Último artículo publicado

4 Libros Electrónicos ¡Descargas Gratis!

La gira del Motherwell en 1928

A full english translation of this extensive article is available for downloading (153 Mbytes) at the following link: https://drive.google.com/file/d/1wOHWsB6IcC2MkcjxwsEmHFZRGNg9FxzD/view?usp=sharing

Este artículo incluye citas textuales de artículos publicados por la revista El Gráfico y se nutre de la investigación desarrollada por Pablo Ciullini, quien recuperó formaciones y síntesis de los partidos de esta gira.

Índice
i. Antecedentes
ii. Preparativos
iii. Partido #1 - Capital
iv. Partido #2 - Provincia
v. Partido #3 - Capital
vi. Partido #4 - Liga Rosarina
vii. Partido #5 - Asociación Amateurs Argentina
viii. Partido #6 - Combinado Rioplatense
ix. Partido #7 - Combinado del Interior
x. Partido #8 - Liga Rosarina
xi. Partido #9 - Boca Juniors
xii. Partido #10 - Peñarol
xiii. Partido #11 - Peñarol
xiv. Partido #12 - Combinado Carioca
xv. Partido #13 - Scratch Brasileño
xvi. Conclusiones

Volver al Índice

i. Antecedentes
A mediados de 1927, la recién establecida Asociación Amateurs Argentina de Football contrató, a través del promotor londinense E. Alcaráz, al primer equipo del Motherwell FC escocés, para jugar una serie de partidos en Buenos Aires entre mayo y junio de 1928. La excursión también se extendió a Rosario (Argentina), Montevideo (Uruguay) y Río de Janeiro (Brasil).

Se trataba de un club fundado en 1886 —de divisa ámbar y claret— que integraba la primera división de la Liga Escocesa. Su campo de juego —Fir Park— se sitúa desde 1895 en la localidad de Motherwell, a unos 15 km. de Glasgow, una zona minera que en esa época estaba sumergida en una profunda crisis económica.
Fir Park, campo de juego del Motherwell (circa diciembre de 1928).
El club atravesaba una precaria situación financiera, pero era reconocido como uno de los más fuertes conjuntos de la Gran Bretaña debido a las excelentes actuaciones alcanzadas bajo la tutela de su legendario manager, John “Sailor” Hunter, una renombrada figura del fútbol británico.

Como jugador, Hunter acreditó una trayectoria de 14 años en los que jugó en los clubes ingleses Liverpool (donde fue campeón de Liga en 1900/01), Arsenal y Portsmouth; y en los escoceses Hearts y Dundee (donde ganó la Copa Escocesa en 1910). En 1911 se retiró a la edad de 32 años debido a una lesión en la rodilla, e inmediatamente asumió la dirección del Motherwell al que convirtió en uno de los mejores equipos del futbol escocés.
John "Sailor" Hunter (sentado), junto a los internacionales David Thackery (half-back izquierdo), Allan McClory (arquero), George Stevenson (insider izquierdo) y Robert Ferrier (winger izquierdo). Circa 1928.
En ese equipo del Motherwell se destacaba el ala izquierda compuesta por George Stevenson y Robert Ferrier, considerada una de las mejores del mundo, y por la que se decía que el Motherwell había rechazado ofertas de más de 10.000 libras esterlinas. Ambos jugadores eran internacionales, junto con el arquero Allan McClory y el half izquierdo David Thackeray.

El último equipo británico que había actuado en el Río de la Plata había sido el Plymouth Argyle, club de la 3ª división de la Liga Inglesa, que en 1924 disputó 9 partidos en Buenos Aires, Montevideo y Rosario, de los que ganó 3, empató 3 y cayó en los 3 restantes.
Plymouth Argyle durante su gira al Río de la Plata de 1924 . Foto coloreada por @PabloKersevan.
Un antecedente inmediato de encuentros con el fútbol escocés lo ofrecía el Third Lanark, equipo de la 1ª división escocesa que en 1923 disputó 8 partidos en Buenos Aires y Montevideo, de los que ganó 4, empató 2 y cayó vencido en los 2 partidos restantes.
Third Lanark en el partido inaugural de su gira al Río de la Plata. (10 de junio de 1923).
En un principio se asumió que el Motherwell era mucho más poderoso que el Third Lanark. Los siguientes hechos alimentaban estas suposiciones:
- el Third Lanark completó la temporada 1922/23 en la 17ª posición (entre 20 cuadros participantes) en la 1ª división de la liga escocesa. A su regreso de la gira por Sudamérica descendió a la segunda liga al cabo de la temporada 1923/24;
- el Third Lanark integró su equipo de 1923 con varios jugadores de otros equipos escoceses, situación que podía otorgar un hándicap adicional al jugar como visitante, pues era previsible que se alcanzara un menor grado de entendimiento entre las diferentes líneas del team. Por el contrario, el Motherwell concurrió a la gira de 1928 con el plantel completo que había jugado el torneo de liga escocés;
- el Motherwell completó la temporada 1927/28 en la 3ª posición de la 1ª división de la liga escocesa, en la que jugó 38 partidos (de los que ganó 23, empató 5 y perdió 10, con 81 goles a favor y 53 en contra), y derrotó al campeón Rangers y al subcampeón Celtic, respectivamente. También había obtenido el subcampeonato de la liga en 1926/27, al cabo de la cual realizó una exitosa gira por España, en la que derrotó al Real Madrid y obtuvo las copas del Rey Alfonso XIII y de Barcelona al derrotar en sendos partidos al Swansea Town galés;
Motherwell en la temporada 1926/27.
Los trofeos (de izquierda a derecha) son la Lanarkshire Cup, la Copa del Rey Alfonso XIII y la Copa de Barcelona. 
La visita de un eximio equipo de profesionales escoceses como el Motherwell, integrado por todos sus titulares, adquirió una importancia excepcional en el medio local, pues se trataba de un conjunto destacado y proveniente una región con fama de practicar un fútbol científico por excelencia. De la actuación frente a estos oponentes, se podría deducir una doble comprobación:
- la primera, si aún podíamos aprender algo más en materia de fútbol;
- y la segunda, cuál era la posición relativa que le correspondía al fútbol argentino en el concierto internacional, en el preciso momento en el que la selección nacional se encontraba próxima a dirimir supremacías en el campeonato olímpico de Ámsterdam.

El full-back William Frame, quien había venido a Buenos Aires con el equipo de Third Lanark en 1923 cuando era jugador del Clyde, y que ahora volvía con el Motherwell, opinó que se trataba de un equipo mucho más completo. Se decía que no sólo era uno de los primeros valores de Escocia, y que había batido al campeón vigente con amplitud, sino que era muy superior individual y colectivamente al Third Lanark de 1923.

¿Qué sería entonces el Motherwell? Quizás una máquina perfecta, que sumaba en once el esfuerzo y la habilidad consumada de colosales individualidades. Al meditar en esto cerrábamos el corazón en un puño, pensando en el triste papel que le cabría en suerte a nuestros pobres muchachos, que sólo tendrían para oponer a tanta ciencia colectiva, el entusiasmo que nos caracteriza en esta clase de compromisos y la astucia criolla que tanto celebráramos en otras ocasiones.

Volver al Índice

ii. Preparativos
El 20 de abril de 1928 el team del Motherwell embarcó en el puerto de Southampton en la nave Almanzora de la Royal Mail Steam Packet (RMSP).
La delegación del Motherwell en la estación de ferrocarril de Waterloo en Londres, antes de partir hacia Southampton donde embarcó en el vapor Almanzora (20 de abril de 1928). 
El vapor Almanzora desplazaba 16.034 toneladas. Fue botado en 1915, prestó servicios en ambas guerras mundiales, y fue retirado del servicio en 1947.
La delegación del Motherwell la integraban su manager John “Sailor” Hunter, los entrenadores William Walker y Andrew Donaldson, y los siguientes 17 jugadores (que en su gran mayoría acreditaban una amplia experiencia profesional):
Plantel del Motherwell en la gira por Sudamérica de 1928.
Plantel del Motherwell en la gira por Sudamérica de 1928.
Plantel del Motherwell en la gira por Sudamérica de 1928.
La travesía hasta Buenos Aires insumió 21 días. En el trayecto la nave hizo escalas en Río de Janeiro y Montevideo, que fueron aprovechadas por los referentes del fútbol local para estrechar lazos con la delegación visitante antes de los partidos que el Motherwell disputaría en esas ciudades en su camino de regreso a Escocia.

La delegación del Motherwell aprovechó la escala en Río de Janeiro para entrenar en el campo de juego del Club Botafogo, encargado de organizar sus presentaciones en esta ciudad. En la siguiente foto los jugadores del Motherwell posan frente a la tribuna oficial
El Motherwell en Río de Janeiro (5 de mayo de 1928).
La siguiente foto da una idea del aspecto del campo de juego del Club Botafogo en 1927. Cabe notar que los partidos del Motherwell en Río de Janeiro no se jugaron en este estadio, sino que se programaron en el estadio del Fluminense Football Club.
Estadio del Botafogo (circa 1927).
Durante la breve escala en Montevideo, los jugadores del Motherwell recibieron la visita de allegados al Club Peñarol, encargado de organizar las presentaciones del equipo escocés en la capital uruguaya. Entre ellos se encontraba John Harley, emblemático centre half escocés que entre 1910 y 1920 descolló en el team aurinegro.
Los jugadores del Motherwell durante la escala en Montevideo (9 de mayo de 1928).
La expectativa levantada en Buenos Aires fue enorme. Contribuyó a esta situación una serie de eventos circunstanciales que detallo a continuación:
- el futbol local recién se había re-unificado la temporada anterior (1927), luego de 8 largos años en los que predominó la división entre la Asociación Amateurs y la Asociación Argentina. Aún estaba fresco entre la afición el renovado entusiasmo originado en esta ansiada fusión;
- entre mayo y junio de 1928, y en simultáneo con la gira del Motherwell, se jugó el campeonato olímpico de fútbol en la ciudad de Ámsterdam. Argentina envió un plantel compuesto por 22 de sus mejores jugadores. El torneo era reconocido por la FIFA como Campeonato Mundial, aunque de carácter amateur, pues no se permitía la participación de atletas profesionales como los que jugaban al fútbol en Gran Bretaña;
- al haber enviado el equipo a las Olimpíadas, se había suspendido el torneo local, situación que acrecentó el interés del público porteño en presenciar partidos de carácter internacional.
Plantel Argentino que obtuvo la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en junio de 1928.
Mientras el equipo escocés se encontraba en viaje hacia Sudamérica, surgió un inconveniente que a punto estuvo de hacer fracasar toda la gira. En febrero de 1928 las asociaciones británicas (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda) se desafiliaron de la FIFA debido a diferencias en la consideración de jugadores profesionales y amateurs. La FIFA había aceptado reconocer los salarios caídos de los jugadores que participaban en competencias internacionales (como los Juegos Olímpicos). Los británicos desistieron de participar en torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam de 1928. En mayo de 1928 la FIFA emitió una resolución en la que recordaba que ninguno de sus miembros estaba autorizado a participar en competencias contra equipos de asociaciones no afiliadas. Fue necesario realizar una consulta urgente a la FIFA para resolver la situación del Motherwell. Finalmente se autorizaron todos los partidos, pues la gira había sido contratada a mediados de 1927 y había sido expresamente autorizada por la misma FIFA.

El Motherwell arribó al puerto de Buenos Aires el 10 de mayo de 1928. Los escoceses tenían por delante un exigente cronograma de partidos, aunque en términos generales se pensaba que saldrían francamente airosos. Veamos cuáles eran esos elementos que presagiaban una exitosa gira del Motherwell:
- se trataba del team de un club que en sus últimas temporadas había actuado más o menos con la misma composición;
- en los dos últimos campeonatos de profesionales de la primera liga de Escocia se había clasificado en el segundo y tercer puesto. Ambas campañas habían fogueado a todos sus jugadores, entre los que se encontraban 4 internacionales (McClory, Thackeray, Stevenson y Ferrier);
- no enfrentaría a los mejores jugadores argentinos (que estaban en Holanda), sino que jugaría con improvisados equipos combinados, sin una adecuada preparación previa e integrados por jugadores que no habían sido seleccionados para los Juegos Olímpicos;
- por ser un equipo cuyos jugadores se conocían entre sí desde larga data, debían jugar con toda la armonía posible, probablemente aumentada por el riguroso adiestramiento al que son sometidos hombres cuya única ocupación es jugar al fútbol y mejorarse de manera continua bajo la mirada experta y el consejo sabio de entrenadores de probada suficiencia.
Delegación del Motherwell en el puerto de Buenos Aires (10 de mayo de 1928)
Cabe destacar que el Motherwell no vino con el objetivo de enseñar a jugar al fútbol, ni a darse el gusto de disputar una serie de matches por placer, sino simplemente lo hizo porque fue contratado en condiciones de ventajosa conveniencia económica para sus dirigentes y jugadores. El beneficio de la gira para el Motherwell fue de 5.000 libras esterlinas (equivalentes a US$ 400.000 en 2019). A pesar del frío cálculo que siempre se les atribuye a los profesionales que hacen del fútbol un medio de vida, tanto el amor propio del jugador avezado, como la circunstancia que si perdían merecerían las reprimendas de sus directores y no se harían acreedores a premios y gratificaciones, auguraban que harían todo lo posible por triunfar, aunque no los dominara un entusiasmo acendrado como a nuestros "amateurs".

Algunos cronistas prestaron la debida atención a las dificultades que el Motherwell encontraría en Buenos Aires, y que podrían impedirle rendir al máximo de sus posibilidades en los primeros partidos (análisis que fueron premonitorios). Veamos cuáles eran esos inconvenientes que podían resentir la eficacia de su desempeño:
- 3 semanas de viaje por mar, sin la posibilidad de entrenarse adecuadamente;
- condiciones de los fields muy diferentes a las de Escocia. Acá los campos de juego eran duros y secos, mientras allá suelen ser pesados y blandos como consecuencia de las continuas lluvias y nevadas;
- pelota más chica y dura que la que ellos están acostumbrados a usar;
- distinta interpretación de las reglas de juego de parte de nuestros referís; y
- una persistente insinuación de sus dirigentes de portarse bien, evitar cargar mucho con el cuerpo, y tratar de dar una buena impresión al publico extraño, que en cierta manera podía acotar el despliegue y potencial del equipo.

Volver al Índice

iii. Partido #1 - Capital
El primer partido se programó en el estadio de River Plate, más conocido como Alvear y Tagle, que estaba ubicado en el barrio de la Recoleta. Este estadio había sido inaugurado 5 años antes (1923), precisamente en ocasión de la visita del cuadro escocés de Third Lanark (que disputó sus 6 partidos en Buenos Aires en esta cancha). En 1928 el estadio ya había sido ampliado mediante la construcción de ambas tribunas cabeceras, por lo que era el más grande de la ciudad.
Alvear y Tagle (13 de mayo de 1928).
Alvear y Tagle (13 de mayo de 1928).
Alvear y Tagle (13 de mayo de 1928).
Desde hora temprana los alrededores del estadio fueron invadidos por un sinfín de hinchas, que gradualmente se fueron ubicando en las tribunas.
Aspecto que presentaba la calle Tagle instantes antes del comienzo del match (13 de mayo de 1928).
Se estima que el primer partido del Motherwell convocó a unos 35.000 aficionados que colmaron las instalaciones. La recaudación dejó en boleterías la friolera de 52.000 pesos (hoy serían US$ 330.000).
Tribuna oficial de River Plate (13 de mayo de 1928).
En esa época la mayoría de las ubicaciones permitía ver el partido de pie. Además se colocaron sillas dentro del campo de juego para señoras e invitados especiales.
Plateas ubicadas dentro del campo de juego para señoras e invitados especiales (13 de mayo de 1928).
Se invitó a dar el puntapié inicial al Gral. Agustín P. Justo, Ministro de Guerra de Marcelo T. de Alvear. Cinco años antes (1923) y en esa misma cancha, ese mismo Presidente de la Nación había dado el puntapié inicial del partido del Third Lanark con el combinado de la Asociación Amateurs.
El Gral. Justo da el puntapié inicial del primer partido de la gira. A la derecha Adrián Beccar Varela (Presdidente de la Asociación Amateurs Argentina de Football). En el extremo derecho de la foto aparece el manager del Motherwell, John "Sailor" Hunter. (13 de mayo de 1928).
Alvear transitaba los últimos meses de su presidencia. En abril de 1928 se habían celebrado las elecciones generales que consagraron por segunda vez a Hipólito Yrigoyen. Éste asumiría la primera magistratura en octubre de 1928, pero que en septiembre de 1930 sería derrocado por Uriburu, a quien en 1932 sucedería, precisamente, el Gral. Justo.
Tapa de Caras y Caretas previa a la inauguración de la segunda presidencia de Yrigoyen (circa octubre de 1928).
El ministro Justo ingresó al campo de juego acompañado por el presidente de la Asociación Amateurs Argentina de Football, Adrián Beccar Varela, por el promotor de la gira, E. Alcaráz, y por el manager del Motherwell, John “Sailor” Hunter. Un detalle curioso es que los diarios reportaron que cuando el Ministro de Guerra entró al terreno, los fotógrafos reunidos para cubrir las alternativas del match saludaron su presencia golpeando las chapas que rodeaban el campo de juego.
Las autoridades previo al inicio del match (13 de mayo de 1928).
El partido fue retransmitido por radio, aún una novedad para la época. Buenos Aires fue una ciudad pionera de la radiodifusión. Desde 1924 se realizan trasmisiones radiofónicas de partidos de futbol en la ciudad.
Una viñeta de El Gráfico da cuenta de la transmisión radiofónica del partido (13 de mayo de 1928).
El ingreso de los jugadores del Motherwell al campo de juego da cuenta de la multitud reunida para la ocasión.
Ingreso del Motherwell FC al estadio de River Plate (13 de mayo de 1928.)
Ingreso del Motherwell FC al estadio de River Plate (13 de mayo de 1928.)
La foto permite divisar un cartel publicitario de tinte patriótico ubicado sobre el coronamiento de la tribuna cabecera de la calle Austria.
Ingreso del Motherwell FC al estadio de River Plate (13 de mayo de 1928.)
Se trataba de la publicidad de la película muda “Una Nueva y Gloriosa Nación”, producida por el empresario Julián De Ajuria, y que se filmó enteramente en los estudios Columbia en Hollywood con la interpretación de importantes estrellas del cine norteamericano de la época. La trama narra la gesta de la revolución de Mayo, a partir del romance entre Manuel Belgrano y la hija de un general realista.
Afiche y fotogramas de la película " Una Nueva y Gloriosa Nación". Circa febrero de 1928.
La película fue estrenada el 10 de marzo de 1928 en el Teatro Cervantes, y alcanzó un gran éxito de público. Continuó en exhibición durante dos años, hasta la llegada del cine sonoro. La copias proyectadas en la Argentina se perdieron, pero gracias a una fecunda investigación, en 2010 fue posible recuperar una versión más abreviada en filmotecas europeas.

El primer partido de la gira del Motherwell se jugó el domingo 13 de mayo de 1928 frente a un equipo integrado por jugadores que se desempeñaban en clubes de 1ª división radicados dentro de los límites de la ciudad de Buenos Aires. Se lo denominó Combinado Capital. Eran los mejores elementos disponibles ante la ausencia de los grandes jugadores que estaban en la Olimpíada.
Combinado Capital (13 de mayo de 1928).
Parados: Omar, Chalú, Bartolucci, Croce, Recanatini, Arico Suárez.
Hincados: Peucelle, Sposito, Maglio, Marassi y Cruz.


Los escoceses estaban habituados a jugar juntos, mientras que los de Capital no lo habían hecho sino una o dos veces en matches de práctica y sin entrenamientos colectivos previos. No se podía esperar de ellos un gran entendimiento entre los jugadores de cada línea, ni de éstas entre sí. Aun considerando en el mismo nivel al fútbol argentino con el escocés, esta situación ya habría marcado una manifiesta inferioridad de condiciones de parte nuestra. El team de Capital sólo inspiraba relativa confianza. Si al Consejo Directivo de la Asociación se le hubiese ocurrido hacernos representar por este team en las luchas internacionales, el clamor popular le haría hecho desistir de sus propósitos. Pero dentro de los contábamos, y ante la imposibilidad de que jugara el lesionado Onzari, era lo mejor que se podía presentar.

Por otra parte, los nuestros jugaban en un medio ambiente conocido, con field y pelota habituales, con un referee de modalidades conocidas, ante un público entusiasta que le habría de presentar continuo estímulo, y con el deseo incontenible de hacer el mejor papel posible ante un adversario que se consideraba indudablemente superior. Si salían airosos podríamos afirmar, mientras no se nos demostrase lo contrario, que el fútbol argentino ya había alcanzado tan alto nivel que nada tenía que envidiarle al mejor fútbol mundial.

Esta fue la síntesis del partido:
Títular del diario La Prensa del 14 de mayo de 1928.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Síntesis del match. #1
Tendidas las líneas frente a frente en el campo de juego, esperamos que la pitada del referí diese la sensación del movimiento, y que el empuje arrollador e incontenible de los aurirrojos escoceses situase el juego en forma abrumadora frente al área argentina. Pero no tardó en reflejarse la primera gran sorpresa. Ni los escoceses nos embotellaban, ni nuestros jugadores, visiblemente cohibidos, se arredraban ante el ataque de Escocia. Vimos desplegarse las líneas, y observamos la indudable mejor colocación de los escoceses, pero ni la acción colectiva era tan perfecta, ni tampoco era superior su acción individual. Dos o tres instantes de apremio en los primeros minutos fueron salvados con suma eficacia y soltura por la defensa. Al poco rato pudo advertirse que los escoceses eran lentos y que los nuestros eran más rápidos y salvaban la deficiencia de colocación multiplicándose en la cancha.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Una instancia de juego en el área escocesa.
Tampoco esperábamos que el primer córner fuese cedido por la defensa escocesa, luego de haber errado Cruz un gol casi hecho. Y tras ese primer córner ocurrieron otros dos, antes de que la defensa argentina se viera obligada ceder uno. Fuera de toda duda, esto fue algo muy significativo. Recién a los 32 minutos los nuestros cedieron el primer córner, cuya ejecución no fue superior a los tomados por nuestros wingers, y luego de ese, que fue el único que cedimos en el primer half-time, hubo otro cedido por los escoceses. El tiempo inicial terminó con cuatro córners por uno. Vale decir que nuestros defensores no se vieron obligados a usar ese recurso de defensa de última instancia sino en proporción cuatro veces menor que la adversaria.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Un ataque de Capital. Nótese el cartel de bienvenida, escrito en inglés, sobre el coronamiento de la tribuna oficial del estadio de River Plate.
El primer half-time finalizó sin abrir el score. Pero no porque los nuestros hubiesen tenido suerte, como podría haber ocurrido, sino como lógica consecuencia del desarrollo del juego, en el que los escoceses atacaron algo más, pero que en el balance de las acciones los nuestros compensaron con ataques más peligrosos.

Terminado el half-time fuimos a la casilla. En el apartamento de los argentinos todo era optimismo, entusiasmo, decisión y esperanzas de triunfo. Se nos preguntaba ¿dónde están los maestros? Se aseveraba que si anotábamos el primer gol, la victoria sería nuestra. Se destacaba que los escoceses se posicionaban bien, pero que eran lentos y pesados.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Viñeta alegórica.
En el vestuario de los escoceses todos estaban silenciosos y taciturnos. Hablaban poco, pero no ocultaban su disgusto. Nada adelantaban sobre el resultado final del match, pero era indudable que su confianza había disminuido. Sólo decían que no habían jugado como lo hacen habitualmente, pero que les asombraba la rapidez, agilidad y dominio de pelota de los argentinos. Cualidades éstas que no habían presupuesto.

En el segundo período se modificaron las características de la lucha, pues los escoceses, más asentados, atacaron en firme y obligaron a Croce, Omar y Recanatini a una ardua labor. Felizmente, ya los nuestros no se hallaban cohibidos y respondían ampliamente a las exigencias de la lucha.

Pasados los primeros minutos de equilibrio, a los 12 minutos se produjo el gol argentino. Maglio le pasó la pelota a Cruz, y éste a Marazzi, quien para evitar la intervención de MacFayden le devolvió la pelota a Cruz. Éste se adelantó hasta la línea del córner, desde donde hizo un centro largo y bajo que pasó fuera del alcance de los backs y el arquero. Esta situación la aprovechó Sposito, que se posesionó de la pelota a unos tres metros de la valla y despidió un puntazo sin mucha violencia. La pelota, rasante, pasó junto al poste izquierdo y se anidó en la red fuera del alcance de McClory.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El gol de Sposito.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El gol de Sposito.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El gol de Sposito.
El entusiasmo popular fue indescriptible. Como a un mágico conjuro, a los aplausos estruendosos sucedió un agitar de millares de pañuelos blancos que dieron vistosidad al regocijo popular. El aliento del publico, más el ansía de victoria, reforzaron los ánimos de los nuestros, y les dieron nuevos ímpetus y energía para sostener la lucha posterior. Y bien que se necesitó, pues los escoceses se emplearon a fondo, multiplicándose en el ataque ante la visión de una posible derrota.

Tras varios ataques alternativos, en los últimos 15 minutos los escoceses se situaron definitivamente en la ofensiva. Los forwards y halves argentinos se replegaron, deseosos de mantener la ventaja. Y aunque muestra situación de defensa fue algo apremiante, no lo fue tanto como para atribuir a un milagro la conservación de la ventaja que ratificó el silbato final del referee. Volvieron entonces a registrarse los pañuelos blancos en todos los ámbitos del field, y nuestros valientes muchachos fueron ovacionados durante la recorrida olímpica frente a todas las tribunas.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El saludo al finalizar el partido
En la casilla de Capital todo era alegría y bullicio. La alegría y satisfacción se reflejaba en los rostros. Los jugadores se abrazaban y daban hurras por el triunfo: tres hurras para Capital, tres hurras para el fútbol argentino, tres hurras para nuestros hermanos en las Olimpíadas, tres hurras por el triunfo futuro de nuestros teams que enfrentarán al Motherwell, y tres hurras para los maestros del fútbol. Y coreados vivamente, los jugadores sudorosos y cansados, se entregaron a las dulzuras del baño. Entre los escoceses, más taciturnos y silenciosos que al término del primer tiempo, se hacían críticas al referee, se reconocían elogios a los argentinos, y se manifestaban extrañados de su mala performance.

No hay mucho más que añadir a todo lo que se había dicho respecto de la presentación de tan calificados adversarios. El partido fue vivo e interesante durante todo su transcurso, y satisfizo ampliamente a los aficionados. Los esfuerzos continuados de los unos, movidos por el entusiasmo, enfrentaron la desesperada decisión de los otros, que buscaron imponer su táctica colectiva superior.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Una instancia de juego frente a la valla escocesa.
Fuera de toda duda, el escocés fue más team que el nuestro. Pero se vio contrabalanceado por la mayor rapidez y agilidad de nuestros jugadores, cuyos hombres se multiplicaron para salvar la deficiencia de conjunto. En líneas generales, fue una lucha pareja y de alternativas con pasajes interesantes y lucidos. Fríamente estudiado, quizás el match no debió tener vencedores ni vencidos. Los escoceses atacaron más, pero nuestros ataques fueron más vivaces y peligrosos. En síntesis, fue un match en el que cualquiera podía haber resultado vencedor y, consecuentemente, la victoria argentina fue legítima.

Pero no presenciamos una lucha excepcional. En nuestro recuerdo bullen otros matches mucho más emocionantes que el del domingo, y de una bondad de juego enteramente superior. No ya por la mayor eficiencia individual, sino también por la mejor acción de los conjuntos. Parecerá aventurada nuestra opinión, pero es exacta: entre Argentinos y Uruguayos se han efectuado luchas superiores a esta, e incluso entre nuestros mismos teams. A pesar del interés y brillo de la lucha, no vimos esas acciones colectivas impecables que tanto apasionaban por su belleza y demostración de técnica refinada. Ni la línea delantera argentina, ni la escocesa, nos hicieron olvidar aquellas tardes memorables en las que quintetos nuestros o uruguayos, nos brindaron jugadas espléndidas e imborrables de avances matemáticos y colectivos, o de notables esfuerzos individuales.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Dos instancias de juego.
En ningún momento una u otra línea atacó con un plan impecable, y por ende, facilitaron la labor de los defensores, que superaron a los forwards. Fue decepcionante advertir como a veces los profesionales perdían la pelota por demorarse en la acción, o efectuaban un pase deficiente que ponía en juego a un adversario que, con sorpresa, se veía en posesión de la pelota.

La buena técnica de juego es aquella que no evidencia defectos, y el domingo pudieron apreciarse muchos, y más por parte de los escoceses que de los nuestros. Hubo jugadas de ellos que, efectuadas por los nuestros en lances internacionales, habrían merecido silbatinas populares. No quiero decir con esto que fue un match de técnica inferior. Pero sí queremos establecer que en nuestro medio ambiente estamos acostumbrados a presenciar matches cuyo tecnicismo de juego es netamente superior al que nos ocupa, y estamos seguros que ante el solo recuerdo de los matches presenciados, nadie nos desmentirá.

El desempeño del once de Capital superó todas las previsiones. Nunca hubiésemos esperado una actuación tan brillante de un team casi improvisado, y en el que la mayoría de los integrantes hacía su bautismo de fuego en matches de importancia, con todos los agravantes del estreno. A pesar de ser menos conjunto que el rival, supo y pudo mantener la trabazón necesaria para desempeñar un papel lucido.

La defensa íntegra tuvo una actuación sobresaliente. Croce, como en sus buenos tiempos, tuvo intervenciones felices, sin que necesitara extremarse en la revelación de sus grandes recursos.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El arquero local.
La pareja de backs cumplió notablemente su labor, que fue difícil en ciertos momentos. Omar, con su quite limpio, elegante, y de colocación oportuna, desbarató con singular brillo numerosas intentonas de la hábil pareja Stevenson-Ferrier. Mientras que Recanatini, con su juego seguro, enérgico y espectacular, cuidó la zaga con el acierto acostumbrado. En rigor de verdad, no sabemos si hoy por hoy no es esta la mejor pareja de backs argentinos. Pero con toda seguridad, ninguna otra la hubiese podido superar el domingo pasado en el field de River Plate.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). La pareja de full-backs argentinos.
La línea media, en la que no podía confiarse totalmente, jugó un gran match. Todos sus integrantes se condujeron con denodado entusiasmo, y Chalú mismo, que había flaqueado en la primera etapa, resurgió espléndidamente en la segunda mitad, confirmando el mote de “tres pulmones” como le han dado en llamar sus amigos a raíz de su incansable acción en la lucha. Arico Suárez ratificó definitivamente que se trata de uno de los mejores hombres en su puesto. Bartolucci, el veterano half otrora internacional, reverdeció sus laureles para confirmar asimismo que ha vuelto por sus fueros, cuidando con una eficacia insospechada el ala izquierda de los escoceses que constituía toda una pesadilla y era fuente de preocupación para nosotros.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El half derecho, de destacada actuación.
Entre los delanteros, el más técnico fue Maglio, quien actuando de eje repartió el juego con inteligencia, aunque poco pudo hacer individualmente pues fue celosamente vigilado por Craig. El ala izquierda fue superior a la derecha, y tuvo mayor número de intervenciones. Lástima que Cruz desperdiciase tantas situaciones de las que podrían haberse deducido cosas más prácticas. Marassi, el empeñoso insider izquierdo de Sportivo Barracas, fue una revelación, pues fue un punto alto en la lucha y constituyó una pesadilla para la defensa escocesa. Sposito, menos acertado que Marassi, no fue menos empeñoso que éste, y obtuvo en una jugada de precisión el único gol del match. En cuanto a Peucelle, no tuvo nunca tarea pues Thackeray, con su acción avasallante, pocas veces le dejó tocar la pelota, pero en diversas ocasiones realizó jugadas meritorias y no desentonó del conjunto.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Los insiders del team de Capital.
Guiándonos por la primera impresión visual, y atendiendo a la opinión general de los aficionados, el Motherwell resultó inferior en recursos y vistosidad al Third Lanark. No aquilataron figuras de la talla de Archibald y Walker. Mientras el Third Lanark nos dio la sensación de ser un team rapidísimo y desconcertante, el Motherwell nos pareció lento y titubeante. En lo demás, respecto a las tácticas de colocación de avance y repliegues, ambos son iguales.

El guardavalla MacClory es realmente un maestro en su puesto. Domina el goal con su gran contextura, se coloca bien, tiene buen golpe de vista, y es seguro y arrojado. Da siempre la sensación que es muy difícil batirle. Atajó dos o tres shots meritoriamente y con relativa facilidad. El gol que se le anotó fue de aquellos en el que los arqueros no tienen chance alguna.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El arquero escocés McClory, media 1,98 metro.
Llamó la atención que el goalkeeper escocés ejecutara larguísimos envíos con el pie desde su área. Advertido de esta táctica, el arquero local Marcos Croce intentó imitarlo, aunque sin alcanzar tan largas distancias como las que lograba el portero visitante.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Viñeta alegórica.
La pareja de backs escoceses es buena, enérgica, segura y limpia. Frame es superior a su compañero de zaga, porque se desplaza más en el campo e interviene con mayor frecuencia. Pero Johnman es un elemento muy difícil de pasar.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El buen full-back escocés.
La línea de halves es, como todas las de los profesionales, superior a las nuestras por su preponderante acción en el campo. Están en continuo movimiento, apoyando el ataque y la defensa. Puede decirse que están donde está la pelota, y para ello lo mismo da defender que atacar. Thackeray, el internacional, fue agreste, duro y brusco como ningún otro jugador, pero también estuvo en todas partes. Cada cuatro pelotas, dos las jugaba él. Ocupa toda la parte de su campo, y cuando el juego se hacía por la derecha, se corría hacia el centro desde donde interceptó muchas pelotas. MacFayden, de quien se adelantaban tan buenas referencias, si bien se mostró activo, no llegó a demostrar condiciones de relieve. Teniendo en cuenta las escapadas de Cruz durante todo el match, cabe afirmar que no lo cuidó en forma. Craig es un elemento recio y activo, de juego útil, pero que no reveló nada extraordinario.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). Los combativos halves escoceses.
En la línea delantera toda la atención se concentró en el ala izquierda de Stevenson y Ferrier. Digamos que éste impresionó mejor que aquel, pero ambos revelaron muy buenas condiciones, aunque en ningún momento justificaron ser capaces de maravillas. Dominan bien la pelota, tienen estilo elegante, saben pasar o colocar centros precisos, y sus tiros al gol son acertados. Pero son lentos, y muchas veces en las que de una acción rápida, decidida y fulminante podría derivarse un gol, titubean y se demoran hasta hacer ineficaces sus esfuerzos. Veremos más adelante cómo se comportan, porque sobre ellos debemos reservar nuestra opinión definitiva.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). La famosa ala izquierda escocesa.
Cameron es brioso, arremetedor y activo. Es el jugador que por idiosincrasia más se parece a los nuestros, pero fue el de juego menos ajustado. Sus pases fueron en general deficientes, y desperdició muchas ocasiones de hacer algo efectivo por su team. En cuanto a Tennant, como no sea el tratar en vano de colocarse cerca del gol para molestar a Croce poniéndose a 10 yardas cuando ejecutaba los gol kicks, francamente no le hemos visto otras condiciones, que como se deducirá, hasta ahora parecen pocas. McMurtrie, el winger derecho, es pesado, y su actuación fue nada más que discreta.
Capital 1-0 Motherwell (13 de mayo de 1928). El wing derecho escocés.
Esperaremos más cotejos para dar una impresión definitiva pero, por ahora, no puede surgir otro comentario: o hemos progresado mucho desde 1923 hasta la fecha —lo que significaría toda una novedad para nosotros— o el poderío del Motherwell es muy inferior al pensado.

Volver al Índice

iv. Partido #2 - Provincia
El segundo partido del Motherwell se jugó el jueves 17 de mayo de 1928, otra vez en el estadio de River Plate en Alvear y Tagle. Una multitud estimada en casi 30.000 personas colmó las instalaciones.

En este segundo partido el Motherwell enfrentó a un equipo integrado por jugadores que se desempeñaban en equipos de 1ª división radicados en la periferia de la ciudad de Buenos Aires. Se lo denominó Combinado Provincia.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El equipo local.
El team de Provincia era tan discreto como el de Capital, con mejor ataque pero con peor defensa. Concurrió al match dispuesto a no ser menos que sus pares capitalinos. Ambos teams deseaban ganar vivamente, y sus componentes no ahorraron esfuerzos para conseguir sus propósitos. Se nos brindó entonces, quizá excepcionalmente, la ocasión de presenciar un match singularmente reñido, de gran movilidad y de múltiples alternativas emocionantes, que el público siguió visiblemente entusiasmado y con una pasión pocas veces exteriorizada.

Esta fue la síntesis del match:
Titular del diario La Prensa del 18 de mayo de 1928.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). Síntesis del match #2.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El equipo visitante.
Parados: Donaldson (entrenador), Frame, Craig, McClory, Thackeray, Johnman, McFayden y Walker (entrenador)
Hincados: McMurtrie, Tennant, Ferrier, Stevenson y McNeil.
Manuel Seoane, el referí Julio Cúneo y Robert Ferrier antes del comienzo del match. 
En rigor de verdad, fue una lucha extraordinaria exaltada por el amor propio de los contendientes. Con este antecedente, no podía esperarse un juego atildado y estético, pero lo que se restó de belleza lo ganó el match en vigor, en movimiento, en escenas emocionantes, y en jugadas de fuerza y coraje. Pocas veces presenciamos en nuestros fields una lucha recia y movida como la que nos ocupa, y que nos hizo recordar aquellos matches en los que los teams se juegan enteros por la victoria, para obtener el título de campeón o sentar supremacía entre rivales de un mismo barrio.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). Una instancia del match.
Los escoceses, utilizando la misma táctica empleada frente a Capital, demostraron mayor precisión en los pases y el dribbling, notándoseles más ágiles que en el primer día. Por consecuencia, realizaron una mejor performance, más medida y vigorosa. Pero aún así, estrellaron sus esfuerzos ante líneas menos mecánicas pero de mayor concepción individual, especialmente entre los forwards. Tal como en el primer partido, la acción ágil y veloz de los nuestros jugó un papel de preponderancia sobre los escoceses, y se contrarrestó con ventaja la mejor organización y disciplina que ostentaba el conjunto visitante.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). Una instancia del match.
Como consecuencia del relativo equilibrio en las acciones, el primer período finalizó con un gol por bando. El gol argentino llegó luego de un lucido ataque frente a la valla defendida por McClory, que finalizó Morgada con un shot oblicuo a media altura que hizo rebotar la pelota en el poste izquierdo. En el momento en que la pelota franqueaba íntegramente la raya del gol, acometió Arrillaga en forma espectacular, cayendo dentro del gol mientras la pelota rebotaba en su espalda y se anidaba en el fondo de la red.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El primer gol argentino
El gol del empate escocés se produjo poco antes del medio tiempo, y fue consecuencia de una hábil jugada de Stevenson, que puso en juego a Ferrier. Este eludió a Manfrín, se aproximó al arco argentino, y a pocos metros del mismo despidió un recio tiro alto y cruzado que escapó al control de Botasso.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El empate escocés.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El empate escocés.
En ese primer período de juego la lucha fue activísima, pues ambos bandos se tendieron a fondo. Los escoceses necesitaban ganar para rehabilitarse, y los de Provincia, para no ser menos que Capital, también querían la victoria. Como consecuencia de esa inesperada rivalidad se jugó vigorosamente, se empleó el cuerpo con violencia, y se respondió con mayor violencia todavía, creándosele al referee una situación por demás comprometida. La reciedumbre de la lucha apasionó aún más a los espectadores, que siguieron las incidencias con inusitados gritos, silbidos y aplausos.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). Una instancia del match.
Hubo un momento en el que el apasionamiento general llegó a un punto culminante que amenazó con finalizar violentamente la lucha. El referee Cúneo tuvo entonces una exacta visión. Interrumpió el juego, llamó a Seoane para que amonestase a todos sus jugadores, y le manifestó que reprimiría enérgicamente el abuso del cuerpo. Lo mismo hizo con Ferrier. Hechas las recomendaciones del caso, al reanudarse la lucha se advirtió que ésta se suavizaba sensiblemente, aunque sin perder el carácter de vigorosa.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). Una instancia del match.
En la segunda etapa el juego volvió a mostrar una movilidad extraordinaria. Los provinciales, más asentados en general, fueron llevando paulatinamente la mejor parte y su ataque logró entusiasmar a la muchedumbre. La pareja derecha Sandoval-Arrillaga, que se había insinuado durante el primer half-time, surgió espléndida en la gama de sus recursos y la vistosidad de sus ataques magistrales. En la tarea de eludir a la defensa adversaria, tanto Arrillaga como Sandoval hicieron proezas de habilidad y entendimiento mutuo, que muchas veces hicieron impotentes los esfuerzos de Thackeray y Frame para contenerlos. Merced a una jugada maestra de esos dos hombres, se produjo el gol de la victoria al promediar la etapa final. Tras cuatro o cinco pases matemáticos ejecutados entre sí por entre las líneas enemigas, llegaron hasta el área de las 18 yardas y pusieron en juego a Barañano, quien sin demora enfiló un shot rasante y cruzado que penetró en la red casi junto al poste derecho, anulando la chance de McClory.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El gol de triunfo argentino.
La forma en que se había desenvuelto la lucha, y la bonita acción de los nuestros, exaltó en demasía el entusiasmo de la multitud, que no se condujo todo lo correctamente que correspondía con los visitantes, quienes aunque profesionales, no dejan de ser huéspedes acreedores a toda nuestra hospitalidad.
La lucha, que parecía habría de decrecer por el lógico agotamiento de energías, volvió a recrudecer en vigor. Los nuestros, alentados por el vocerío popular, se esforzaron por consolidar la victoria, y los escoceses, en procura del empate, se movilizaron aún más. Por espacio de unos diez minutos, el match siguió con alternativas de lucimiento y brillo con ataques frente a una y otra valla. Pero en los minutos finales, menos cansados o más decididos a un esfuerzo final para no caer vencidos, los escoceses mantuvieron el contralor de la ofensiva, y en tres ocasiones en las que el gol resultaba inminente, surgió en la valla argentina el goalkeeper Botasso, quien merced a su arrojo, colocación, y acierto insuperable se consagró como el héroe de la jornada.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El arquero local, Juan Botasso.
El match finalizó en medio del indescriptible entusiasmo del público, que hizo objeto de grandes ovaciones a los vencedores, singularizándose con Botasso. En la síntesis del match cabe reconocer que fue una justa victoria. La defensa de Provincia, menos armónica que la de Capital, rindió bien en su esfuerzo individual. El quinteto ofensivo constituyó el punto alto del field, especialmente la pareja del ala derecha de Quilmes, que se consagró definitivamente como una de las mejores del país por su elegancia, habilidad e inteligencia.
Provincia 2-1 Motherwell (17 de mayo de 1928). El insider de Quilmes y el centrodelantero de Racing.
Los escoceses jugaron mejor que el día de su presentación, se mostraron ágiles, seguros en sus movimientos, y sus planes de ataque y defensa se hicieron con una precisión mayor, pero sin que este mejor desempeño hiciera variar el concepto que de su bondad y poderío que nos habíamos formado en el primer match que disputaron. Ellos mismos expresaron en sus declaraciones su admiración por el juego de los argentinos, reconociendo que el team de Capital era bueno, pero que el de Provincia era superior, y que nunca hubiesen sospechado encontrar valores tan altos teniendo en cuenta que 22 de los mejores jugadores nuestros se hallaban en Holanda para disputar el campeonato olímpico. Dado lo que habían podido apreciar, consideraban que el standard de juego en nuestro país era enorme y nada tenía que envidiarle al de Gran Bretaña.

Volver al Índice

v. Partido #3 - Capital
Los escoceses perdieron el primer match, como pudieron ganarlo, ante una actuación insospechada de Capital. Los visitantes afirmaron entonces que no se habían desempeñado ni siquiera con la mitad de la eficiencia que les era habitual, que habían extrañado la cancha y la pelota, y que los habían afectado otras cosas más, inherentes a la inconveniencia que reporta la primera lucha en un país y un medio extraños. Auguraron que en las siguientes presentaciones responderían en forma muy superior, y para tomarse justo desquite solicitaron la revancha con Capital.

Cabe notar que en 1906, luego que el mítico Alumni derrotara 1-0 a un combinado de amateurs británicos residentes en Sud África, también se les ofreció a los visitantes la oportunidad de la revancha (que no desaprovecharon).

La revancha con Capital fue el tercer partido de la gira y se jugó el domingo 20 de mayo de 1928 en la cancha de Sportivo Barracas. El estadio había sido inaugurado en 1920 y estaba ubicado en el sur de la ciudad. Originalmente estaba compuesto por tribunas de tierra (terraplenes escalonados), distribuidas en los cuatro costados del terreno de juego.
Estadio de Sportivo Barracas (25 de diciembre de 1925).
En los años siguientes se le agregaron pequeñas tribunas de madera en el coronamiento de los terraplenes, más un palco techado en uno de los laterales. Se estimaba que podía albergar unos 35.000 espectadores.
Tribuna oficial de Sportivo Barracas (circa 1928).
Quedaba por develar si el empeño que le cabría a los escoceses en esta revancha con Capital, superaría su anterior performance. Jugaba a su favor la circunstancia que las lluvias habían dejado el campo de juego en estado fangoso, al que estaban más habituados que nuestros jugadores.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). El combinado de Capital.
Parados: Omar, Chalú, Bartolucci, Croce, Recanatini y Arico Suárez.
Hincados: Peucelle, Sposito, Maglio, Marassi y Cruz.
La síntesis del match fue la siguiente:
Titular del diario La Prensa (21 de mayo de 1928).
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Síntesis del match #3.
El Motherwell no pudo presentar su eleven titular debido a la forzosa ausencia de su capitán Ferrier, que lesionado dejó su plaza a Cameron. Para reemplazar a Tennant, que no respondía como eje de la línea delantera, el half derecho MacFadyen pasó a actuar de centro forward. El forward MacNeil ocupó el puesto de éste y Tennant el de MacMurtrie. Estos cambios restaron precisión a la acción conjunta del team escocés, si bien en seguida se advirtió que MacFayden superaba en mucho a Tennant como eje del ataque.
Irónica viñeta del "paquete" Tennant" (20 de mayo de 1928).
En la primera parte de la lucha, cuando ambos teams se hallaban en pleno dominio de sus medios y los jugadores de uno y otro bando estaban frescos para desplegar su esfuerzo, el team de Capital jugó más suelto que en el match anterior y superó a su adversario en forma tan neta que con justicia logró dos goles de ventaja (y pudieron ser más).
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Una instancia del partido.
A los 18 minutos de juego Peucelle envió un centro que originó un peligroso peloteo, al que puso fin Maglio con un certero tiro bajo y débil, que traspuso la línea del gol sin que McClory pudiera evitarlo.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Primer gol argentino.
Pocos minutos más tarde, Cruz envío un centro que encontró bien ubicado a Marassi, quien anotó el segundo tanto. Tal fue la superioridad de acción y recursos que, si en este lapso de tiempo en el que el quinteto de Capital fue magistralmente dirigido por Maglio, éste hubiese tenido como compañeros al ala derecha del team de Provincia, habría sucedido la debacle del Motherwell. Pero Cruz, siempre mal colocado, y Peucelle, excesivamente indeciso en su juego, malograron muchas oportunidades propicias.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Una instancia del juego.
A partir de la media hora de juego se hizo visible la reacción de los visitantes, que fueron primando ligeramente en la ofensiva. Así lograron un bonito gol de cabeza señalado por MacFadyen, luego de un rechazo de Recanatini que no consiguió alejar el peligro.
Capital 3-2 Motherwell (17 de mayo de 1928). El primer gol escocés.
La primera etapa finalizó con la lógica y justa ventaja de 2 a 1 para Capital. No bien iniciado el segundo período, el team escocés se lanzó al ataque. La línea media de Capital se replegó hacia los backs, y los forwards permanecieron inactivos en el centro del field. No se organizaron avances hacia el área escocesa, sino en esporádicas incursiones. Toda vez que los delanteros argentinos quisieron organizar un ataque colectivo, lo hicieron con una lentitud sorprendente, que permitió la segura intervención de los adversarios que empujaban hacia adelante. La lucha, que a partir de los 30 minutos fue perdiendo interés, terminó por perderlo totalmente, pues la persistente ofensiva del Motherwell fue deslucida y dio una nota monocorde al match.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Una instancia del partido.
Después de varios entreveros frente al gol argentino, de los que los nuestros hubiesen sacado mayor ventaja, finalmente ante un yerro de Omar los escoceses obtuvieron el gol del empate por intermedio de Keenan. Podía creerse que el Motherwell lograría finalmente su primera victoria.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Una instancia del partido.
Pero los nuestros reaccionaron, y tras equilibrar la lucha, llevaron adelante diversos ataques, en uno de los cuales Sposito anotó de cabeza el gol del triunfo. Y así finalizó este tercer match, con la tercera derrota escocesa.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Una instancia del partido.
Si exceptuamos la primera media hora del juego, en la que las bonitas acciones ofensivas argentinas dieron la nota de belleza al match, éste fue poco interesante, monótono y deslucido, al punto de desenvolverse ante la indiferencia del público. Si esa primera media hora de buen juego del team argentino le dio derecho a hacerse acreedor del triunfo, es indudable que venció bien. Pero su decaimiento fue tan intenso en la segunda etapa, que su victoria no puedo considerarse justa. Los escoceses se quejaron de su suerte, pero cabe notar que no sacaron ventaja de las situaciones favorables que crearon, y siempre demoraron el remate final ante la valla contraria, contrastando con la decisión de los nuestros, que tampoco se caracterizan precisamente por su efectividad.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). El saludo de Capital.
Los escoceses jugaron en field fangoso y con pelota pesada, tal como deseaban. Mientras los nuestros se mantuvieron frescos, y aun en un terreno con condiciones desfavorables, acreditaron sobre los escoceses una superioridad de conjunto que no habían demostrado hasta ahora, y que no derivó de otra cosa que de la debilidad con la que se presentó el Motherwell.
Capital 3-2 Motherwell (20 de mayo de 1928). Una instancia del partido.
El team de Capital defeccionó en forma insospechada en la segunda etapa. No obstante haber descansado un cuarto de hora entre período y período, desde la iniciación del segundo tiempo se demostraron inactivos y poco deseosos de desplegar su esfuerzo, dejándose dominar por su rival. Dieron como excusa que el estado del field los agotó en la primera etapa pero, sin embargo, lo que no pudieron hacer después del descanso lo hicieron en las postrimerías de la lucha luego del empate del Motherwell. Es éste un misterio inexplicable, porque no vamos a creer que nuestros jugadores se tiraron a menos mientras conservaban la ventaja. En el segundo período pues, los escoceses tuvieron el contralor de la lucha, pero sólo marcaron un tanto merced a un yerro de uno de nuestros buenos defensores, quizá el más distinguido de todos. En síntesis, este tercer match sólo sirvió para confirmar con mayor severidad los juicios desfavorables al poderío del Motherwell.

Al cabo de los primeros 3 partidos (y derrotas) de los escoceses, las expectativas habían mutado completamente. La sociedad futbolística local especulaba si el nivel del fútbol argentino era tan alto que ya ni siquiera un buen conjunto británico podía hacernos frente. Esta situación no hizo más que aumentar las expectativas que levantaba la actuación del seleccionado argentino en los Juegos Olímpicos.
La pobre performance inicial del Motherwell fue tomada con humor por los medios gráficos locales.
Se dijo y repitió hasta el cansancio que ya nada teníamos que hacer con escoceses, que nuestros próximos rivales debían ser ingleses, o sea un team de club de primera liga de Inglaterra que ocupase hasta el tercer puesto. Pero, ¿acaso eran los ingleses superiores a los escoceses? Se arguyó que sí, pero los hechos demostraban lo contrario. Los teams de la Liga Inglesa no juegan habitualmente con los de la Liga Escocesa. En cambio, todos los años se miden las selecciones de ambas ligas por el campeonato de Gran Bretaña. Si el fútbol inglés fuera notoriamente superior al escocés, como se pretende creer, lo lógico sería que la selección inglesa venciera a la escocesa siempre y hasta por scores significativos. Pero la estadística de los matches entre uno y otro país de Gran Bretaña nos dice, por el contrario, que la escocesa, y especialmente en estos últimos años que es lo que realmente nos interesa para juzgar el valor actual del fútbol, lleva visible ventaja a su rival inglesa. Entonces, cabe suponer lógicamente que, por lo menos, el fútbol escocés es tan bueno como el inglés, y que nada tendríamos que hacer con éstos como nada ya tenemos que hacer con aquéllos.

No patrocinamos esta idea, porque consideramos que en la actualidad nuestro fútbol, no necesitando de lecciones, debe concretarse en la disputa sin interrupciones del campeonato local, que ofrece los mayores atractivos. Pero si se deseara realmente buscar a un rival superior para enfrentarlo con nuestros mejores teams combinados, no debe buscarse a un club inglés ni escocés, sino a una selección de los mejores valores individuales de esos países bajo la dirección oficial de la liga respectiva.

No creemos, como muchos creen ya, que venceríamos a un combinado de la liga escocesa o inglesa, y justificaremos por qué. En primer término, sobre los valores reales de un team que va en gira a un país extraño hay que disminuirle un 30 por ciento de su valor efectivo como consecuencia del cambio de clima, de las condiciones diferentes del terreno, de la diversa apreciación de los referees, y del partidismo del público que influye en el ánimo de los jugadores y el referee. Tomemos como base el Third Lanark. Este team, que nos visitó en 1923 cuando teníamos en casa a todos nuestros mejores jugadores, tuvo un saldo favorable en su gira y dejó demostrada su superioridad —aunque no muy manifiesta— sobre nuestras mejores combinaciones. Se trataba de un team que ocupaba uno de los últimos puestos en la liga escocesa, y al año siguiente de venir a ésta descendió a la segunda liga. Pero los jugadores que integraban el team no eran todos del Third Lanark. Había, entre otros, algunos jugadores internacionales de Escocia como Rae, MacInally, Ferguson, Glancy, Walker y Archibald. Hagamos un poco de memoria, y recordemos que ese team hizo demostraciones bastante aceptables de juego, y que algunos de sus hombres tenían una capacidad individual que no conocíamos en ninguno de nuestros muchachos. Y esos jugadores tenían una ventaja. Realizaban la gira con un club extraño que los había contratado. Ellos aceptaron hacer un viaje de turismo sin el propósito de esmerarse. Algunos, lejos de mantenerse en buen estado para actuar en pleno dominio de sus facultades, bebían alcohol como saben hacerlo los aficionados al alcoholismo, y especialmente McInally concurrió a más de un match sin poder mantenerse casi en pie. A pesar de estos inconvenientes, el team del Third Lanark demostró una superioridad de recursos sobre el Motherwell, que ya no se puede discutir en presencia de las tres pobres actuaciones de este último. Recordemos que Frame, que tiene hoy 35 años, es una verdadera columna en el Motherwell, y siendo más joven, era un elemento de relativa eficacia que pasó casi inadvertido en el Third Lanark. El otro back, Orr, era infinitamente superior en recursos. Ninguno de los halves actuales puede parangonarse con los que vinieron con el Third Lanark. Entre los forwards, Stevenson y Ferrier, el crédito del Motherwell, actúan con todo entusiasmo y son sometidos a un metódico régimen, pero no responden con el brillo con que lo hicieron McInally y Archibald, que concurrían a jugar sin preocupación alguna y en condiciones de inferioridad el primero. Midamos el abismo de diferencia que va de un Tennant como eje de la línea delantera, a un Ferguson, que dejó inmejorable impresión de estilo y escuela. Convengamos finalmente que, o el fútbol escocés ha decaído enormemente, o podríamos recibir la visita de una selección que superase en mucho al Motherwell.

Queda una última posibilidad pero, aún halagándonos sobremanera, no creemos muy firmemente en ella, y es que desde 1923 a la fecha nuestro fútbol ha progresado tanto que lo que antes nos parecía superior, hoy nos resulta inferior, y que definitivamente no sólo no tenemos nada que aprender de los británicos, sino que podríamos competir con ventaja contra sus mejores y más calificados conjuntos. Sobre este último punto no nos atrevemos a dar una opinión precisa, y dejamos a los aficionados la respuesta, aconsejándoles que sean prudentes en su juicio y no se forjen demasiadas ilusiones.

Convengamos que las dos primeras jornadas del team escocés frente a Capital y Provincia nos brindaron grata satisfacción y momentos emocionantes, que nos hicieron olvidar el lamentable hecho de la suspensión del campeonato local. Pero, pasado el encanto del primer momento, todos lamentamos que el certamen local no se reanudara de inmediato. En el primer partido teníamos la curiosidad de aquilatar el poderío de un team profesional de singulares prestigios, y de medir la actuación que le podía caber frente al mismo a un discreto conjunto local sin mayores preparativos. Y tuvimos la auspiciosa comprobación de un cotejo honorable con el triunfo de nuestros colores. Luego presenciamos una segunda lucha pletórica de jugadas emocionantes, áspera, recia y de extraordinaria movilidad y apasionamiento. En la tercera lucha, quedamos decepcionados por un match poco lucido, de escaso interés y que no alcanzó siquiera el nivel común de un partido de primera división. ¿Qué más se podría esperar de los siguientes partidos del Motherwell?

Volver al Índice

vi. Partido #4 - Liga Rosarina
El cuarto partido de la gira del Motherwell se jugó el viernes 25 de mayo de 1928 en la cancha del club Independiente en Avellaneda, un suburbio al sur de la ciudad de Buenos Aires. Este flamante estadio había sido inaugurado en marzo del 1928 y era el más moderno de los campos de juego del país. Contaba con una tribuna lateral cubierta y dos cabeceras íntegramente construidas en cemento armado.
Estadio del Club Atlético Independiente (marzo de 1928).
Tribunas oficial y cabeceras
Estadio del Club Atlético Independiente (marzo de 1928).
Tribuna oficial. Foto del archivo de Luciano Chein.
La cuarta tribuna, en el lateral que enfrentaba la visera de la tribuna oficial, era una construcción de hierro y madera que había sido traída del estadio anterior en el barrio de Crucecita, también en Avellaneda.
Estadio del Club Atlético Independiente (marzo de 1928). Tribuna lateral de hierro y madera.
El Motherwell enfrentaría en esta oportunidad a un combinado de la Liga Rosarina. En los días previos al partido, las autoridades de Independiente solicitaron a la Municipalidad que distribuyera carbonilla en las calles aledañas al estadio para consolidar los embarrados accesos. Sin embargo, los funcionarios municipales —enfrentados políticamente a la conducción de Independiente— aprovecharon para descargar unos diez carros de estiércol y residuos que empeoraron la situación. A esta situación se sumó la inusitada expectativa que generó el partido, quizás favorecida por tratarse de un día feriado, y que generó severos incidentes entre el público y la policía cuando se agotaron las localidades.
El saludo entre los capitanes Bearzotti y Ferrier (25 de mayo de 1928).
Esta fue la síntesis del partido:
Titular del diario La Prensa del 27 de mayo de 1928.
Liga Rosarina 3-4 Motherwell (25 de mayo de 1928). Síntesis del match #4.
A los 4 minutos de juego del primer tiempo el forward rosarino Indaco conquistó el primer tanto para los argentinos, pero 8 minutos más tarde McFayden empató el partido. El juego continuó con ardor, hasta que a los 40 minutos de la primera etapa Bussollini, de la Liga Rosarina, marcó el segundo gol. El primer tiempo terminó con el score en favor del cuadro rosarino por 2 a 1.
Liga Rosarina 3-4 Motherwell (25 de mayo de 1928). Una instancia del match.
En el segundo tiempo la lucha continuó vibrante. Se verificaron peligrosos ataques de cada una de las partes en visible paridad de fuerzas. A los 16 minutos el forward escocés Tennant empató el match. Reaccionaron entonces los rosarinos, que forzaron a los profesionales escoceses a defender su valla. A los 22 minutos el rosarino Peruch recibió la pelota en un córner, y volvió a desempatar el juego al marcar el tercer tanto de los argentinos.
Liga Rosarina 3-4 Motherwell (25 de mayo de 1928). Una instancia del match.
El partido se tornó aún más emocionante, pues los escoceses lanzaron repetidos ataques al campo contrario. Once minutos después del tercer gol rosarino el insider Stevenson empató nuevamente el partido.
Liga Rosarina 3-4 Motherwell (25 de mayo de 1928). Una instancia del match.
El juego se mantuvo animado, aunque siempre sostenido por la enérgica reacción de los visitantes. Pocos minutos antes de la finalización del encuentro, McFayden marcó con un tiro de larga distancia el cuarto gol de los escoceses, que lograron de esta manera su primer triunfo de la gira. La victoria de los escoceses fue bien laboriosa por cierto, ya que sólo la conquistaron en los últimos minutos, pero los tonificó para sus futuros partidos, que se suponían frente a los teams más fuertes que debían enfrentar en toda la gira. Para actuar contra éstos se prepararon con cautela, y decididos no ya a vencer, sino a desplegar todas sus energías.

Volver al Índice

vii. Partido #5 - Asociación Amateurs Argentina
El quinto partido de la gira del Motherwell se tenía que jugar el sábado 27 de mayo de 1928 frente al Combinado de la Asociación Amateurs Argentina de Football. Sin embargo, una fuerte lluvia obligó a postergar el encuentro una semana.

El partido se jugó el sábado 2 de junio de 1928 en el estadio del club Boca Juniors, conocido como Brandsen y Del Crucero, ubicado en el barrio de La Boca en el sur de la ciudad de Buenos Aires. La cancha había sido allí emplazada 4 años antes, y era una de las que albergaba mayor cantidad de espectadores. Estaba compuesta por tribunas de hierro y madera dispuestas en los cuatro costados del campo de juego (una de ellas era techada). Cabe notar que en esta misma ubicación, en 1940 Boca Juniors inauguró su actual y mítico estadio: la Bombonera.
Estadio de Boca Juniors (circa 1925).
Estadio de Boca Juniors (circa 1925).
El match levantó grandes expectativas, pero la actuación del equipo local las defraudó ampliamente. El mal tiempo reinante afectó la concurrencia del público y el partido se desarrolló bajo una lluvia que afectó el estado del campo de juego.

Esta fue la síntesis del partido:
Titular del diario La Prensa del 3 de junio de 1928.
Asociación Argentina 0-3 Motherwell (2 de junio de 1928). Síntesis del match #5.
El estado pesado del field favoreció indudablemente a los escoceses, pero lo que más les favoreció fue la falta de entendimiento entre nuestros jugadores, que se sumó a las silbatinas del público que terminaron por desalentar a los argentinos. Todo se conjuró en contra nuestra, menos el referí, que dicho sea de paso disimuló algunas infracciones de los blanquicelestes. En las primeras acciones pudo advertirse que la línea de forwards local no se entendía, y que especialmente el ala derecha desentonaba y jugaba mal. Estaba evidentemente en un mal día, y allí radicó la principal causa del fracaso de esa línea y quizás de todo el team. Pero aun así, los primeros ataques se realizaron frente la valla escocesa. Pero en esos primeros minutos, y aprovechando que los nuestros se hallaban en el ataque, una escapada de McFadyen proporcionó a los escoceses su primer gol en el primer acercamiento al arco argentino.
Asociación Argentina 0-3 Motherwell (2 de junio de 1928). Instancia del partido.
A raíz de ese tanto, y debido al afán por lograr el empate a pesar de mostrar una absoluta falta de entendimiento entre líneas, los nuestros equilibraron el juego y se situaron en la ofensiva. El balance de las acciones en la primera etapa, que finalizó con ese único gol escocés, fue en número de ataques favorables a los nuestros. Pero aun así, el arquero McClory sólo tuvo que intervenir en contadísimas ocasiones, y en todas ellas sin mayor apremio.
Asociación Argentina 0-3 Motherwell (2 de junio de 1928). El arquero escocés McClory.
Una sola jugada magistral mereció consignarse en esta etapa fuera del magnífico tanto logrado por McFayden, y fue como consecuencia de un free-kick tomado Morgada con un shot bajo, que Seoane cabeceó al gol desde el suelo, pero fue interceptada por McClory. Tan notable fue la acción del jugador local, que bien merecía el gol.

En el segundo half-time las cosas empeoraron. Los nuestros, visiblemente fatigados por la duplicación de esfuerzos y la falta de trabazón colectiva, disminuyeron sus actividades. Esto fue bien aprovechado por los escoceses para imponer definitivamente su superioridad y conquistar un legítimo triunfo por 3 a 0. Los jugadores escoceses, siguiendo las costumbres de su país, cargan el cuerpo en sus intervenciones. Esa característica la disimularon los nuestros mientras ganaron, pero ante la derrota, respondieron de igual manera y hasta llegaron a utilizar puntapiés a los tobillos de sus adversarios, sin otro resultado que la de empobrecer su juego. En resumen, el match fue desagradable por muchos conceptos: por la lluvia, por la brusquedad del juego, por las malas intenciones, por el vituperable comportamiento del público, y porque se produjo una derrota amarga y significativa para los nuestros, en circunstancias en las que todos nos regocijábamos con los éxitos de Ámsterdam y cuando el menosprecio por el poderío del Motherwell era general.
Asociación Argentina 0-3 Motherwell (2 de junio de 1928). Instancia del partido.
Dar nombres de los jugadores no valdría la pena. Basta decir que, sin llegar en ningún momento a la altura de sus antecedentes, sobresalieron Omar, Alonso y Seoane. De los escoceses, todos se desempeñaron con el acierto habitual pero, indudablemente, el que merece un calificativo de admiración es McFayden, el half derecho en quien los escoceses han descubierto un centre-forward extraordinario. Este jugador anotó dos goles en magistral estilo, revelando velocidad, decisión, codicia, y un acierto insospechado para vencer al guardavalla rival.
Asociación Argentina 0-3 Motherwell (2 de junio de 1928). William McFayden, el goleador del partido.
Cuando los jugadores argentinos dieron las hurras al retirarse del field, el público les prodigó sin piedad una silbatina prolongada, como si ellos fuesen los culpables de no entenderse y no desempeñarse con su pericia habitual en un piso en el que apenas se podían mantener en pie. El Consejo de la Asociación Amateurs Argentina fue el responsable de elegir al equipo que debía agrupar a los mejores hombres de Capital y Provincia. Pero las cosas se tomaron con displicencia y a la chacota. Y no puede pensarse de otra manera cuando se vio la selección de jugadores. Se eligieron matemáticamente seis de Capital y cinco de Provincia, con el criterio de otorgar, dentro de lo que la aritmética permite, un número igual de plazas a cada representación de la entidad, sin preocuparse de si se dejaban en el tintero a jugadores muy superiores a los elegidos. El Consejo cometió un craso error al no designar al ala Sandoval-Arrillaga, que tan notable comportamiento había tenido en el team de Provincia. Esta injusticia se cometió a sabiendas, para no modificar el criterio que el Consejo se había autoimpuesto desde un principio, y que era que este match lo jugara el ala derecha de River Plate.

Pero no fue ese el mayor error de la Asociación. La falta más grave consistió en que el team de la Asociación, integrado por jugadores de nueve clubs distintos, fue enviado a la cancha sin haber realizado ni siquiera un solo match de entrenamiento, para que sus hombres pudieran adquirir un ligero entendimiento. Y así tuvieron que enfrentar a un team que, si por algo se caracteriza, es por el entendimiento con el que todos sus hombres efectúan sus jugadas. Es bien sabido que más vale un team de once jugadores discretos que se entiendan bien, que once jugadores de los mejores pero que no se conocen. El primero será un team, mientras que el segundo sólo serán once jugadores. Un team combinado que se lanza improvisadamente al field puede salir airoso por excepción, pero lo más fácil y seguro es que fracase. Y eso fue lo que le ocurrió al team de la Asociación.

Nuestro público es caprichoso como un niño mimado. Y como todo niño caprichoso, es injusto. La insospechada derrota del team de la Asociación exacerbó sus ánimos y, lejos de alentar a nuestros jugadores, sólo encontró espacio para manifestar su disgusto ante la inferioridad de fuerzas. El silbido y la injuria provocaron un desaliento que terminó por mellar el desempeño de nuestros jugadores. Las voces de ¡tongueros!, ¡que se vayan de la cancha! y ¡que los saquen!, fueron alternadas con fuertes silbatinas y otras expresiones injuriosas. Y los jugadores, que no llegaron a entenderse y maniobraron bajo la lluvia con suma dificultad en el fangoso campo de Boca Junios, terminaron por desalentarse y deprimirse, y así agrandaron aún más el juego de los escoceses, que en el terreno resbaladizo no jugaron mejor que en el seco, pero sí lo hicieron con la misma precisión.

Volver al Índice

viii. Partido #6 - Combinado Rioplatense
El sexto partido se jugó el domingo 3 de junio de 1928 en el estadio de River Plate (en el que ya se habían jugado los dos primeros partidos de la gira). En esta oportunidad el Motherwell enfrentó a un combinado de jugadores argentinos y uruguayos. Como dato curioso, cabe notar que también en 1923 el Third Lanark había enfrentado en esta misma cancha a un combinado rioplatense.

Esta fue la síntesis del partido:
Titular de diario El Litoral del 4 de junio de 1928.
Combinado Riopalatense 0-3 Motherwell (2 de junio de 1928). Síntesis del match #6.
La regularidad de acción del Motherwell, que es su mejor característica, también se hizo presente en el match del domingo, que desde el inicio del juego fue llevado con la mayor inteligencia por los escoceses.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). El equipo del Motherwell
Parados: Little, Craig, Thackeray, McClory, Johnman y Frame.
Hincados: Tennant, Keenan, Ferrier, Stevenson y McFayden.
Como se sospechaba, nuestras líneas nunca llegaron a entenderse. De ellas, la más pobre resultó la delantera, integrada por cuatro uruguayos de relativos méritos y un argentino. Parte de la culpa también la tuvieron los halves, que no apoyaron en debida forma. Pero si bien es fácil señalar los defectos, otra cosa es corregirlos cuando se está en el campo frente a un team disciplinado. Sin embargo, después del primer cuarto de hora de la primera etapa las acciones transcurrieron equilibradas, notándose la superior acción de los escoceses, pero por su juego de conjunto, y no en el individual donde los nuestros se mostraron superiores.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). El equipo rioplatense
Parados: Bartolucci, Omar, Botasso, Alonso, Silva y Recanatini
Hincados: Piriz, Duhagón, Terevinto, Ruffatti y Cruz.
No habiendo mucha diferencia entre una mejor acción individual y otra mejor de conjunto, debía imponerse la de conjunto. Y así aconteció cuando los profesionales tomaron una ventaja de dos goles. A los 10 minutos McFayden, con un certero cabezazo, anidó la pelota en la red. La violencia del tiro hizo que el guardavalla Botasso no pudiera hacer nada. A los 22 minutos McFayden combinó con Keenan y produjeron un scrimmage frente al área local. Omar y Alonso no pudieron despejar el peligro y Tennant, que estaba al acecho, remató la jugada con un violento tiro corto que, después de rebotar en Botasso, se introdujo en la red.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928. El segundo gol escocés.
Podía creerse que los nuestros la pasarían peor en la segunda etapa, pero resultó que llegaron a entenderse mejor, reanudaron la lucha con grandes bríos, y luego de varias acciones equilibradas se situaron en la ofensiva. Mientras se mantenían los rioplatenses en el ataque, a los 20 minutos un avance esporádico e incisivo de McFadyen proporcionó a los escoceses el tercer gol, notable por su precisión, pero injusto a juzgar por la forma en que se desenvolvía el juego.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). El tercer gol escocés.
Luego de seis partidos (con 3 derrotas y 3 victorias) resultaba ya innecesario calificar la potencialidad de Motherwell. Los profesionales escoceses acreditaban condiciones individuales y colectivas de alta técnica deportiva, pero no la que se suponía antes de su venida, que fue calificada como muy superior a la nuestra y digna de dejar provechosas enseñanzas. Esto no quiere decir que algo no nos hayan enseñado. De buenos jugadores y teams disciplinados siempre hay algo que aprender, y prueba de ello es que también los escoceses aprendieron algo en nuestro ambiente.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). Una instancia de juego.
Bien sentado esto, diremos que los profesionales británicos, luego de adaptarse a las condiciones de nuestros fields, favorecidos por un otoño extrañamente lluvioso que les hizo actuar en terreno blando y fangoso como ellos deseaban, y conociendo ya las modalidades de nuestros jugadores y el ambiente, se habían aplomado, habían adquirido mayor confianza que al principio y, dentro de sus planes técnicos, colectivos, y habilidad personal demostrada desde el primer momento, siguieron actuando sin revelar nada nuevo, pero jugando con mayor poder.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). Una instancia de juego.
Antes de su llegada, y como nuestros mejores jugadores se hallaban en Europa, fue pensamiento predominante en las esferas dirigentes que el Motherwell no venía a competir con los nuestros, sino a dejarnos enseñanzas. Compartimos esta teoría en la firme creencia que los visitantes eran muy superiores individual y colectivamente, y que dado nuestro carácter de amateurs (marrón, pero amateurs al fin), no debíamos tener el amor propio de hacer una competencia para ver quién le ganaba a quién, sino que debíamos aprovechar la visita para asimilar provechosas enseñanzas que nos enseñaran lo poco que aún teníamos por aprender.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). Una instancia de juego.
Pero resultó que nuestros primeros once muchachos que enfrentaron a los profesionales se prepararon con todo entusiasmo, en el deseo de impedir que el score de los escoceses acusase cifras fantásticas, y se dispusieron a la lucha sin ceder energías ante los posibles contrastes. Y ocurrió lo imprevisto. Ese team discreto de Capital venció en buena lid al team de profesionales, demostrando que su mayor velocidad y hábil acción individual daban cuenta de la disciplinada acción de conjunto de los escoceses. Y tras esa primera victoria, que pudo interpretarse como casual y sorpresiva, vino la segunda de Provincia, que confirmó mucho más los méritos de nuestro fútbol. Luego, en la revancha con Capital, este team volvió a batir a los escoceses por 2 goles a 1. Finalizada esta serie de tres matches en la que los nuestros vencieron en todas las ocasiones, comprendimos que  esto no ocurrió porque los discípulos se transformaron en maestros, sino porque la técnica de los británicos era muy buena, pero la nuestra no le iba en zaga, y lo que perdía en disciplina lo ganaba en belleza.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). Una instancia de juego.
Cuando comprobamos que los escoceses no eran unos "patos" como injustamente se los calificó, sino que los nuestros eran tan buenos o mejores que ellos, nuestro criterio debió modificarse fundamentalmente respecto al verdadero valor de nuestro fútbol. No pudiendo aprender sino muy poco o nada de los profesionales, ¿qué nos quedaba por hacer en los restantes matches frente a Motherwell? Seguir demostrando que nuestro fútbol era tan bueno o superior al de ellos, y mantener el record de victorias. Ya no se trataba de considerar a los escoceses como maestros, sino como rivales, con cuyo cotejo daríamos al mundo la pauta del enorme valor de nuestro fútbol.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). Una instancia de juego.
Pero como vimos, esta modificación de criterio, tanto más necesaria en momentos en que una representación argentina disputaba victoriosamente los escalones de la victoria olímpica, no se produjo, ni en las esferas directivas del fútbol, ni entre los propios jugadores encargados de defender nuestro record.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). Una instancia de juego.
Después de las sucesivas derrotas frente a combinados parciales de Capital y Provincia, los escoceses buscaron en la extrañeza del ambiente y en otras mil excusas la causa de sus derrotas. Y se les ha de creer, porque no habría podido ser menos que por esas razones que perdieron frente a combinados parciales, cuando luego batieron en forma rotunda al team que representaba a toda la Asociación Amateurs Argentina de Football y a un seleccionado del fútbol argentino y uruguayo, vale decir a una representación completa del fútbol rioplatense que está provocando la admiración de toda Europa en el campeonato olímpico.
Combinado Rioplatense 0-3 Motherwell (3 de junio de 1928). Una instancia de juego.
¿Y acaso no dirán la verdad? No tomarán como excusas de malos perdedores que digamos que uno y otro team eran una parodia de nuestro real poderío futbolístico. ¿No se tachará de querer quitar mérito al team escocés si decimos que nos dio lástima ver la impotencia de los esfuerzos de los jugadores argentinos y rioplatenses para lograr entenderse siquiera la mitad de lo que acostumbran a entenderse los teams de segunda y tercera división?

Volver al Índice

ix. Partido #7 - Combinado del Interior
El séptimo partido de la gira se jugó el martes 5 de junio de 1928 en el estadio del Racing Club en Avellaneda. El estadio recién sería ampliado un año más tarde, pero ya contaba con la tribuna techada de madera más amplia de cuantas se recuerden en el fútbol argentino.
Estadio del Racing Club (circa 1922).
Estadio del Racing Club (circa 1922).
Luego de tres victorias consecutivas, el prestigio del equipo escocés había recobrado plena vigencia entre los espectadores argentinos. En esta oportunidad los escoceses enfrentaron a un conjunto integrado por jugadores que se desempeñaban en la Ligas del Interior de la República Argentina. En 1923, el Third Lanark también enfrentó a un combinado del interior del país, lo que ratifica que el programa de partidos del Motherwell fue diseñado a imagen y semejanza del que habían jugado sus compatriotas 5 años antes.

Esta fue la síntesis del partido:
Titular del diario La Prensa del 6 de junio de 1928.
Combinado del Interior 1-4 Motherwell (5 de junio de 1928). Síntesis del match #7
El tiempo tampoco acompañó en esta jornada, situación que afectó la concurrencia de aficionados y volvió a colaborar con el equipo visitante, pues el partido se desarrolló en un campo pesado que lo favorecía.
Combinado del Interior 1-4 Motherwell (5 de junio de 1928). Ambos equipos posan juntos.
Los escoceses lograron una victoria tan amplia como esperada, producto de su mejor juego de conjunto, que contrastó con las buenas individuales de los provincianos, pero que no pudieron contrarrestar la mayor eficacia del conjunto extranjero.
Combinado del Interior 1-4 Motherwell (5 de junio de 1928). Una instancia del partido.
Los visitantes marcaron la diferencia en el primer tiempo, mediante dos goles de McFayden, quien ratificó las excelentes condiciones que demostró desde que comenzó a liderar en el centro de la línea delantera.
Combinado del Interior 1-4 Motherwell (5 de junio de 1928). Una instancia del partido.
En el segundo período el juego se desarrolló de manera equilibrada, hasta que en los minutos finales Ferrier marcó dos nuevos tantos para los escoceses, al aprovechar el agotamiento de los defensores del combinado del Interior.
Combinado del Interior 1-4 Motherwell (5 de junio de 1928). Una instancia del partido.
El partido finalizó con el descuento de los provincianos. La actuación del combinado local fue de todas maneras meritoria, sobremanera si toman en consideración la falta de un entendimiento general entre sus integrantes y las pésimas condiciones del terreno de juego.
Combinado del Interior 1-4 Motherwell (5 de junio de 1928). Una instancia del partido.
Queda el recuerdo del gol local marcado sobre la finalización del encuentro por un joven Bernabé Ferreyra (el mítico “Mortero de Rufino”), quien en 1931 descollaría en Tigre y en 1932 pasaría a River Plate, en la que en ese momento fue la transferencia más acaudalada del futbol mundial.

Volver al Índice

x. Partido #8 - Liga Rosarina
El octavo partido de la gira fue la revancha con la Liga Rosarina. El partido se jugó el jueves 7 de junio de 1928 en el estadio del club Newell’s Old Boys, en el Parque Independencia de la ciudad de Rosario (distante 300 km. al norte de la ciudad de Buenos AIres). Cabe destacar que el estadio aún era de hierro y madera, pues la bella tribuna techada de cemento armado (similar a la de Independiente) recién se construyó al año siguiente (1929).
Estadio de Newell's Old Boys (circa 1926).
Estadio de Newell's Old Boys (circa 1926).
El interés despertado por este partido quedó reflejado en la enorme concurrencia que asistió al estadio, estimada en más de 15.000 espectadores que ocuparon totalmente las instalaciones. El tiempo se presentó lluvioso —una característica que acompañó la notable remontada de las performances de los escoceses— situación que aunada a las falencias de la organización, contribuyeron a que el partido se desarrollara en un ambiente de marcada incomodidad. Un aeroplano sobrevoló antes del partido el campo de juego, y provocó la repetida invasión del mismo por parte de los espectadores a quienes les arrojó obsequios en tres oportunidades.

Esta fue la síntesis del partido:
Titular del diario La Prensa del 8 de junio de 1928.
Liga Rosarina 2-3 Motherwell (7 de junio de 1928). Síntesis del match #8
El partido se desarrolló dentro de los cánones previstos. El mayor orden colectivo de los visitantes predominó sobre los esfuerzos individuales del combinado local, que en ningún momento dio la impresión de poder equilibrar la lucha, aunque el score lo favoreció por breves instantes.

Los escoceses abrieron el tanteador en el primer tiempo por intermedio de Stevenson, quien junto con Ferrier constituyeron una magnífica ala izquierda como pocas veces se había visto jugar en Rosario. A los 15 minutos del segundo tiempo se produjo una circunstancia inesperada, si se toma en cuenta el desarrollo que había tenido el juego hasta ese momento: el conjunto local convirtió dos goles por intermedio de Bussolini y Morosano en tan sólo dos minutos. Pero la reacción de los visitantes no se hizo esperar, e instantes más tarde Stevenson marcó el gol de empate transitorio. Cuando promediaba la segunda etapa, Ferrier eludió a Chabrolín y cedió un centro a McMurtrie, cuyo remate bajo y potente decretó la última caída de la valla rosarina. El partido terminó con el ligero predominio de los escoceses, que lograron controlar los infructuosos intentos del equipo local por empatar el match.
Liga Rosarina 2-3 Motherwell (7 de junio de 1928). El equipo del Motherwell.
Parados: Little, Thackeray, McClory, Craig, Johnman y Frame.
Hincados: McMurtrie, Keenan, Ferrier, Stevenson y McFayden.
El desarrollo del partido no defraudó las expectativas de los espectadores que esperaban ver actuar a un buen cuadro europeo, pero en momento alguno satisfizo a quienes creían que el equipo local podía ser un digno adversario. No lo fue en ningún momento, a pesar del score final que podría indicar cierto equilibrio, pero que en realidad nunca existió.

Volver al Índice

xi. Partido #9 - Boca Juniors
Luego de una gran seguidilla de cinco victorias consecutivas, el Motherwell regresó al estadio de Boca Juniors para enfrentar al dueño de casa. Claro está que, por ser este el quinto partido que jugaban los escoceses en tan solo ocho días corridos, el cansancio acumulado seguramente podía hacer mella en su desempeño.

Esta fue la síntesis del partido:
Titular del diario La Prensa del 10 de junio de 1928.
Boca juniors 0-2 Motherwell (9 de junio de 1928). Síntesis del match #9
En la primera parte del encuentro el juego ofreció alternativas de sumo interés, alternándose los equipos en la ofensiva, pero sin que se acentuara el dominio de alguna de la partes. En los primeros momentos la ofensiva correspondió a los locales, que se pusieron en ventaja a los 12 minutos por intermedio de Penella. Luego de este tempranero gol local, los escoceses atacaron con mayor frecuencia. Sin embargo, en los últimos 10 minutos del primer período los locales consiguieron armonizar los esfuerzos de su línea delantera. Localizaron el juego en el campo rival, y realizaron una serie de peligrosas tentativas que entusiasmaron a la concurrencia y le valieron un nuevo tanto, convertido por Kuko a los 40 minutos al aprovechar una indecisión de la defensa escocesa.

Al reanudarse la lucha, nada hacia presagiar que el partido estaba definido, a pesar de la considerable ventaja que había obtenido el conjunto local en la primera etapa. Los escoceses presionaron continuamente durante la segunda mitad, pero su dominio fue inofensivo, y sus intentos fueron prontamente rechazados por la buena tarea de la defensa de Boca Juniors.
Boca Juniors 2-0 Motherwell (9 de junio de 1928). Una instancia del partido. 
El resumen, el encuentro mostró jugadas de interés, alguna llenas de emoción y otras que conspiraron contra el lucimiento del partido por falta de precisión. Con todo, el match agradó a la concurrencia, sobretodo porque se trató del triunfo de un equipo de primera división, el único que enfrentó a los escoceses, y que no contó con la presencia de cuatro de sus mejores hombres, pues Bidoglio, Medici, Tarasconi y Cherro se encontraban en Ámsterdam con la selección argentina.

Como nota de color cabe recordar que, al término de este match, en un restaurante de La Boca se ejecutó por primera vez en público el himno del club, con música de Ítalo Goyeneche y letra de Jesús Fernández Blanco. Esta composición fue una iniciativa de Victoriano "Toto" Caffarena, el simpatizante que acompañó al Club Boca Juniors durante su memorable gira por Europa en 1925.

Este partido puso punto final a las presentaciones del Motherwell en la Argentina, y esa misma noche embarcó rumbo a Montevideo en donde tenía previsto jugar dos partidos con Peñarol.

Volver al Índice

xii. Partido #10 - Peñarol
El Motherwell llegó a Montevideo durante la mañana del domingo 10 de junio de 1928, procedente de la ciudad de Buenos Aires. Ese mismo día jugó por la tarde en el Gran Parque Central de Montevideo con Peñarol. Este histórico estadio (en el que se juega desde 1900) era usado por el otro grande uruguayo, el Club Nacional de Football.
Gran Parque Central (circa 1923).
Gran Parque Central (circa 1928).
Los integrantes de la selección uruguaya también se encontraban en Holanda disputando los juegos olímpicos, por lo que en su excursión a la Banda Oriental el Motherwell no se enfrentó con los máximos exponentes del fútbol local. Cabe destacar que en esta misma jornada se disputó en Ámsterdam la final por la medalla de oro entre los representativos de Uruguay (que era el campeón olímpico vigente) y la Argentina. El partido terminó empatado en 1 gol y forzó una nueva final que se jugó tres días más tarde. Es lógico suponer el entusiasmo y ansiedad que seguramente predominarían entre los concurrentes a este partido, pues ya conocían el desenlace de la primera final olímpica. Cuando los equipos salieron al campo de juego fueron recibidos por una clamorosa ovación proveniente desde los cuatro costados del campo de juego.
Peñarol 0-1 Motherwell (10 de junio de 1928). Entrega de un gallardete a Ferrier, capitán de los visitantes.
Esta fue la síntesis del partido:
Titular del diario La Prensa del 11 de junio de 1928. 
Peñarol 0-1 Motherwell (10 de junio de 1928). Síntesis del match #10
Los primeros minutos de juego se desarrollaron en forma equilibrada, sucediéndose rápidamente los avances hacia una y otra valla. Sin embargo, y a pesar de que fueron varias las ocasiones que se presentaron para que ambos equipos anotaran, el primer tiempo concluyó sin que se abriera el score.
Peñarol 0-1 Motherwell (10 de junio de 1928). El equipo de Peñarol.
Vueltos los equipos al campo de juego, se observó que los escoces habían efectuado el cambio de sus camisetas, por cuanto las que habían utilizado en el primer tiempo (ámbar y claret a bastones verticales), ofrecían gran similitud con las de los locales (amarillas y negras a bastones verticales), y se prestaba a frecuentes confusiones entre los jugadores.
Peñarol 0-1 Motherwell (10 de junio de 1928). El equipo del Motherwell.
Parados: Little, Thackeray, Craig, McClory, Johnman y Frame.
Hincados: Tennant, McMurtrie, Ferrier, Stevenson y McFayden.
El partido prosiguió en el segundo tiempo con las mismas características que en la etapa inicial, sucediéndose por espacio de varios minutos los avances hacia ambas vallas pero sin que se advirtieran jugadas de gran relevancia. A los 10 minutos del segundo tiempo Ferrier emprendió una veloz carrera por el costado izquierdo del campo y envió un centro que recogió Tennant muy cerca del arco, éste enfiló un violento tiro esquinado que dejó sin defensa al arquero de Peñarol y así marcó el primer y único tanto de la tarde. El partido siguió mayormente equilibrado hasta su terminación.

Volver al Índice

xiii. Partido #11 - Peñarol
El jueves 14 de junio de 1928 Motherwell le dio la revancha a Peñarol. El partido se jugó en la casa del conjunto carbonero, el estadio de Estación Pocitos.
Estadio de Estación Pocitos (circa 1925).
Cabe notar que en 1928 Montevideo aún no había sido designada sede del primer Campeonato Mundial de Fútbol, que se disputó dos años después en la capital uruguaya. Los estadios de Pocitos y el Gran Parque Central eran los más importantes de la ciudad antes de la construcción del Estadio Centenario. De hecho, en estas dos canchas se jugaron de manera simultánea el 13 de julio de 1930 los primeros partidos de un campeonato mundial de fútbol de la FIFA (Francia 4-1 México en Pocitos y Estados Unidos 3-0 Bélgica en el Gran Parque Central).

El día anterior al partido del Motherwell (miércoles 13 de junio de 1928), la selección uruguaya había revalidado su título olímpico al derrotar 2 a 1 a la selección argentina en el partido de desempate por la medalla de oro. Probablemente, este partido entre Peñarol y Motherwell haya sido parte de las celebraciones que conmocionaron a la capital uruguaya. Lo cerrado que había resultado el primer partido, más los juicios de la prensa local que le asignaban favorables perspectivas al conjunto local, favorecieron la reacción del publico que asistió en apreciable número.

Esta fue la síntesis del partido:
Titular del diario La Prensa del 15 de junio de 1928.
Peñarol 2-1 Motherwell (14 de junio de 1928). Síntesis del match #11
Peñarol 2-1 Motherwell (14 de junio de 1928). Los 4 internacionales del Motherwell.
Los jugadores de Peñarol se presentaron a la lucha luciendo los colores del club River Plate de Buenos Aires (camiseta blanca con banda diagonal roja), para evitar las confusiones advertidas en el partido anterior.

Los locales, ocasionalmente albirojos, tomaron el dominio del encuentro en los primeros instantes del partido en virtud del acendrando entusiasmo del que hicieron gala. Peñarol mantuvo el control de las acciones merced a la rapidez con que se desenvolvía en el campo y la insistencia con la que asediaba el arco escocés. A los 12 minutos un buen ataque local por el flanco derecho finalizó con un pase a Suffiotti, quien desconcertó a los zagueros visitantes y con un tiro corto y esquinado venció completamente a McClory. Los escoceses reaccionaron, pero sin alcanzar el empate. A los 35 minutos el juez sancionó un penal ante una mano casual de zaguero escocés Johnman. El fallo se mantuvo pesar de las airadas protestas, pero Suárez desvió la ejecución deliberadamente. En el segundo tiempo el juego mostró las mismas características de la primera mitad, aunque los escoceses redoblaron sus esfuerzos en búsqueda de la igualdad. Cuando promediaba el segundo tiempo Suffiotti, en una escapada, dobló la ventaja. Sobre el final del match Stevenson acortó cifras, pero el partido terminó con el triunfo de Peñarol ante las aclamaciones del numeroso público presente en el estadio.

Después del partido con Peñarol, el Motherwell continuó inmediatamente viaje a Brasil en el vapor Darro de la RMSP.
El vapor Darro desplazaba 11.484 toneladas Fue botado en 1912 y se mantuvo en servicio hasta 1933.

Volver al Índice

xiv. Partido #12 - Combinado Carioca
El Motherwell arribó a Río de Janeiro el martes 19 de junio. Tenía previsto jugar dos partidos organizados por el Club Botafogo frente a equipos combinados. Los medios periodísticos locales destacaron los buenos resultados alcanzados por los equipos rioplatenses frente al Motherwell, y el reciente suceso de Uruguay y Argentina en los juegos olímpicos. En términos generales, se planteó que estos partidos serían una prueba que permitiría constatar si el fútbol brasilero se encontraba a la altura del de sus vecinos.

El jueves 21 de junio el Motherwell enfrentó en el Estadio das Laranjeiras del Fluminense Footbal Club a un combinado de jugadores que se desempeñaban en la liga carioca.
Anuncio del primer partido del Motherwell en Río de Janeiro (21 de junio de 1928).
El Estadio das Laranjeiras es una joya de la arquitectura deportiva brasileña (y mundial). Construido en cemento armado en 1919 para el tercer campeonato sudamericano de fútbol (que ganó Brasil), fue completamente remodelado 3 años más tarde cuando volvió a albergar el torneo sudamericano (que volvió a ganar Brasil).
Estadio das Laranjeiras del Fluminense Football Club.
Estadio das Laranjeiras del Fluminense Football Club.
Este partido fue el primero internacional que se disputó en horario nocturno bajo iluminación artificial en Brasil. El moderno sistema constaba de 4 torres de focos ubicadas en ambos laterales del estadio. El estadio del Fluminense presentó aquella noche un aspecto deslumbrante, completamente iluminado y repleto de una multitud entusiasta y deseosa de presenciar un gran encuentro internacional.
Cariocas 1-1 Motherwell (21 de junio de 1928). El estadio iluminado y los equipos..
Esta fue la síntesis del partido:
Titular del Correio da Manha del 22 de junio de 1928.
Combinado Carioca 1-1 Motherwell (21 de junio de 1928). Síntesis del match #12
El partido comenzó a las 22.15 horas. Desde el inicio se notó el ligero predominio de los escoceses, pero sin llegar a marcar una superioridad neta sobre el combinado local. El primer tiempo terminó sin goles. En la segunda etapa el juego mantuvo los mismos lineamientos de la primera. El Motherwell controló el balón y organizó varios ataques, pero fueron bien contenidos por los defensores brasileños. Los mejores ataques visitantes siempre los realizó su ala izquierda, integrada por Stevenson y Ferrier, que volvieron a demostrar un gran poder de combinación y un dominio absoluto del balón. A los 75’ Ferrier recibió un buen pase de Stevenson, y marcó el gol escocés con un tiro rasante y muy bien colocado junto al palo izquierdo.
Cariocas 1-1 Motherwell (21 de junio de 1928). El wing izquierdo Ferrier, autor del gol escocés.
Los cariocas reaccionaron inmediatamente, y cuando sólo faltaban 7 minutos para terminar el partido lograron empatar gracias a una formidable jugada de Oswaldinho, quien gambeteó a 5 adversarios y derrotó a McClory con un zurdazo alto y firme.
Cariocas 1-1 Motherwell (21 de junio de 1928). El insider Oswaldinho, autor de un verdadero golazo.
El partido terminó sin que se alterarse el marcador.

Volver al Índice

xv. Partido #13 - Scratch Brasileño
El último partido de la gira de Motherwell se disputó el domingo 24 de junio de 1928, otra vez en el Estadio das Laranjeiras. En esta oportunidad los escoceses enfrentaron a un equipo combinado que incluía jugadores de Rio de Janeiro y San Pablo, por lo que se lo denominó Scratch Brasileño.

El estadio das Laranjeiras presentó otra vez un aspecto deslumbrante. En la tribuna oficial se ubicaron las autoridades oficiales, los dirigentes de los clubes cariocas y paulistas, y las figuras más representativas de la alta sociedad local. En las plateas se reunió un público elegante, y en las generales se congregó una verdadera multitud, plena de alegría y entusiasmo, dispuesta a animar con gritos y aplausos no sólo a los jugadores locales, sino también a los visitantes.
Tribuna oficial de Estadio das Laranjeiras.
El juego comenzó a las 14.35 horas, pues menos de 3 horas más tarde estaba prevista la partida del vapor Arlanza, que condujo a los escoceses de regreso a Gran Bretaña. Durante la mañana la delegación dejó el Hotel Palace donde se hospedaba y envió todo su equipaje al barco mientras disputaba el partido con el scratch brasileño.
Anuncio del segundo partido del Motherwell en Río de Janeiro (24 de junio de 1928).
Esta fue la síntesis del partido:
Titular del 25 de junio de 1928.
Brasil 5-0 Motherwell (24 de junio de 1928). Síntesis del match #13
Brasil 5-0 Motherwell (24 de junio de 1928). El scratch local.
El partido siempre fue animado y tuvo fases verdaderamente brillantes. El seleccionado brasileño, que no había tenido entrenamientos previos, desarrolló un buen juego basado en sus individualidades, pero mejoró en la medida en que sus líneas comenzaron a combinar mejor. Los escoceses confirmaron sus cualidades y defectos. A su buena técnica colectiva le faltó ese grado de iniciativa individual indispensable para aprovechar las situaciones propicias.
Brasil 5-0 Motherwell (24 de junio de 1928). El equipo del Motherwell.
Parados: Little, Thackeray, Craig, McClory, Johnman y Frame.
Hincados: McMurtrie, Cameron, Ferrier, Stevenson y McFayden.
A los 10 minutos de juego Feitiço recibió un centro, y con un tiro a media altura conquistó el primer gol, que fue aclamado por una verdadera ovación por el público presente. Los escoceses intentaron equilibrar las acciones, pero sus avances fueron bien interceptados por las líneas locales. A los 25 minutos De Maria ejecutó un fuerte tiro que fue rechazado por McClory, pero el rebote lo tomó Feitiço, quien marcó el segundo gol del combinado local. Los escoceses acusaron el impacto y no se recuperaron. El primer tiempo terminó con ventaja brasileña de 2 a 0.
Brasil 5-0 Motherwell (24 de junio de 1928). Los primero dos goles locales.
El segundo tiempo marcó una amplia superioridad de los brasileños. A los 60 minutos Paschoal envió un buen tiro al arco, que fue completado por De María pero en posición adelantada. El juez convalidó el gol y, ante las airadas protestas de los escoceses, amenazó con retirarse del campo de juego. El propio capitán escocés colocó la pelota en el círculo central y así permitió que el juego se reanudase.
Brasil 5-0 Motherwell (24 de junio de 1928). El controvertido tercer gol local.
Sobre el final del match, y ya con la lucha decidida, Feitiço marcó dos nuevos goles para los locales, que pudieron haber ganado por cifras aun más abultadas. Al terminar el encuentro el público invadió el campo de juego y levantó en andas a los jugadores locales.

El resultado causó gran impacto en todos los círculos deportivos locales, que lo paragonaron con estos hitos históricos del fútbol brasileño:
- el triunfo sobre los Corinthians británicos en 1913;
- el triunfo sobre el Exeter City en agosto 1914;
- la obtención de la primera Copa Roca frente a la Argentina en Buenos Aires en septiembre de 1914;
- y los campeonatos sudamericanos ganados en 1919 y 1922.

En aquel equipo brasileño jugaron dos forwards que luego dejaron su sello en Argentina y Uruguay. Petronilho de Britto brilló en el San Lorenzo de Almagro campeón porteño de 1933, mientras que Feitiço (Luis Matozzo), quien le marcó 4 goles al Motherwell, fue campeón uruguayo con Peñarol en 1932 y 1935.
Brasil 5-0 Motherwell (24 de junio de 1928). Los cracks brasileños Petronhilo y Feitiço.
El abultado score puede llamar a engaño, pues hay que tener en cuenta que era el último partido de una larga y agotadora gira. Los visitantes dejaron el estadio apresuradamente y sin cambiarse, para abordar el vapor Arlanza de la RMSP que zarpó a las 17.20 horas con destino a la Gran Bretaña.
El vapor Arlanza desplazaba 15.044 toneladas. Fue botado en 1911 y prestó servicio en la 1ª guerra mundial. Fue completamente remodelado en 1920 y se lo volvió a usar en la 2ª guerra mundial. Dejó de navegar en 1947.
En el camino de regreso a casa, el vapor inglés Arlanza se cruzó con el vapor alemán Werra, que conducía al equipo español de Celta de Vigo, que en 1928 también realizó una gira por el Río del Plata. Este equipo era entrenado por el escocés W. H. Cowan (su nombre real era William Raeside), quien intercambió radiogramas con sus compatriotas en los que se comentó el alto grado de desarrollo alcanzado por el fútbol en Sudamérica. La gira del Celta recogió peores resultados que la del Motherwell. Jugó 6 partidos, de los que ganó 1 y perdió 5, con sólo 2 goles a favor y 20 en contra.

Volver al Índice

xvi. Conclusiones
La gira del Motherwell de 1928 permitió extrapolar el incuestionable crecimiento alcanzado por el fútbol sudamericano en el concierto mundial.

Es dable destacar que, a medida que se desarrolló la gira, fue necesario replantear los objetivos del intercambio, que originalmente se presuponía una demostración de los valores y aptitudes de los visitantes, y a la luz de la paridad de fuerzas demostrada se convirtió en una competencia para establecer una supremacía futbolística.

En casi todos los partidos se marcó un claro contrapunto entre la predisposición al juego colectivo adoptada por los escoceses, y la predilección por la acción individual que constituyó la base de los planteos de juego de los combinados locales.

Resulta interesante destacar que ambos lados (escoceses y sudamericanos), quizás extrajeron valiosas conclusiones de estos enfrentamientos, al buscar combinar lo mejor de los dos sistemas. Un acabado planteo colectivo debe ser siempre la base de todo plan de juego, pero son por lo general los aciertos individuales los que marcan la diferencia.

A pesar de la ausencia de las principales figuras locales de Argentina y Uruguay, la respuesta del publico fue inmensa. El Motherwell jugó casi todos sus partidos a cancha llena y visitó todos los estadios más importantes de la región.

La exitosa organización de una gira de esta envergadura constituyó un excelente antecedente para el fútbol sudamericano, y seguramente fue tomado en cuenta al año siguiente (1929) cuando la FIFA otorgó la organización de la primera Copa del Mundo a la Asociación Uruguaya de Football.

Durante la gira de 1928 el Motherwell jugó 13 partidos (en 5 ciudades de 3 países): ganó 6 encuentros, empató 1 y perdió los 6 restantes. Marcó 23 goles y le anotaron 22.
Campaña de la gira sudamericana del Motherwell en 1928.
Al término de la gira, el Consejo Directivo de la Asociación Amateurs Argentina de Football decidió obsequiar una medalla de oro a cada uno de los integrantes de la delegación del Motherwell que nos visitaron en 1928.
Medallas entregadas por la AAmAF a los mimebros de la delegación del Motherwell.
Años más tarde, la Asociación del Fútbol Argentino le obsequió al Motherwell un juego de camisetas idéntico al usado en 1928 (a bastones ámbar y claret). Claro que como desde septiembre de 1928 el Motherwell había adoptado la que hoy es su divisa tradicional (camiseta ámbar con franja horizontal claret), el regalo fue bien recibido pero empleado como camiseta alternativa.
Camiseta a bastones, usada en la gira de 1928, y con franja horizontal, divisa habitual del Motherwell.
Aquel equipo del Motherwell alcanzó su pico de rendimiento en la temporada 1931/32, en la que obtuvo el campeonato de la Liga Escocesa. Jugó 38 partidos, de los que ganó 30, empató 6, y sólo perdió en 2 ocasiones. Marcó 119 goles y le convirtieron 31. Su goleador con 52 dianas no fue otro que William McFayden, aquel half que hizo sus primeras apariciones como centro forward durante la gira sudamericana de 1928.
Motherwell, campeón de la Liga Escocesa en 1931/32.
John “Sailor” Hunter se mantuvo como manager del Motherwell hasta 1946 (durante 35 temporadas consecutivas). Fue reemplazado en el cargo por George Stevenson, aquel insider izquierdo que integraba la temible ala izquierda con Ferrier. Hunter se mantuvo como Secretario del club hasta 1959, cuando se retiró a la edad de 80 años.§

Volver al Índice

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Si tenés fotografías que te gustaría subir a este blog, mandalas por Twitter a: @ViejosEstadios o por e-mail a: viejosestadios@gmail.com