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La historia del Penal

A propósito de esta propuesta de Pierluigi Collina para eliminar el rebote en el penal y que la jugada termine si el arquero o el poste lo rechaza, vale la pena repasar brevemente la historia de la pena máxima en el fútbol.

El penal surgió en 1891 para evitar que se impidieran goles con la mano. En el reglamento original de 1863 no había arquero y los jugadores podían atrapar la pelota con sus manos. El puesto de arquero se definió a medida que se acotó el uso de las manos al resto de los jugadores.
En 1891 se trazó una raya transversal a 12 yardas del arco. Toda falta (hands o foul) cometida en esa zona era penada con un tiro libre directo al arco desde cualquier punto de la raya (no necesariamente desde el centro).

El arquero podía acercarse hasta 6 yardas a la pelota. Era la distancia reglamentaria para los tiros libres (en 1913 se la extendió a 10 yardas). Por eso se trazaron dos semi-círculos de 6 yardas desde cada poste del arco. Esta zona es la antecesora de la actual área chica.

En su origen, convertir un penal era más difícil que ahora pues el arquero podía cerrar la línea del tiro. El resto de los jugadores se ubicaban a 6 yardas del ejecutor del penal, y para ello se trazó una línea a 18 yardas del arco. Es el antecedente de la actual área penal.

En 1902 se normalizó el campo de juego. El área chica tomó 6 yardas de ancho por 20 yardas de largo. Se reemplazó la línea penal de 12 yardas por el punto penal (a 12 pasos del centro del arco). El área penal tomó 18 yardas de ancho por 44 yardas de largo.

En 1905 se estableció que el arquero no podía avanzar más allá de su línea de gol antes de que se ejecutara la pena. Desde entonces, el penal exigió 12 yardas de distancia del arquero con el ejecutor, y no las 6 yardas reglamentarias (que desde 1913 fueron 10 yardas).

El International Board incluyó la propuesta de Collina en su plan Play Fair 2017/22, pero no avanzó. El objetivo era evitar las invasiones del área. Abordó este asunto en esta temporada (2024/25), y ya no es infracción si el jugador que invade el área no incide en el resultado del penal.

Si un penal terminare cuando el arquero o el poste lo rechaza —como propone Collina— haría más difícil convertirlo. Los réferis temen sancionar faltas en el área por su gran incidencia en el resultado del partido. Si fuere más difícil convertir un penal, quizás sancionarían más.

En el improbable caso que se avanzare con la propuesta de Collina, no se controlaría más la invasión de zona y desaparecería la medialuna (la última modificación en las marcas del campo de juego, que se introdujo en 1937).

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