Una designación con 12 años de anticipación no significó que se pusieran manos a la obra. Recién en 1972 la AFA —cuyo interventor era Raúl D’Onofrio, padre del reciente Presidente de River Plate— convocó a un concurso para seleccionar el emblema y la mascota del Mundial’78.
Los resultados del concurso se dieron a conocer en febrero de 1973. El emblema elegido combinaba un círculo con los colores patrios, que podía representar un sol y una pelota. La mascota era un estilizado gauchito compuesto íntegramente por figuras geométricas.
En marzo de 1973 se llamó a elecciones generales. El nuevo gobierno decidió cambiar el emblema del Mundial, y en abril de 1974 adoptó uno que semejaba unas manos ejecutando un saque lateral. No tardó en difundirse que el diseño estaba inspirado en el saludo de Perón.
Su diseñador, Juan Riera, siempre reivindicó que se inspiró en la forma de un planisferio al que le incorporó la bandera argentina y la silueta de una pelota. Nunca buscó representar unas manos. Tiene sentido, pues se trataba del Mundial de Fútbol y no de Handball.
En 1976 se volvió a alterar el orden democrático e intentó cambiar el emblema del Mundial. Sin embargo, se lo mantuvo pues ya había alcanzado cierto nivel de difusión internacional. Se lo proyectó en el estadio olímpico de Munich al cabo de la final del Mundial de 1974.
En 1977 se le encargó al estudio de García Ferré el diseño de una nueva mascota. Era uno de los estudios de historietas y dibujos animados más reconocidos del país, y fuente de los más recordados y populares personajes.
El diseño de la nueva mascota no sorprendió. Mantuvo la imagen del gauchito, pero como era de esperar ahora en clave de personaje de historieta. Alcanzó buena aceptación entre el público, aunque no precisamente por su originalidad.
La última pieza gráfica del Mundial’78 fue el afiche (poster). En 1977 se llamó a un concurso privado y se seleccionó esta estupenda obra de Eduardo López. La gente asumió con razón que eran Luque y Ardiles celebrando un gol (los modelos fueron Tito Orsi y Guillermo Szelske).
El diseño de la nueva mascota no sorprendió. Mantuvo la imagen del gauchito, pero como era de esperar ahora en clave de personaje de historieta. Alcanzó buena aceptación entre el público, aunque no precisamente por su originalidad.
La última pieza gráfica del Mundial’78 fue el afiche (poster). En 1977 se llamó a un concurso privado y se seleccionó esta estupenda obra de Eduardo López. La gente asumió con razón que eran Luque y Ardiles celebrando un gol (los modelos fueron Tito Orsi y Guillermo Szelske).