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Futbol & Polo Argentinos

¿Quién sabe más de jugadores de fútbol del amateurismo? @PabloKersevan. ¿Quién prepara las mejores estadísticas de fútbol y polo? @PatricioMinig. Les pedí a ambos que me ayudaran a compilar un hilo sobre los puntos de contacto entre el fútbol y el polo argentinos. Y salió esto…

El Campeonato Argentino Abierto de Polo, que se juega en las canchas de Palermo, está considerado el torneo más importante del mundo de este deporte. 

La supremacía mundial del polo argentino es absoluta. En el ámbito deportivo local, sólo el fútbol se ganó un reconocimiento que no reconoce fronteras. Exploremos cuáles son los puntos de contacto entre el polo y el fútbol argentinos.

Ambos deportes tienen, relativamente, muy poco en común. Pero comparten instancias históricas y curiosidades cuyo repaso ofrece una entretenida oportunidad para recopilar cómo fue el proceso de introducción del deporte en el país.

Las versiones modernas de ambos juegos se consolidaron en Inglaterra a fines del siglo 19. El fútbol evolucionó de añejos juegos con pelota practicados desde tiempos de los Romanos. El polo también es antiquísimo. Proviene de Asia y militares británicos lo adoptaron en la India.

El fútbol moderno comenzó a reglamentarse a partir de 1863 luego del establecimiento de la Football Association (FA) en Londres. El primer registro de un partido en Buenos Aires es del 20 de junio de 1867 en Palermo, entre dos equipos capitaneados por Thomas Hogg y Walter Heald.

En marzo de 1869 el editor del periódico “The Field” de Londres, publicó un carta que describía cómo los oficiales británicos destacados en la India habían adoptado con entusiasmo “el hockey sobre caballos”, en el que se marcaban goles como en el fútbol.

Un oficial del 10º Regimiento de Húsares (el “Pollo” Hartopp) se interesó en la nota de “The Field” y comenzó a experimentar. Logró entusiasmar a sus colegas del 9º Regimiento de Lanceros, y en 1870 jugaron el primer match de polo en Inglaterra.

En enero de 1870, un lector argentino también se interesó en aquella misma nota de The Field y le preguntó al periódico cómo eran las reglas. Auguraba un venturoso futuro para el polo en el país. Usó el seudónimo “Un Gaucho” y recibió 2 respuestas con los detalles del juego.

En 1875 el Hurlingham Club de Londres reglamentó el juego del polo. Los arcos eran dos postes separados 8 yardas (misma distancia que en el fútbol). Cada vez que se marcaba un gol se cambiaba de lado (regla que el fútbol también aplicó en sus orígenes).

En septiembre de 1875 el diario The Standard reportó varios partidos de polo en la estancia El Negrete en Ranchos, a 120 km. al sur de Buenos Aires. Charles Krabbé, cuñado de Walter Heald (aquel del primer partido de fútbol), fue de la partida en el match entre Campo vs. Ciudad.

La introducción del deporte en la Argentina recién comenzó a desarrollarse en el último cuarto del siglo 19. En Buenos Aires todo se hacía a caballo. El pésimo estado de las calles impedía la circulación de coches, y hasta los mendigos recorrían la ciudad montados.

La pésima situación sanitaria de Buenos Aires en los 1870s alentó a los porteños a mudarse a los suburbios, accesibles gracias al tendido de líneas férreas y de tranvías. Los ingleses aprovecharon el espacio disponible en la periferia para fundar los primeros clubes atléticos.

En la década final del siglo 19 se establecieron clubes atléticos británicos en los puntos cardinales de Buenos Aires: Quilmes, Lomas, Flores, Belgrano, Hurlingham. En todos se practicaba una amplia variedad de deportes (cricket, fútbol, rugby, tenis, polo, golf, atletismo).

El Hurlingham Club fue establecido en 1888 en 34 hectáreas ubicadas a 25 km. al Oeste de Buenos Aires, cerca de donde se combatió en Caseros en 1852. El nombre indica que se buscó emular al club londinense que reguló el polo, pero se fomentaron muchos más deportes (incluso turf).

En 1890 se jugó en Hurlingham el segundo partido de futbol entre miembros de la comunidad británica residentes en Buenos Aires y Montevideo. Fue el primer partido internacional de fútbol disputado en el país. Los británicos porteños ganaron por 4 goles a 2.

En 1891 se formó la Argentine Association Footbal League. A partir de 1893, las asociaciones sucesoras disputaron sus torneos sin interrupciones. En la liga que se jugó en 1891 estaba prevista la participación del Hurlingham Club, pero finalmente desistió.

En 1892 se estableció la Polo Association of the River Plate, y a partir de 1893 se disputa el Campeonato Argentino Abierto. En su primera edición, Hurlingham derrotó a Quilmes en la final. Al año siguiente, el campeón fue el Flores Athletic Club.

El Flores Athletic Club se estableció en 1890 en un terreno en Caballito cedido por el Western Railway (Ferrocarril del Oeste). El solar era conocido como el Old Polo Ground, lo que denota que desde mediados de los 1870s se practicaba polo en el lugar.

En la cancha de polo de Caballito, Flores y Quilmes jugaron el partido inaugural de la liga de fútbol de 1893. El Belgrano Athletic surgió en un club de polo. Lomas Athletic jugó polo. El primer presidente de la Asociación Argentina de Polo —Joseph Hinds— jugó al fútbol en Lomas.

En sus orígenes, el deporte era cosa de ingleses. En marzo de 1892 el semanario River Plate Sport & Pastime, que se editaba en inglés en Buenos Aires, abogaba por cambiar este estado de cosas y auspiciaba que los jóvenes locales se sumaran a la práctica deportiva:

En 1895 y 1896 el Abierto lo ganó Las Petacas, integrado por Frank Kinchant y 3 trabajadores rurales: Sixto y José Martínez, y Francisco Benítez. La estancia “Las Petacas” era de la familia Jewell, que donó el solar donde se estableció el Club Atlético del Rosario (Plaza Jewell).

En 1901 el campeón fue San Carlos con dos petiseros, Juan Carrizo y Roque Fredes. En 1906 ganó North Santa Fe con José González. En 1907 y 1909 Western Camps con Eduardo Lucero. Desde 1910 se desalentó que jugaran petiseros, considerados profesionales pues cobraban un sueldo.

En 1900 se estableció la Sociedad Hípica Argentina en un campo de deportes frente al Hipódromo Argentino en Palermo. Fue la respuesta de la alta sociedad porteña al desarrollo de los clubes británicos y al entusiasmo que el deporte comenzó a despertar entre la juventud local.

La Sociedad Hípica se renombró Sociedad Sportiva cuando amplió su objeto más allá de los deportes ecuestres. En el centro de su hipódromo había una cancha de polo en la que se disputaron eventos deportivos de todo tipo, y se jugaron partidos históricos del fútbol argentino.

En la cancha de la Sportiva la Selección Argentina de fútbol jugó por primera vez en el país (1903); nos visitaron los profesionales ingleses: Southampton (1904), Nottingham Forest (1905), Everton y Tottenham Hotspur (1909); el Alumni de los Brown derrotó a Sudáfrica (1906).

En 1915 la Asociación Argentina de Football proyectó levantar un estadio para 50.000 espectadores en el terreno de La Sportiva, en la esquina de la Av. Dorrego y la Av. Vertiz (hoy Av. del Libertador). Es el mismo solar donde hoy se encuentra la cancha #1 de polo.

En 1921 se estableció la Federación Argentina de Polo. Reunió a polistas que querían ir a competir a Inglaterra. Ese año el fútbol también estaba dividido entre la Asociación Argentina (con Boca y Huracán) y la Asociación Amateurs (con River, Racing, Independiente y San Lorenzo). Este es un resumen publicado en Inglaterra.

Desde fines de siglo 19 algunos notables polistas locales jugaban en Inglaterra, a donde llevaban (y vendían) sus mejores caballos. En 1912 el equipo de El Bagual (Wild Horse, en inglés), derrotó al equipo de Eaton del duque de Westminster y obtuvo la Whitney Cup.

En 1922 la Federación Argentina de Polo designó al equipo para ir a Inglaterra. La excursión fue financiada por el Jockey Club. Ganaron las Whitney Cup, Challenge Cup y Champion Cup (Abierto de Inglaterra). Según un comentarista británico, “pusieron a la Argentina en el mapa”.

Luego de los triunfos en Inglaterra, el equipo de la Federación Argentina de Polo —integrado por Lewis Lacey, David Miles, Juan Miles y Juan Nelson— fue invitado a participar en el Abierto de EE.UU., que también conquistó ampliamente.

El éxito de la gira de 1922 le dio prestigio a la Federación Argentina de Polo. La Polo Association of the River Plate se avino entonces a integrar la Asociación Argentina de Polo. El objetivo fue preparar el mejor equipo para participar en los Juegos Olímpicos de 1924 en París.

Algunos de los mejores jugadores locales también podían jugar para el Reino Unido. Antes de que los británicos designaran a su equipo, Johnny Traill y Lewis Lacey (los 2 primeros 10 goles de hándicap que tuvo el polo argentino), indicaron que no competirían contra la Argentina.

El equipo argentino —integrado por Juan Nelson, Juan Miles, Enrique Padilla y Arturo Kenny— ganó en 1924 en París la primera medalla de oro olímpica para la Argentina. Destaca la presencia de un apellido no británico (el Capitán Padilla) entre los campeones olímpicos.

Estos son los campeones del Campeonato Argentino Abierto de Polo con antecedentes en el fútbol oficial argentino. Los campeones olímpicos Padilla y Kenny jugaron al fútbol cuando eran muy jóvenes, más de una década antes de consagrarse en el polo.

El caso del sportsman uruguayo Julio Negrón es notable. A fines del siglo 19 fue fundador y capitán del CURCC (hoy Peñarol), y además jugó en Belgrano y Lobos. Ya entrado el siglo 20, fue 4 veces campeón del Abierto de Polo y otras 6 finalista. También destacó en rugby y tenis.

La década de 1920 marcó la irrupción del Río de la Plata en la escena deportiva mundial. El éxito del polo argentino se complementa con las medallas de oro en fútbol ganadas por Uruguay en 1924 en París y en 1928 en Ámsterdam (esta última frente a la Argentina).

El éxito del deporte rioplatense se basó en esquemas de juego novedosos (“la nuestra”), que prevalecieron sobre los sistemas predominantes. En fútbol se desarrolló un estilo de pases cortos y gambetas. En polo fue al revés, y se impuso un estilo de pases largos y juego más veloz.

En 1928 se amplió el Campo de Polo en Palermo que quedó dispuesto con las canchas #1 (sobre la Av. Dorrego) y #2 (sobre la Av. del Libertador), que se usan en la actualidad. El Campeonato Argentino Abierto se trasladó a Palermo y dejó de jugarse en la canchas del Hurlingham Club.

En 1936 en Berlín, se repitió el oro olímpico en polo. El equipo estuvo formado por Luis Duggan, Roberto Cavanagh, Andrés “Conde” Gazzotti y Manuel “Paisano” Andrada. Juan Nelson (campeón de 1924) fue suplente. Se consolidó la presencia de apellidos no británicos en la formación.

Un roble plantado entre las canchas #1 y #2 de Palermo recuerda hoy este hito. Juan Nelson (polo, 1924 y 1936) y Javier Mascherano (fútbol, 2004 y 2008), son los únicos deportistas argentinos que han ganado en dos oportunidades el oro olímpico en sus respectivos deportes.

A medida que se expandió el régimen profesional en el fútbol, dejaron de repetirse casos de jugadores de polo con actuación en el fútbol oficial. En 1944 la revista El Gráfico destacaba que el hijo de Jorge Gibson Brown —Eduardo— jugaba unos muy respetables 6 goles de hándicap.

El fútbol y el polo recorrieron avenidas separadas hasta que en 2002 el equipo de La Dolfina —Cambiaso, Castagnola y los hermanos Merlos— adoptó los colores del club Nueva Chicago, probablemente inducidos por el Lolo pues su padre desarrollaba su actividad en Mataderos.

El de 2002 fue el primer Campeonato Argentino Abierto ganado por La Dolfina (hoy tiene 15). En el partido final contó con el aliento de la barra del club de Mataderos, cuya presencia escandalizó a los habitués del polo.

En 2003 se organizó en Palermo una exhibición entre Boca y River con equipos integrados por jugadores de alto hándicap y marcado fanatismo por los dos colosos del fútbol argentino. La crónica cuenta que a medida que transcurrieron los chuckers, la cosa se puso áspera. Ganó Boca.

En 2010 se repitió el duelo River-Boca en polo, pero en un torneo menor (Copa Aeropuertos Argentina 2000). En el equipo xeneize jugó Gabriel Batistuta, junto a Adolfo Cambiaso. En River, el estandarte del polo hoy lo lleva Leonardo Ponzio.

El 8.12.2018 Boca y River disputaron la Libertadores en Madrid. Ese mismo día se jugó la semifinal del Abierto en Palermo entre Ellerstina (negro) y Las Monjitas (naranja). Sus capitanes, Facundo Pieres (River) y el Sapo Caset (Boca), no ocultaron sus preferencias futboleras.

El fútbol y el polo comparten la significancia del #10 (camiseta y hándicap). En 2020 el equipo de 40 goles de La Dolfina rindió homenaje a Diego Maradona. Cambiaso, Stirling, Mac Donough y Nero jugaron su partido del Abierto en Palermo con el #10 y el apellido en la espalda.

Algo que el polo jamás podrá disfrutar como el fútbol es el virtuosismo de un zurdo. Las reglas que regulan el derecho de preferencia para jugar la bocha, exigen que el taco de polo siempre se empuñe con la mano derecha. Para compensar, cada vez más el polo viste la albiceleste.

Desde su introducción a fines del siglo 19, el fútbol y el polo han recorrido un extenso derrotero que los llevó, desde sus sencillos orígenes promovidos por residentes británicos, hasta convertirse en los dos más fieles exponentes del más acabado desarrollo deportivo del país.

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