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La mayor hazaña aeronáutica argentina

Una somera descripción de la epopeya del cruce aéreo de Los Andes y sus estrechas repercusiones en el fútbol local.

¿Qué club de fútbol recuerda en su nombre a la que probablemente haya sido la mayor hazaña aeronáutica argentina? No contesten lo primero que les venga en mente pues, como es habitual, la respuesta no es inmediata.


El Club Atlético Los Andes —establecido el 1º de enero de 1917— tomó su nombre de la Cordillera para recordar la primera travesía aérea, completada por los aeronautas argentinos Eduardo Bradley y Ángel Zuloaga en el globo “Eduardo Newbery” el 24 de junio de 1916.


Desde que en 1817 San Martín cruzó Los Andes para consolidar el proceso de independencia sudamericana, esta hazaña ha integrado el ideario fundamental de todo aventurero a ambos lados de la cordillera.


A principios del siglo XX, el fútbol y la aeronáutica compartieron un período de desarrollo y difusión. Los vínculos entre una y otra actividad fueron frecuentes, y eran moneda corriente los partidos de fútbol para suscribir fondos destinados a financiar algún nuevo hito aéreo.


El 25 de diciembre de 1907 el globo Pampero —piloteado por Aarón de Anchorena y Jorge Newbery— realizó el primer vuelo deportivo en el país. Partió del campo de la Sociedad Sportiva Argentina en Palermo y cruzó el Río de la Plata hasta aterrizar en una estancia cerca de Colonia.



El 27 de diciembre de 1909 Jorge Newbery completó en su globo Huracán una travesía entre Belgrano y Bagé (Brasil) que atravesó 3 Repúblicas. Los fundadores del club Huracán solicitaron y obtuvieron el beneplácito del aeronauta para adoptar su globo como insignia de la institución


El 6 de febrero de 1910 el piloto francés Henry Bregi realizó el primer vuelo en avión en el país. La demostración se hizo en el hipódromo de Longchamps, ubicado en el sur del Gran Buenos Aires.


El 5 de abril de 1910 se inauguró el ferrocarril trasandino, cuya obra de ingeniería cumbre fue el túnel de 3 km. a más de 4.000 metros de altura entre Las Cuevas y Caracoles. Esta proeza de la ingeniería argentino-chilena ya no está operativa (el último cruce fue en 1984).





En 1912 y 1913 el club Huracán ganó 2 ascensos consecutivos en la Asociación Argentina de Fútbol. Los orgullosos jugadores enviaron este mensaje a Jorge Newbery: “Huracán conquistó sin interrupción tres categorías y ascendió a primera división, como el globo que cruzó 3 Repúblicas”.


En 1914 Newbery se propuso cruzar Los Andes en avión a través de las altas cumbres. El 10 de febrero igualó el récord mundial de altura: 6.275 m. Un accidente fatal el 1º de marzo de 1914 en Mendoza tronchó esta epopeya, apenas 4 semanas antes del debut del club Huracán en 1ª división.


En febrero de 1914 el norteamericano Johnson Martin completó un raid entre Buenos Aires y Valparaíso a bordo de un Buick. Fue el primer cruce de Los Andes en automóvil sin asistencia del ferrocarril.

El 24 de junio de 1916 los aeronautas Eduardo Bradley (oriundo de La Plata) y Ángel Zuloaga (mendocino) fueron los primeros en volar sobre la cordillera de Los Andes en globo. Fue una auténtica hazaña aeronáutica que alcanzó gran repercusión en todo el mundo.

La travesía fue desde Chile hacia la Argentina. Bradley y Zuloaga partieron desde Santiago a las 8.30 horas de la mañana e inicialmente los vientos bajos los dirigieron hacia la costa del Océano Pacífico.

Pero el globo “Eduardo Newbery” fue ganando altura rápidamente, hasta encontrar un viento favorable que le permitió franquear la Cordillera de Los Andes a 8.100 metros de altura.

Las exigencias fueron extremas. Soportaron temperaturas de 32º bajo cero y se vieron obligados a desechar todo su equipaje para sobrevolar las altas cumbres. Aterrizaron al mediodía en el valle de Uspallata, cerca de la estación del ferrocarril, luego de 3,5 horas de travesía.


Este hito originó al establecimiento del Club Atlético Los Andes en Lomas de Zamora el 1º de enero de 1917. Los fundadores desarrollaban su actividad con anterioridad, pero la euforia generada por el cruce aéreo de la Cordillera les brindó el nombre para formalizar el nuevo club.


En 1940 Los Andes inauguró su actual estadio en Lomas de Zamora. La construcción fue novedosa pues se empleó cemento armado, material que ya comenzaba a desplazar a las tribunas de tablones (ese mismo año se inauguraron los estadios de Banfield y Boca Juniors).


El de Los Andes fue uno de los pocos estadios del área metropolitana que tuvo un velódromo alrededor del campo de juego. Curiosamente, la vieja cancha de madera de Huracán (el otro club con nombre aeronáutico) también supo tener uno.


En los años ’50 Los Andes amplió su tribuna original y comenzó a dar forma a un estadio de grandes dimensiones.



Para quienes recorrimos estadios del ascenso porteño, el de Los Andes siempre se destacó por su amplitud. En 1961 —con el primer ascenso a 1ª división– se completó la enorme popular visitante, aquella que la mística futbolera indicaba que ninguna hinchada era capaz de colmar.


El primer cruce de la cordillera de Los Andes en avión lo realizó el teniente Luis Candelaria, el 13 de abril de 1918 por la zona de Zapala (Neuquén). Fue un hito significativo para la aviación nacional y alcanzó una muy importante repercusión.


Candelaria sufrió un grave accidente durante la búsqueda del avión de Benjamín Matienzo (fallecido en 1919 en el intento de cruce de Los Andes por Mendoza junto a Parodi y Zanni). Se organizaron eventos benéficos para asistirlo, pero Candelaria donó los fondos recaudados.


El 16 de marzo de 1920 los capitanes Parodi y Zanni completaron el doble cruce de Los Andes por las altas cumbres mendocinas (el mismo viaje que había planeado Jorge Newbery 6 años antes).


La hazaña de Bradley y Zuloaga en 1916 convirtió a ambos en celebridades. Fueron objeto de agasajos, paragonados con los campeones deportivos de la época y hasta el tema de algún inocente chascarrillo.


Pero dicha celebridad no estuvo exenta de contratiempos. Bradley perdió su puesto de trabajo en la Aduana por haberse excedido en la licencia otorgada y Zuloaga vio demorada su carrera militar en el ejército.


Eduardo Bradley mantuvo su vinculo con la aeronáutica civil y se abocó a la aero-navegación comercial. Fue directivo de NYRBA (New York-Río-Buenos Aires), la línea aérea que en 1929 unió mediante hidroaviones las grandes capitales atlánticas del continente.

Ángel Zuloaga tuvo una destacada carrera en la aviación militar, donde alcanzó el grado de General de División del Ejército Argentino. Cumplió funciones en Francia y EE.UU. Cuando en 1945 se creó la Fuerza Aérea Argentina, se incorporó a la nueva arma con el grado de Brigadier.


En octubre de 1969 Neil Armstrong visitó Buenos Aires semanas después del viaje a la Luna. Solicitó conocer al Brigadier Zuloaga, quien lo recibió en su domicilio. Armstrong reconocía en Zuloaga a un auténtico pionero, fuente de inspiración de su propia pasión por la aeronáutica.


No conozco con certeza de qué cuadro de fútbol era hincha don Ángel Zuloaga, aunque es razonable suponer que seguro sentía simpatía por los Milrayitas, pero lo que esta cuenta sostiene con absoluta convicción es que Neil Armstrong, sin duda, era socio de Independiente.