales y de las propias creencias, pone en la bandera del nuevo club la nota robusta que proclama los dos ideales más nobles que pueda abrigar el hombre: Religión y Patria. — Fue mi carta leída con religiosa atención de todos los allí reunidos y una ovación cerrada confirmó el bautizo, del hoy tan brillante club deportivo de Almagro.
El club desaparece un buen día para reaparecer dos años después
CUNDE el desaliento. Es tal la cantidad de obstáculos que se oponen a la realización de los más insignificantes proyectos, que aquellos muchachos concluyen un día por aburrirse y dejar todo... Sellos, ahorros, camisetas, etc., etc., quedan en poder de Scaramusso, que ni oír hablar quiere de lo que tantos desvelos le había costado y que veía diluirse en la nada, de la noche a la mañana. Cuentan las crónicas que los muchachos reunidos en una asamblea al aire libre, después de considerar el pro y el contra resuelven dejar el club en suspenso, para cuando sean hombres... A pesar de esta decisión, se mantenía en aquellos corazones el cariño a la institución formada con tantos sacrificios, y tal era el espíritu que reinaba entre ellos, que en cierta ocasión, al disputarse un partido entre Vélez Sarsfield e Independiente, en Avellaneda, encontrándose en el vestuario de jugadores el señor A. Scaramusso, dio tres burras por el San Lorenzo de Almagro, y la casilla tembló con la voz estentórea salida de un puñado de corazones emocionados y delirantes de entusiasmo, al oír el nombre de su gloriosa institución. La mayoría de los jugadores, que ya tenían un prestigio hecho en las campañas realizadas durante dos o tres años por el club, se incorporaron unos al Vélez Sarsfield y otros al Honor y Patria. El paréntesis fue largo y en todos ellos la nostalgia del club abandonado era una pesadilla constante y torturadora. Corría el mes de noviembre de 1913. Practicaban en la cancha del Club Martínez, los jugadores José Gorena y José Coll, y sintiendo quizás la nostalgia de su viejo club, se le ocurrió a Gorena proponer a su compañero la reorganización de la vieja institución, propuesta que, aceptada de inmediato, los hizo poner en campaña. Con el entusiasmo que les era habitual, se dirigieron a la casa de Federico Monti, para consultarle si estaba dispuesto a la reorganización. Como Federico Monti encontraba muy buena la idea, y la apoyara con calor, se fueron de inmediato a ver a Antonio Scaramusso, quien se manifestó encantado con la grata nueva, y todos se dieron a la simpática labor, de reunir a los dispersos muchachos para constituir de nuevo el club. Resolvieron hacer una colecta para los primeros gastos, encargándose varios de realizarla. El jugador Assali, que era el más desparpajado, fue el que consiguió reunir algunos pesos para el objeto. Aun recuerdan los muchachos que, al comunicarle la novedad, D. Emilio D'Amico, uno de los viejos socios, se puso tan contento, que al tenderle la gorra Assali, para recibir en ella su contribución, se desprendió de todas las monedas que poseía, y prometió su apoyo personal, con verdadero placer. Federico Monti, Gorena, Maidana, Marquínez, Scaramusso, D'Amico y otros, se encargaron de citar a los socios para la asamblea de reorganización, la que se llevó a cabo en la casa de José Coll, calle Treinta y Tres, número 454. Esta memorable asamblea se realizó en el pequeño local de una cocina de chapas de cinc, alumbrada con una lámpara a querosén. El hacinamiento de personas y la temperatura de la noche, que era bastante elevada, obligó a los asambleístas a salir al patio, donde los debates tuvieron amplia libertad, a pesar de la penumbra. Todos en aquella noche memorable, coincidieron en la firme voluntad de hacer un club grande y fuerte, para que aquellos compañeros de las primeras horas, que ya habían militado en instituciones de significación, no sintieran nostalgia al volver al seno del primitivo club. Y el club vuelve a la vida deportiva con mayores bríos aún que antes, aunque con las mismas dificultades financieras. Se inician alquilando en Martínez (F. C. C. A.) una modesta cancha. En el año 1914 se mantiene el club en segunda división, pero después de una brillante campaña, el cuadro de San Lorenzo logra el pase a primera división. La conquista del ascenso colocaba al club en primera categoría y eran necesarios mayores sacrificios. Se llama a asamblea para formar una comisión directiva con hombres de responsabilidad monetaria, que den al club el impulso que necesita. Lo primero que hace la nueva comisión, que presidía nuevamente Antonio Scaramusso, es conseguir un "field" y se consigue uno en Liniers. Para cumplir con los compromisos del contrato, era necesario arreglar la cancha, y a esta tarea de terraplenar, regar, igualar el campo, alambrar, etc., se dan los socios del club pero con tan mala suerte, que la Asociación Argentina, rechazó el "field" porque era inaccesible al público. Todas las mejoras quedaron perdidas a beneficio de los dueños del campo. La comisión directiva no desmaya y se contrata el campo del Club Ferrocarril Oeste. El pago del alquiler lo hacen a prorrateo los miembros de la comisión directiva y algunos socios. De imaginar es, dada la pobreza del club, los equilibrios que debieron hacerse para pagar los mil doscientos pesos por la temporada. Scaramusso no desmayó y a medida que financieramente iban peor las cosas, él ideó una manera de evitar las angustias del alquiler, comprando campo y construyendo cancha propia. Era audaz la aventura, pero se lanzaron a ella con entusiasmo. Se resolvió que la cancha debía hacerse en pleno Almagro. Nada de irse lejos. Al contrario, en el mismo corazón del barrio que los vio nacer. Trataron de comprar en José María Moreno y J. B. Alberdi, pero no llegaron a un acuerdo, con los dueños, lo mismo que con el terreno de Devoto, situado en Mármol entre Méjico y Venezuela. Y aquí nuevamente el padre Massa, viene en auxilio de sus jóvenes amigos. Hay un terreno — les dice, — propiedad de las Hermanas Auxiliadoras y de los hermanos Onetto en la avenida La Plata 1700... ¿Quieren comprarlo? Scaramusso no titubea. Dice que sí. El club ya tiene grandes amigos, verdaderos hinchas, que harán sin duda el sacrificio de "patinarse unos pesos" por San Lorenzo de Almagro, y así es en efecto. Cuando la operación estaba ya ultimada y la triste realidad les decía que ni por olvido había un solo centavo en caja, ni para el papel sellado de la escritura, aparecieron los mecenas. Scaramusso, supo buscar un grupo de hombres que financiaron la operación, y esos hombres que figuran en el cuadro de socios de la institución como "socios honorarios", convirtieron en realidad lo que todos creían que era un sueño, alquilar un gran campo y construir en él el "field", tribunas, etc. Aquellos hombres fueron Antonio Mulet, José Troglio, José Fragoso y Ramón Mom. Cada uno contribuyó con una suma considerable y hasta se dio el caso de que el padre Massa contribuyera también con trescientos pesos, suma igual a la que puso Scaramusso, que no obstante no tener un centavo, figuraba aportando tres canarios gracias a la generosidad de don Antonio Mulet, que sin que él se los pidiera, se los prestó diciéndole: Ya me lo devolverá usted, pero no es posible que el presidente del Club no ponga todos sus ahorros en esta empresa. La obra de nivelación y arreglo del terreno, construcción de casillas, baños, etc., fue obra de ellos mismos. Chapas, alambres, postes, tablones, todo fue donado a los muchachos y el "field" se inauguró a fines de 1916. Otra figura vinculada por su simpáticos gestos de desprendimiento y humanitarismo, con los socios del Club San Lorenzo de Almagro, fue el doctor Fernando Bollini, que atendió con el mayor desinterés a cuanto enfermo tenía en sus filas el club, no sólo sin cobrarles la asistencia, sino suministrándoles siempre los remedios y drogas de su peculio. A partir de esta fecha, el club puede decirse que entró ya en una era de prosperidad, y fue desenvolviendo sus actividades deportivas con mayor o menor éxito, pero siempre con idéntico entusiasmo y optimismo. Hasta que en el período comprendido entre 1928 y 1929, se realizó el empréstito interno, para la construcción del grandioso estadio que hoy tiene en la avenida La Plata.§
Que hermoso , se me pintan los lagrimones al leer esto
ResponderBorrarImposible no emocionarse!!!
ResponderBorrarEmocionante recuerdo de La Cancha De Fútbol por excelencia de la ciudad de Buenos Aires. Y eso que soy de Boca... Recuerdo cuando pibe a los visitantes amontonados en la cabecera de José Mármol, incluidos algunos 'intrusos' subidos a las torres de iluminación que estaban dentro del terreno de juego.
ResponderBorrarPregunta 'off-topic': ¿Para cuándo un recuerdo al viejo Estadio San Martín, que la Liga Marplatense increíblemente decidió demoler en los '90? Una locura semejante ciudad con un solo estadio grande (el Minella) para un montón de clubes. También me trae buenos recuerdos la cancha de MDQ, pero quizás la recopilación se limite a Capital y alrededores.
Saludos. Alfonso.
Este blog cubre los 18 clubes que iniciaron el profesionalismo en 1931 y, como excepción, el mítico reducto de Sportivo Barracas. Estoy preparando un nuevo blog con canchas de otros clubes y del interior del país. No faltará ahi el recuerdo del San Martín de Mar del Plata.
BorrarExcelente aporte,no soy de San Lorenzo,era mi abuela Viky que vivía en Flores,y tengo el recuerdo de haber ido a la cancha por primera vez cuando se hacían los carnavales y recuerdo que cantó como primera figura el rey Palito Ortega ,y la gente bailaba y festejaba que época linda de la decada del 70,gracias por traerme a mi memoria estos gratos recuerdos.-
ResponderBorrarGracias por todos estos recuerdos!!!
ResponderBorrarImpresionante!
ResponderBorrarMaestro ya tenes el blog del resto de clubes que mencionaste en un comentario? Gracias y felicitaciones por este
ResponderBorrarAún no. Lo tengo pendiente en la lista de cosas para hacer en 2017.
BorrarQue lindo era el Wembley Porteño, Vamos a Volver!!
ResponderBorrarMuy buena investigación histórica! felicitaciones!
ResponderBorrarQue placer era concurrir a esa cancha, era la mejor ubicada de todas. Soy del Rojo y saludo con gran afecto al gran CASLA.
ResponderBorrarGracias Lewis, gracias MIL por compartir tu brillante trabajo.
ResponderBorrarNotables los fílmicos, sobre todo el video de las fotos del Gasómetro por dentro. Emocionante. Cuando mi viejo me llevaba era muy pibe y no ví o ya no recuerdaba todo eso.
Saludos y que tengas un excelente 2018.
SOY UN CUERVO DE 54 AÑOS. COMO YO VIVIA LEJOS, FUI AL VIEJO GASOMETRO ALGUNOS PARTIDOS DE 1978 Y 1979 MUCHAS GRACIAS POR TAN BUEN TRABAJO
ResponderBorrarMuchas gracias por el informe !!! So hay alguna petso a que lo sepa, yo necesito me digan como se llamaba la persona que se identificaba como "la voz del estadio" en el Viejo Gasometro, en las décadas del 60 y 70. Muchas gracias
ResponderBorrarEl domingo presente en la gran fiesta del ciclón!! Q alegría!!!
ResponderBorrarMe has echo recordar tardes de fútbol desde la tribuna de Casas, joder como paso el tiempo.. Pero volvimos carajo!!
ResponderBorrarQue buen material, muchas gracias por compartirlo ! Y como dice el tango
ResponderBorrar"pero de esa tierra,
de su misma entraña
Los gauchos de Boedo
no se iran jamas"
Saludos
GRACIAS MI AMIGO, DE TODO CORAZON
ResponderBorrarSIMPLEMENTE HERMOSO.
Tremendo este trabajo amigo. Me has transportado por momentos a los orígenes de mi hermoso club. Muchas gracias de corazón.Abrazo cuervo.
ResponderBorrarComo movía multitud mi san lorenzo en esos años❤💙❤💙
ResponderBorrarQué buen trabajo!, y vamos Ciclón querido!!!
ResponderBorrarExtraordinario informe, Muchas gracias, voy a difundirlo todo lo que pueda.
ResponderBorrarFelicito a quienes crearon y armaron esta página con documentos increíbles. Como dato de color quiero contarles algo sobre el "Nuevo Gasómetro".
ResponderBorrarMi tío abuelo fue Sebastián Gualco, arquero de San Lorenzo en la década del 30. En noviembre de 1992 falleció y como buen amante del fútbol, no había mejor lugar que descanse en su querido club que tanto defendió. Lo cremamos y gracias a la intervención del ex árbitro Ricardo Calabria, las cenizas de mi tio yacen exactamente en el centro del Nuevo Gasómetro. Mi papá junto con Graciela (su hija), hicieron un pocito y alli las dejaron. Para ese entonces la cancha apenas tenía una tribuna levantada. Pocos saben esta historia, pero creo que aporta un dato más a la hermosa historia de este club.
Un cordial saludo.
Pablo Sarena.
Gracias Pablo por compartir esta apostilla. Te mando un abrazo.
BorrarExcelente recopilación de un tema particularmente sensible para el hincha de San Lorenzo. Te comento que hace poco encontre en un sitio del GCABA la publicacion de fotografias aéreas de diversos años. Las más antiguas de 1929 muestran con claridad que emplazamiento original del campo de juego del Viejo Gasometro no era el que luego trascendió por 50 años. Te dejo el link a la pagina con dichas imagenes: https://www.ssplan.buenosaires.gov.ar/webfiles/mapa_aereas.php
ResponderBorrarMis lágrimas y toda mi emoción bosteras por traernos a los orígenes de nuestros queridos clubes, hoy no hay rivalidad que valga un abrazo enorme al Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Bellísima y tierna su historia, hermanados ambos en orígenes bien humildes y honestos.
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