Desde los albores del fútbol porteño —a fines del siglo XIX— las mujeres siempre acompañaron los partidos de sus hijos, novios y esposos.
En la Sociedad Sportiva en Palermo —donde se jugaron los partidos internacionales de principios del siglo XX— lucieron sus mejores galas.
No faltaron en 1907 a la final de la Copa Competencia entre Alumni y Peñarol, en el flamante field del Caballito de Ferro Carril Oeste.
En 1911, el primer palco que tuvo Boca Juniors en su cancha de Costanera Sur se vio engalanado por una nutrida presencia femenina.
En 1911 se hicieron sentir el día que Estudiantes de La Plata le ganó a Independiente el ascenso a 1ª división en la última fecha del torneo.
Los vecinos de Racing no se quedaban a la zaga, y en 1911 las señoritas alentaban a la futura Academia en su 1era temporada en 1ª división.
En 1915 las chicas no sólo eran espectadoras, sino que se le animaban a la redonda, como este equipo del Colegio Nacional de San Nicolás.
A medida que creció el número de espectadoras, se les comenzó a reservar espacio en la tribuna oficial (cancha de River en Dársena Sur).
En 1923 se incendió la tribuna oficial de Independiente en Crucecita, pero las damas siguieron firmes junto a la línea alentando el equipo en las nuevas instalaciones.
En febrero de 1930 una nutrida presencia femenina se hizo presente en Alvear y Tagle, la tarde que Gimnasia le ganó el campeonato a Boca.
En algunas canchas —como el estadio de River en Alvear y Tagle— se reservaban para las damas asientos en la platea de la tribuna oficial.
En otras —como en el Gasómetro de Avenida La Plata— la damas ocupaban un fila de bancos ubicados dentro del campo de juego.
El alambrado olímpico protegía a las damas de los abarrotados hinchas de la popular. Pero su comportamiento no era diferente. Veamos…
En la década de 1930 las “hinchas femeninas” se ganaron por derecho propio un lugar en los usos y costumbres del fútbol de la época.
Ni la lluvia ni el viento podían desalentar a estas fervorosas seguidoras de la Academia de mediados de la década de 1940.
En los años ’60 casi todos los estadios tenían su sector femenino. Uno de los más característicos fue la tribuna de socias de la Bombonera.
Desde el codo femenino de la Doble Visera se emitían sonidos de muy alta frecuencia cada vez que los forwards rivales entraban al área roja.
En 1932, el célebre fotógrafo húngaro Martín Munkasci visitó Buenos Aires. Un día fue al fútbol y dos particularidades captaron su atención.
La primera fue que el público estaba separado del campo por un gran alambrado (el que antes protegía a las damas). Foto del estadio de 1 y 57 en La Plata.
La segunda fue el entusiasmo con que las hinchas platenses seguían las incidencias del juego. Capturó una antológica serie de fotografías.
Ha pasado mucho tiempo desde que las damas iban al estadio vestidas de largo y capelina, pero de una cosa estoy seguro...
...el fútbol es el juego más hermoso del mundo, pero gracias a ellas lo es más.